Oracion_ninoTodos somos conscientes de la importancia que la oración tiene en la catequesis. Ahora bien, para que la oración pueda ser interiorizada por el niño, es preciso que el lenguaje esté adaptado y que responda a su psicología religiosa.

En esta página encontrarás oraciones para niños, principalmente de 7 a 10 años. Son oraciones que recogen diversos modos de acercarnos a Dios y de responder a su amor: acción de gracias, alabanza, perdón, intercesión, por medio de la Virgen María y de los santos…

La fin que persiguen es que los niños aprendan a dirigirse a Dios y a confiar en Él en las diversas circunstancias de la vida.

 

 

Somos tu Iglesia Santa

Te damos gracias, Padre Santo,

porque en el templo, la casa visible que construimos en tu honor,

reúnes y proteges sin cesar a la familia que peregrina hacia Ti,

tu iglesia santa, que somos todos nosotros.

Haz que un día, todos juntos, estemos en tu casa del cielo.

 

Gracias, Padre Dios

Dios, amigo nuestro:

Tú nos has dicho lo mucho que nos quieres.

¡Gracias, Padre Dios!

Tú nos enseñas el camino para vivir felices.

¡Gracias, Padre Dios!

Tú nos hablas por medio de las personas que nos quieren.

¡Gracias, Padre Dios!

Tú nos has hablado por medio de tu Hijo Jesús.

¡Gracias, Padre Dios!

Ayúdanos a escucharte siempre desde el fondo de nuestro corazón.

 

Enséñanos a cuidar de la Naturaleza

Gracias Señor, por darnos la oportunidad

de disfrutar de tantas cosas bellas como has hecho.

Te pedimos que sepamos cuidarlas y, sobre todo,

que los hombres cuidemos siempre los unos de los otros.

Y nos ayudemos como hermanos pues Tú eres nuestro Padre.

 

Gracias, Señor, por la creación

Señor, Padre nuestro.

Te doy gracias porque creaste la luz,

el cielo, el sol, la luna y las estrellas.

Gracias por haber hecho los mares y los ríos.

Gracias por las plantas y los árboles.

Gracias por los peces, por los pájaros y por todos los animales.

Gracias por habernos creado a los hombres semejantes a ti.

Gracias por darnos la oportunidad de disfrutar

de tantas cosas bellas como has hecho.

Te pedimos que sepamos cuidarlas.

Y, sobre todo, te pedimos que los hombres cuidemos siempre los unos de los otros

y nos ayudemos como hermanos, pues tú eres el Padre de todos.

 

Danos fuerzas para hacer el bien

Padre Dios, tú eres siempre bueno con nosotros.

Nos has dado la vida, el alimento, el vestido, la casa y otras muchas cosas.

También nos indicas el camino del bien

y nos adviertes de todo aquello que nos puede hacer daño.

Sin embargo, nosotros, muchas veces, estamos tentados de ser desobedientes,

cabezotas, egoístas, mentirosos y peleones.

Pensamos que así vamos a ser más felices, pero nos equivocamos.

Luego estamos tristes y enfadados con nuestros papás,

con nuestros amigos y compañeros, y con nosotros mismos.

Te queremos pedir que nos ayudes a no dejarnos engañar por el mal.

Danos fuerzas para hacer siempre el bien, como lo hizo Jesús, tu Hijo. Amén.

 

Tú, Señor, estás atento a todo lo que nos sucede

Gracias por todas las cosas que nos has dado

Gracias porque te has fiado de nosotros

y nos has hecho responsables de la creación.

Gracias porque, además, te preocupas de cada una de las personas

y estás atento a todo lo que nos sucede.

Y quieres que no nos falte nada de lo necesario

y, si nos falta, nos pides que estemos dispuestos a ayudarnos

unos a otros en cualquier ocasión.

Gracias, Señor, porque, al igual que nuestros padres y profesores

y todas las personas mayores que nos quieren,

nos exiges que nos esforcemos y nos responsabilicemos

de las tareas que debemos realizar.

Señor, tú cuidas de nosotros más que una madre cuida de su hijo.

Cuando jugamos y trabajamos, cuando dormimos y nos levantamos,

tú estás a nuestro lado.

Nunca nos abandonas. ¡Gracias!

Y perdona que a veces nos pongamos cabezotas y no sepamos reconocerlo.

 

Señor, Tú nos perdonas porque nos quieres

Gracias, Padre, porque nos has perdonado

todas las veces que nos hemos portado mal contigo,

con nuestros padres, con nuestra familia,

con nuestros amigos y con otras personas.

Gracias también por las personas

que nos han demostrado su cariño perdonándonos.

Danos, Señor, un corazón grande y bueno como el tuyo,

para que sepamos también perdonar a los demás, cuando nos hacen mal.

Padre, que seamos sencillos y humildes cuando nos equivocamos

y necesitamos pedir perdón.

 

Sentimos tu presencia y las pruebas de tu amor

Dios, Padre bueno, de muchos modos

sentimos tu presencia y las pruebas de tu amor:

Nos has dado una familia que nos quiere,

alimentos que nos ayudan a crecer y a estar sanos,

personas que nos educan y nos enseñan un montón de cosas,

amigos con los que pasamos buenos momentos.

Haz que nunca nos apartemos de ti, Señor.

 

Como Abrahán

Dios y Padre nuestro:

Te damos gracias porque elegiste a Abrahán

para formar por medio de él un pueblo que te conociera y te amara.

Te damos igualmente las gracias porque has bendecido a Abrahán

y, por medio de él, has bendecido también a todos los pueblos

y naciones de la tierra, pues a todos los amas por igual.

Te damos gracias por las personas que, como Abrahán,

ahora nos dan también un ejemplo de fe y de confianza en Ti.

Te pedimos que aprendamos a imitar a Abrahán

y que confiemos en Ti, Padre bueno

que cuidas de todos nosotros, especialmente de los que sufren y lo pasan mal.

Te pedimos asimismo que obedezcamos y cumplamos tu voluntad

como Abrahán lo hizo: sin protestar ni discutir.

Y, por último, también te pedimos que camines a nuestro lado,

como caminaste con Abrahán, dándonos aliento, valor y fuerza,

sobre todo en los momentos difíciles del camino.

Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Dichosos nosotros que conocemos tus mandatos

Señor, Tú eres un Dios bueno y justo, que nos tratas con mucho amor

y nos muestras, de muchos modos, el cariño y la ternura que sientes por nosotros.

Como eres bueno, Señor, nos has querido mostrar el camino

que conduce a la felicidad y que nos da la vida.

¡Dichosos nosotros que conocemos tus mandamientos,

los que Tú nos has dado a conocer, pues son justos y buenos!

¡Ayúdanos a conseguirlo!

No dejes que nuestro corazón dude y desconfíe de tu amor,

pues, si no, nos apartaremos de tus caminos.

Gracias a tus mandamientos, Señor, podemos vivir alegres y en paz,

pues sin amarte a Ti y sin amar a nuestro prójimo es imposible que seamos felices

y no podremos hacer felices a los que nos rodean.

Haz que conozcamos bien tus mandamientos y los comprendamos cada día mejor,

para que no nos resulte difícil seguirlos y evitemos caer en la tentación.

Apártanos, Señor, de toda senda mala y haz que seamos fieles a la Alianza

que, por tu bondad, has querido hacer con nosotros.

Que al igual que tu Hijo, Jesús,

también nosotros encontremos nuestra felicidad y nuestra alegría

en cumplir tu voluntad y en obedecerte como él siempre lo hizo.

A ti que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

 

Queremos conocer a tu Hijo, Jesús

Señor Dios y Padre nuestro, hemos conocido que Tú eres quien lo ha creado todo:

el cielo y la tierra, el mar, las montañas,

los árboles, las plantas, los peces y todos los animales.

Ahora queremos conocer a tu Hijo, Jesús,

que nos has mandado desde el cielo,

para que podamos quererle como queremos a nuestros padres,

tíos y abuelos, que son nuestra familia.

En la catequesis, en el colegio y en casa oímos hablar muchas veces de Jesús,

de las muchas cosas buenas que hizo y de lo que nos enseñó.

Nosotros queremos conocerlas todas,

como nos gusta conocer la historia de nuestra familia.

Te pedimos, Señor, que escuchemos con atención

a los que nos cuentan la vida de Jesús, para que un día

también nosotros se las podamos contar a otros,

de manera que todos lleguemos a conocerle

y nos hagamos amigos de Jesús, que es nuestro Salvador.

 

Jesús, tú creciste y trabajaste…

Jesús, tú naciste, como hemos nacido todos nosotros,

de una madre, la Virgen María, cuyo esposo se llamaba José:

Te pedimos por nuestros padres, que,

al igual que María y José en el hogar de Nazaret, cuidan de nosotros;

ayúdanos a amarles y obedecerles como tú, Jesús, siempre lo hiciste.

Jesús, tú fuiste creciendo y aprendiendo muchas cosas

cuando vivías en Nazaret como uno más.

Te pedimos que también nosotros crezcamos con salud y que nos esforcemos

por aprender y saber muchas cosas, para poder ayudar a los demás,

como tú, Jesús, siempre hiciste.

Jesús, tú trabajaste con tus propias manos para ganarte el pan de cada día.

Te pedimos por todos los trabajadores

que con su trabajo consiguen hacer un mundo mejor;

y haz que también nosotros con nuestros pequeños trabajos,

ayudemos a hacer la vida más agradable y feliz

a todos los miembros de nuestra familia.

Jesús, que siendo el Hijo de Dios, te hiciste hombre

para ser semejante en todo a nosotros, menos en el pecado.

Te pedimos por nosotros, que somos hombres y que estamos inclinados al pecado,

para que vivamos verdaderamente como hijos de Dios

y hermanos los unos de los otros.

Queremos abrirte las puertas de nuestra familia

Señor, Jesús, tú has querido compartir con nosotros

las cosas más sencillas y ordinarias de la vida:

las alegrías y las penas, los triunfos y los fracasos,

los gozos y también las angustias.

Queremos abrirte las puertas de nuestra familia

para que vivas siempre entre nosotros

y nos hagas cada día más semejantes a ti,

pues tú primero quisiste asemejarte a nosotros.

Te damos gracias, Señor Jesús, por tantas cosas buenas

que has querido vivir a nuestro lado: el estar juntos,

el amor que en la familia sentimos los unos por los otros,

por lo que nuestro(a) hijo(a) está aprendiendo y conociendo en la catequesis.

Te pedimos también, Señor Jesús,

sentirte cerca en nuestras angustias y problemas.

Camina, Jesús, a nuestro lado

en cada acontecimiento y circunstancia de nuestra vida

y concédenos que un día estemos para siempre contigo

en el Reino del Padre celestial.

A ti que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ayúdanos a hacer como el Buen Samaritano

Jesús, tú que pasaste por el mundo haciendo el bien a todos,

especialmente a los pobres, a los enfermos, a los tristes,

a los que pasan hambre y sed, y a los pecadores;

ayúdanos, para que también nosotros hagamos como hizo el Buen Samaritano.

Haz que en verdad nos amemos unos a otros como tú nos has amado,

y que un día podamos gozar de tu amor en la vida eterna,

tal y como nos has prometido, si perseveramos en el amor.

Te lo pedimos a ti, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

 

Oración a Jesús ante la cruz

Jesús, te vemos sobre la cruz, con la cabeza inclinada.

Has querido dar la vida por nosotros,

has querido decirnos que tu amor es para siempre;

y que perdonas siempre nuestras faltas.

¡Gracias, Jesús!

Sabemos que tú ahora estás vivo y resucitado.

Te pedimos que nos hagas vivir siempre contigo. Amén.

 

Gracias por tu amor

Señor Jesús, como el Buen Samaritano, has querido sacrificarte por nosotros,

que estábamos caídos al borde del camino y a punto de morir.

Para salvarnos, te has puesto en nuestro lugar y has dado tu vida por nosotros.

Así hemos comprendido lo mucho que nos amas, Jesús.

Te queremos dar las gracias por tu amor y por todas las personas

que, por amor, se sacrifican por nosotros.

Te pedimos que también por nuestra parte

aprendamos a amar como tú nos has amado.

Ayúdanos a estar dispuestos, como Tú, a dar la vida por todos por amor.

Por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.

 

Gracias por no habernos dejado solos

Señor Jesús, antes de subir al cielo, nos prometiste volver y llevarnos contigo.

Nos prometiste también enviarnos el Espíritu Santo para que, con su ayuda,

podamos ser tus testigos en el mundo,

anunciando el evangelio a todos los hombres.

Gracias por haber querido compartir con nosotros tu casa y tu reino.

Gracias por no habernos dejados solos,

sino que nos has dado tu Espíritu, el Espíritu Santo.

Gracias porque intercedes por nosotros ante el Padre celestial.

Te pedimos, con la Virgen María y con todos los santos, que vuelvas pronto

a cumplir tus promesas. Haz que no nos cansemos de esperar tu regreso.

Haz que obedezcamos siempre tus mandatos y que, cuando vuelvas,

nos encuentres preparados y podamos estar siempre contigo.

 

Envía, Señor, tu Espíritu

Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles

y enciende en ellos el fuego de tu amor.

Envía, Señor, tu Espíritu y todo será creado, y renovarás la faz de la tierra.

Oh Dios, que has llenado el corazón de tus fieles con la ciencia del Espíritu Santo,

haz que, guiados por este mismo Espíritu, saboreemos la dulzura del bien

y gocemos siempre de sus divinos consuelos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

 

Gracias, Señor, por pertenecer a la Iglesia

Te damos gracias, Señor, porque nos ha hecho renacer por el Bautismo

y ahora somos verdaderamente hijos tuyos

.Te damos gracias, Padre, por la Iglesia, que es nuestra madre.

Por ella hemos recibido la fe y podemos caminar a tu encuentro

unidos como hermanos y formando una sola familia.

Te damos gracias, Jesús, porque tú nos reúnes y nos guías

como el pueblo de Dios que hoy peregrina por este mundo

hasta llegar a la casa del cielo, que es nuestra patria definitiva.

Te damos gracias, Espíritu Santo, porque tú nos das da la fuerza

para avanzar superando las dificultades del camino

y sabemos que nunca nos vas a fallar.

Te pedimos, Señor, que nos amemos de verdad

los unos a los otros como hermanos;

que sepamos compartir los bienes con los necesitados

y que demos un testimonio valiente del evangelio

como lo hicieron los primeros cristianos.

Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

 

Queremos ser tus discípulos

Te damos gracias, Señor,

porque has querido que los discípulos de Jesús vivieran siempre unidos,

y nos has prometido que estaríamos juntos contigo para siempre,

viviendo en tu reino de amor, de justicia y de paz.

Te damos gracias, Señor,

porque los que siguieron el camino de Jesús aquí en la tierra,

les tienes ya contigo en el cielo.

Lo que hicieron de bueno en este mundo

nos ayuda a nosotros a ser mejores en casa, con los amigos y en el colegio.

Te damos gracias, Señor,

porque has querido que en la familia de tus hijos

nos ayudáramos los unos a los otros.

Los santos del cielo piden para que también nosotros lleguemos donde están ellos

y estemos juntos para siempre.

Nosotros pedimos por los que están en el purgatorio,

para que cuanto antes empiecen a gozar de la fiesta del cielo,

sin olvidarnos de que nuestro deseo es entrar también en esa misma fiesta.

 

Gracias por los sacramentos

Te damos gracias, Jesús, porque, como lo prometiste,

siempre estás con nosotros hasta el fin del mundo.

Te damos gracias, Jesús, porque hoy nos han enseñado

que nos acompañas en nuestro vida y porque te encontramos

en los sacramentos de la Iglesia.

¡Gracias, Señor, por los sacramentos!

¡Gracias, Señor, por la Iglesia!

 

Gracias por el don de la fe

Padre bueno, que nos creaste para vivir contigo

y que nos ha dado parte en tu Reino y en tu familia,

haz que actuemos siempre conforme a la nueva vida

que nos regalaste el día de nuestro Bautismo

y que seamos fieles en todo a tu voluntad.

Señor Jesús, que por el Bautismo nos has hecho

miembros de tu Cuerpo y piedras vivas de tu Iglesia,

haz que, amándonos unos a otros como tú nos has enseñado,

vivamos unidos y como verdaderos hermanos,

para que formemos un solo rebaño como tú querías,

y se cumpla así la voluntad de Dios.

Espíritu Santo, que has querido habitar en nosotros como en un templo,

haz que seamos luz del mundo y sal de la tierra,

como Jesús nos mandó, para que sean muchos

los que puedan conocerte, amarte y seguirte,

como lo estamos haciendo nosotros.

Queremos agradecerte, Señor, el don de la fe que recibimos de la Iglesia

el día de nuestro bautismo.

Te pedimos que, por medio de nuestros padres, padrinos, catequistas, sacerdotes

y demás familiares y amigos, esta fe crezca cada día en nosotros,

y así, un día, lleguemos a participar de la alegría del cielo.

 

Danos tu luz para que nos demos cuenta de lo que no hacemos bien

Dios, Padre bueno,

envíanos tu Santo Espíritu

para que nos ayude a vivir como Jesús, tu Hijo, nos enseñó.

Danos tu luz para que nos demos cuenta de lo que no hacemos bien

y de lo que podemos hacer mejor.

Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Te damos gracias porque nos perdonas y nos acoges con amor

Te damos gracias, Señor, porque eres bueno, porque tu amor no tiene fin.

Tú nos perdonas siempre, nos llenas de cariño y de ternura,

no te cuesta hacer las paces ni te dejas llevar por el rencor.

Te damos gracias, Señor, porque eres bueno

porque tu amor no tiene fin.

Como los padres son tiernos con sus hijos,

lo mismo nos tratas, Padre, Tú a nosotros,

más grande que los cielos y la tierra es el amor que tienes a los que te queremos.

Te damos gracias, Señor, porque eres bueno,

porque tu amor no tiene fin.

 

Oración ante el Sagrario

Vamos a darle gracias a Jesús porque ha querido quedarse con nosotros.

Vamos a pedirle la fe que necesitamos para reconocerle:

– En quienes proclaman la Palabra en nombre de Jesús.

– En quienes celebran los sacramentos en nombre de Jesús.

– En quienes nos guían en la vida cristiana en nombre de Jesús.

Vamos a pedirle fe para reconocerle:

– En los pobres.

– En los que sufren.

– En los enfermos.

– En los necesitados.

Vamos a pedirle por todas las personas que queremos.

Vamos a pedirle por nosotros que pronto podremos comulgar

y recibirle realmente en nuestro corazón.

 

Oración a María

Virgen María, eres dichosa por haber sido elegida por Dios

para ser la Madre de Jesús.

Enséñanos a decir siempre sí, como tú le dijiste al ángel san Gabriel,

cuando te vino a visitar en tu casa de Nazaret.

Virgen María, que nos aconsejaste hacer lo que Jesús nos dice.

Haz que escuchemos con atención las enseñanzas de tu Hijo, Jesucristo,

y que las cumplamos de todo corazón.

Virgen María, que aceptaste ser nuestra madre, como lo fuiste de Jesús,

te pedimos que hagas de nosotros buenos hijos tuyos

y hermanos de todos los hombres.

Virgen María, que le pediste al Padre que nos enviara al Espíritu Santo

que Jesús nos había prometido,

que sigamos los consejos que el Espíritu Santo nos sugiere

para hacer siempre lo que a Dios le gusta. Amén.

 

Oración a María en Adviento

María, madre de Jesús y madre nuestra,

tú te alegraste mucho cuando el arcángel san Gabriel

te anunció que ibas a ser la madre del Mesías

y preparaste muy bien tu corazón para recibirle con todo el cariño.

Haz que también nosotros nos preparemos a recibirle en esta Navidad

y podamos compartir el gozo del nacimiento de Jesús

con nuestros padres, hermanos, familiares y amigos,

como tú lo compartiste con san José, tu esposo,

con los pastores y los Reyes Magos, que fueron a Belén a ver al Niño.

Te lo pedimos por tu Hijo Jesucristo y nuestro Señor. Amén.

 

Oración a San José en Adviento

San José, esposo fiel de la Virgen María,

tú preparaste con gran cariño todo lo necesario para el nacimiento de Jesús.

Ayúdanos a trabajar para que con nuestras buenas obras

nos preparemos a recibir

a Jesús cuando nazca en esta Navidad.

Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

 

Oración para antes de dormir

Gracias, Señor, por el día que acabamos de vivir.

Perdona, Señor, si en algo nos alejamos de ti.

Que nuestro corazón vele a la hora de dormir.

 

Oración de la mañana

Ayúdanos, Señor,

para que, en este día que comienza, hagamos cosas que te agraden.

Danos tu gracia, Señor.

Haz que sirvamos hoy a los demás, sobre todo a los más necesitados.

Danos tu gracia, Señor.

Concédenos hoy la alegría de vivir

y descubrir las cosas buenas

que hay en las personas que nos rodean.

Danos tu gracia, Señor

 

Oración para bendecir la mesa

Padre, bendice estos alimentos que vamos a tomar

y bendícenos a todos para que nadie se quede sin pan.

Y haz que recordemos que la mejor manera

de bendecir el pan es compartirlo con los demás.