DOMINGO 1 DE ENERO: SANTA MARÍA, MADRE DE DIOS: Y MADRE DE LA PAZ

Números 6,22-27; Gálatas 4,4-7; Lucas 2,16-21

HABLA LA PALABRA: La bendición definitiva de Dios

La liturgia de la Palabra nos ofrece tres verdades de nuestra fe que son fuente de esperanza, al comienzo de un nuevo año:

  • La primera, que Dios nos bendice (experiencia del Pueblo de Israel reflejada en el Libro de los Números y en el Salmo 66): nuestra vida no depende del azar, de la suerte; ni de los astros, ni de conjuras ni brujerías; ni tampoco de nosotros mismos o de nuestros semejantes, amigos o enemigos: nuestra vida depende de la Bendición de Dios, es decir, de que Dios dice bien de nosotros (no otra cosa significa bendecir), de que Dios nos ama, de que Dios nos protege.
  • La segunda que, como nos dice Pablo en su Carta a los Gálatas, porque somos “hijos de Dios”, no somos esclavos: ni de ningún poder, y ni siquiera de ninguna ley: somos hijos de Dios, y debemos vivir con la dignidad y con la libertad de los hijos de Dios.
  • La tercera, que la sabiduría, manifestada por los pastores, consiste en: buscar a Dios, encontrarlo, porque él ha venido a encontrarse con nosotros, y alabarle y darle gracias. El pastor es signo del hombre sabio: sin ataduras materiales, siempre en camino, cuidador de las criaturas puestas a su cargo, buscador de nuevos lugares…. El pastor de Belén, movido por la “santa curiosidad” de la verdad con mayúsculas, busca a Dios, encuentra a Dios, y humildemente se pone en manos de Dios.

HABLA EL CORAZÓN: Madre de la Nueva Humanidad que busca la paz

Hoy la Iglesia celebra la Maternidad Divina de María: María es madre de Dios: es una consecuencia absolutamente inaudita del Plan de Salvación de Dios: de la locura con la que Dios nos ama, del misterio de la Encarnación:

  • Cuando Dios Padre elije, movido por el Espíritu, mandarnos a su Hijo, la Palabra Eterna del Padre, entre nosotros y en carne mortal, elige también a una criatura humana, la más excelsa entre todas, para ser la madre del Dios hecho hombre, para ser la madre de Dios. Así ama Dios al hombre: el Eterno se hace temporal, el Creador, se hace hijo de una creatura suya.
  • Pero este Misterio significa también que si somos todos los hombres hermanos, por ser hijos de un mismo Padre Dios, también lo somos, en consecuencia, por tener todos una misma madre en el Cielo: la madre de Jesús es madre de la Nueva Humanidad por él redimida, es madre de la Iglesia y es madre de cada hombre.
  • Por eso hoy la Iglesia celebra la Jornada Mundial de la Paz. En el primer día del año. La Iglesia nos recuerda que lo primero que Dios Padre quiere de nosotros es que nos amemos, nos respetemos, nos cuidemos, nos protejamos unos a otros como hermanos, es decir, que entre nosotros reine la Paz. Y también nos recuerda que María, la Reina de la Paz, como toda madre, es siempre capaz de reconciliar a sus hijos, para que estos vivan en paz. Y como la Iglesia está llamada a prolongar la maternidad de María sobre los apóstoles y sobre toda la comunidad cristiana y toda la comunidad humana, debe buscar siempre la paz, y busca siempre la paz.

HABLA LA PALABRA: La ONU del Trastevere

Miles de personas e instituciones en la Iglesia trabajan incansablemente por la paz. Entre ellas, sobresale la Comunidad de San Egidio, que surgió en el famoso y convulso 1968, cuando un grupo de estudiantes adolescentes, copartícipes de ese momento de inconformismo, animado por Andre Riccardi, descubren que la auténtica revolución capaz de cambiar este mundo es la revolución evangélica del amor. Les dejan el Oratorio de San Egidio, en el Trastevere Romano, desde donde inician una acogida a los pobres y emigrantes ejemplar. Esa acogida les llevará a querer paliar el problema de la emigración africana, llevándoles a varios países sometidos a guerras locales, y se convierten en los mejores mediadores de paz en la esfera internacional, consiguiendo el cese de varias guerras como en Angola o en Mozambique. En las Naciones Unidas se siguen preguntando por su secreto, y en universidades de todo el mundo se hacen tesis sobre estas mediaciones de paz. Andrea Riccardi, laico fundador de la Comunidad, que es catedrático de historia y ha sido mismo ministro del gobierno italiano no entiende porque tanto estudio: “nuestro secreto está en actuar movidos por Cristo, que al nacer en Belén, trajo la paz a la tierra”.

Manuel María Bru Alonso. Delegado Episcopal de Catequesis de la Archidiócesis de Madrid.