cine-catolicoDesde hace varios años, el salesiano José Antonio Montull se dedica a buscar los elementos espirituales que aparecen en el cine en clave pastoral y educativa. En este post os dejamos un artículo en el que, a raíz de la convocatoria del Papa para el año de la Misericordia, se nos presenta una propuesta de trabajo de este valor con películas filmadas en la última década. Un recurso útil para actualizar y presentar de modo atractivo este valor en las clases de Religión y catequesis.

MISERICORDIAE VULTUS. La misericordia en la pantalla

Con la bula Misericordiae vultus, el papa Francisco ha convocado a la Iglesia a un Año de la Misericordia que impulse un ilusionado proceso de renovación para que la comunidad cristiana manifieste de una forma cada vez más clara los gestos de la ternura de Dios a través de acciones humanas concretas.
El cine ha reflejado a lo largo de su historia los sucesos más horrendos y los más hermosos del género humano. La gran pantalla sigue teniendo hoy posibilidades extraordinarias para reflexionar sobre actos de misericordia que nos ayudan a ser mejores.
Presentamos aquí, siguiendo la estructura de la bula papal, una serie de películas que pueden servir para ahondar en el misterio de la misericordia.

El concepto de Misericordia

En la primera parte de la bula el Papa, que hace alusión al 50 aniversario de la clausura del Concilio Vaticano II, va definiendo el concepto de misericordia: «La misericordia no es un signo de debilidad, sino más bien la calidad de la omnipotencia de Dios».
El cine cuenta con una serie de películas en las que personas aparentemente débiles sacan un extraordinario potencial de vida en acciones llenas de bondad que consiguen transformar desde el amor su realidad cercana.

El hijo de la novia (de Juan José Campanela, Argentina, 2001). Un hijo que ha desaprovechado su vida busca hacer un regalo hermosísimo a sus padres, y así consigue encontrarse a sí mismo.
Cuatro minutos (de Chris Krauss, Alemania, 2006). Una profesora de piano en una cárcel de mujeres busca redimir la vida de Jenny, una joven virtuosa del piano con una historia de violencia que no la deja crecer humanamente.
La vida secreta de las palabras (de Isabel Coixet, España, 2005). Una joven hipoacúsica y solitaria que trabaja en una fábrica encuentra un puesto de trabajo en una plataforma para cuidar a un trabajador que ha sufrido un accidente y ha perdido la visión.
• El Havre (de Aki Kaurismäki, Finlandia, 2011). Presenta la vida de un humilde limpiabotas que vive junto al puerto de El Havre. Un día se encuentra con un niño sudafricano inmigrante que quiere llegar a Inglaterra. Con la ayuda de algunos vecinos de su barrio obrero, buscará la forma de sacarlo del país.
Samba (de Olivier Nakache y Erik Toledano, Francia, 2014). Trata también el tema de la inmigración. Una asistenta social va mucho más allá de lo que su trabajo le exige para ayudar a un joven emigrante.
Intocable (de Olivier Nacache y Erik Toledano, Francia, 2011). Rodada años antes por el mismo equipo que el de Samba. Cuenta una divertida historia en la que un joven recluso se compromete a ayudar a un millonario tetrapléjico.

El papa Francisco subraya en la bula que en Jesús «todo habla de la misericordia y nada carece de compasión». La vida de Jesús es la historia que más veces se ha llevado a la pantalla. De entre todas las películas, recomendamos dos por sus posibilidades pedagógicas y su tratamiento de la misericordia en Jesús:

El hombre que hacía milagros (de Derek Hayes, EE. UU., 2000). Filme de animación con figuras de plastilina.
• La Biblia, serie de televisión dirigida por Roma Downey y Mark Burnett (EE. UU., 2013). Si bien la serie es irregular, los capítulos sobre la vida de Jesús son muy recomendables. El tratamiento del amor de Jesús aparece excelentemente dibujado.

Insiste el papa Francisco en que «todos estamos llamados a vivir en la misericordia, porque lo primero que recibimos es misericordia». Hermosas historias de vidas marcadas por la misericordia y el amor son:

• La buena mentira (de Philippe Phalardeau, EE. UU., 2014). Cuenta la historia de una joven norteamericana encargada de acoger a tres refugiados de guerra sudaneses.
• Kamikaze (de Alex Pina, España, 2014). Habla de la redención de un terrorista que queda incomunicado en un hotel con los pasajeros del avión en el que iba a poner una bomba. La humanidad de los personajes con los que tendrá que convivir le hará descubrir el valor de la misericordia.
• The blind side (de John Lee Hancock, EE. UU., 2009). Una acomodada familia católica acoge a un adolescente sin hogar como una exigencia natural de su fe.
• La historia de Marie Heurtin (de Jean-Pierre Améris, Francia, 2014). Presenta la opción radical de una religiosa comprometida con el mundo de los sordomudos que se compromete a dignificar la vida de una joven sorda, ciega y muda.
• Las vidas de Grace (de Destin Cretton, EE. UU., 2013). Presenta a una joven veinteañera educadora en un centro de menores que no pierde la fe en una adolescente muy difícil a la que ayuda a salir adelante a pesar del sacrificio personal que le comporta.
• Profesor Lathzar (de Philippe Falardeau, Canadá, 2011). Se trata de una hermosa lección de amor de un profesor refugiado de guerra que sigue creyendo en la construcción de la paz y el amor a través de la educación de los niños.
• El hombre elefante (de David Linch, Inglaterra, 1980). Cuenta la historia real de John Merrik, un ciudadano británico con la cabeza deformada que sufre toda clase de humillaciones en un circo y que es recogido por un médico que quedará conmovido por la calidad humana de John.

En todas estas historias hay una doble evolución. La misericordia y el amor hacia las personas necesitadas no solo redimen a los que son ayudados. Los hombres y las mujeres misericordiosos se benefician de un modo extraordinario al practicar la misericordia. En ello se hace realidad la bienaventuranza en la que Jesús asegura que los misericordiosos alcanzarán misericordia.

Francisco insiste mucho en una idea: «La credibilidad de la Iglesia pasa a través de la calle del amor misericordioso y compasivo». El Papa añade: «Donde hay Iglesia debería haber misericordia porque por mucho tiempo nos habíamos olvidado de vivir el camino de la misericordia», cediendo a la tentación de «reclamar siempre y solo justicia», mientras que en la cultura contemporánea «la experiencia del perdón es cada vez más escasa». El perdón provoca alegría. La misericordia es el signo más diáfano del Dios Padre.

Hermosos relatos de misericordia desde la Iglesia los vemos en:

• Disparando a perros (de Michael Caton Jones, EE. UU., 2005). El compromiso de un sacerdote en Ruanda lo llevará a dar la vida por su pueblo.
• Romero (de John Duigan, EE. UU., 1989). En el mismo sentido que la anterior, narra la vida del obispo mártir salvadoreño, comprometido hasta el final por la causa de los pobres.
• Don Bosco (de Ludovico Gasparini, Italia, 2004). Con un tono jovial presenta la vida del cura turinés, que entregó su vida a los jóvenes más pobres de la Italia del siglo XIX.

 

Disfrutar mejor del Jubileo

En una segunda parte, la bula propone para profundizar en el jubileo hacer peregrinaciones porque eso será «una señal de que la misericordia es una meta que requiere compromiso y sacrificio».
El camino como búsqueda de transformación personal y de encuentro con uno mismo ha sido repetidas veces llevado al cine. Como camino de misericordia proponemos tres películas:

• Una historia verdadera (de David Linch, EE. UU., 1999). Narra la historia del anciano Alvin Straigth que vive en Iowa con una hija discapacitada. Cuando se entera de que su hermano Lyle, con el que no se habla desde hace años, ha sufrido un infarto, descubre que necesita reconciliarse con él. Alvin emprende un largo camino hacia su encuentro con el único vehículo que tiene: una máquina cortacésped.
• Nebraska (de Alexander Payne, EE. UU., 2013). Woody Grant y su hijo David emprenden un viaje para cobrar un supuesto premio. La relación entre padre e hijo, que ha estado marcada por el alcoholismo del padre, se irá estrechando a lo largo del camino. Ambos descubrirán que el mejor premio son las personas.
• En solitario (de Christophe Offenstein, Francia, 2013). Filme de aventuras que también trata el tema del camino, pero con una característica singular. Yann hace realidad el sueño de participar en la Vendeé Globe, una peculiar competición en la que hay que dar la vuelta al mundo en velero y en solitario. En plena navegación descubre que en la bodega del barco se ha escondido un adolescente sudafricano. Acogerle supondrá perder la competición.

Dice Francisco que una de las más hermosas características de la misericordia es el perdón. Anima a no juzgar y a no condenar, sino perdonar y donar, mantenerse alejado de las murmuraciones…, «aprovechar lo bueno que hay en cada persona, convirtiéndose en instrumentos de perdón».

Edificantes historia de perdón se presentan en:

• La buena estrella (de Ricardo Franco, España, 1997). Un carnicero triste y solitario salva de ser apaleada a Marina, una muchacha a la que su novio drogadicto maltrata. Acoger a Marina le llevará a acercarse también a su novio, enfermo de SIDA y necesitado de perdón.
• El final del espíritu (de Jim Hanon, EE. UU., 2006). Unos misioneros evangélicos que se acercan a anunciar a Cristo a unas tribus amazónicas son asesinados. Años después, los hijos de los misioneros vuelven a la zona con la misma pretensión que sus padres. El encuentro con los asesinos pondrá a prueba sus convicciones cristianas.
• La misión (de Roland Joffe, EE. UU., 1986). El padre Gabriel, que vive en las misiones jesuitas del Paraguay, protege con su vida a los indios guaraníes, perseguidos constantemente por los cazadores de esclavos. Rodrigo, antiguo cazador de guaraníes, es acogido por Gabriel en la misión buscando el perdón de sus culpas.
• Maktub (de Paco Arango, España, 2011). Maravillosa historia sobre cómo la acogida a un adolescente con un cáncer terminal por parte de una familia amenazada por la ruptura matrimonial lleva a esta a optar por el perdón y la confianza.

Francisco insiste mucho en la necesidad de abrir el corazón a los suburbios existenciales, llevando consuelo, misericordia, solidaridad y atención a los que viven situaciones de inseguridad y sufrimiento… Y ser capaces de «vencer la ignorancia en la que viven millones de personas, especialmente los niños privados de la ayuda necesaria para ser rescatados de la pobreza».
La acogida misericordiosa de niños necesitados ha sido un tema muy recurrente en el cine:

• El chico (de Charles Chaplin, EE. UU., 1921). El cine mudo nos proporciona auténticas obras maestras. En El chico, el vagabundo Charlot encuentra a un bebé abandonado, lo recoge, lo cuida, lo quiere, incluso le enseña a rezar. El niño va creciendo en un ambiente de ternura extraordinario junto al bondadoso y pícaro indigente, hasta que las autoridades quieren controlar la situación.
• Marcelino pan y vino (de Ladislao Wajda, España, 1954). La acogida por parte de una comunidad religiosa de un bebé abandonado se convierte en una parábola preciosa de la dimensión teologal de la misericordia. Este filme resiste muy bien el paso del tiempo y sigue siendo hoy totalmente recomendable.
• La ciudad de la alegría (de Roland Joffe, EE. UU., 1992). Inspirada en la novela del mismo título, trata sobre la redención de un joven médico voluntario en una misión católica de Calcuta.
• Trash, ladrones de esperanza (de Stephen Daldry, Reino Unido, 2014). Una película tan vibrante como brillante protagonizada por auténticos meninos da rúa brasileiros. En ella se muestra la opción de una Iglesia pobre que con pocos medios defiende la dignidad de los menores frente a las grandes mafias.
Desde el ámbito de la educación, el cine nos muestra a profesores comprometidos en la redención de jóvenes sin futuro. Diarios de la calle (de Richard Lagravenesse, EE. UU., 2007) y Los chicos del coro (de Christophe Baratier, Francia, 2004) demuestran cómo desde la literatura y la música, combinadas con el amor, se puede ayudar a que los chavales crean en sí mismos y reconstruyan sus vidas.
Dos películas españolas plantean con mucha dignidad la necesidad que tienen los menores de ser acogidos. Héctor (de Gracia Querejeta, España, 2004) e Ismael (de Marcelo Pinyeiro, España, 2013). En las dos asistimos a la búsqueda de identidad y de paternidad de dos chicos abocados al desamor.
• Up (de Pete Docter y Bob Peterson, EE. UU., 2009). Con otra mirada más sonriente, esta magnífica película presenta la historia de un anciano cascarrabias que acoge a un niño de 8 años con dificultades para relacionarse y con el que emprende una gran aventura. Un filme maravilloso, un canto a la bondad.

El sacramento de la misericordia por excelencia es el de la Reconciliación. También Francisco se refiere a él diciendo que «este sacramento permite tocar con la mano la grandeza de la misericordia» y propone que los confesores sean «un verdadero signo de la misericordia del Padre».
Varias veces la confesión ha llenado las pantallas de historias con una encomiable densidad humana.

• Yo confieso (de Alfred Hitchcock, EE. UU., 1953). Este clásico expresa, desde el suspense, el drama interior que vive un honrado sacerdote tras escuchar la confesión de un asesino que, aprovechándose del secreto de confesión, inculpa al confesor.
• Réquiem por los que van a morir (de Mike Hodges, Reino Unido, 1983). Un sacerdote irlandés acoge en su comunidad parroquial a un terrorista arrepentido.
• Pena de muerte (de Tim Robbins, EE. UU., 2005). Una religiosa católica tiene que suplir a un sacerdote frío y legalista para manifestar el perdón y la misericordia de Dios a un asesino confeso y condenado a la inyección letal.
• Un Dios prohibido (de Pablo Moreno, España, 2013). Relata hechos reales ocurridos durante la guerra civil. Un gran grupo de jóvenes claretianos de Barbastro (Huesca) que van a ser ejecutados encuentran en el sacramento de la Reconciliación la fuerza necesaria para ir al martirio.
• Las manos (de Alejandro Doria, Argentina, 2006). El sacerdote argentino Mario Pantaleo, con un cierto poder para diagnosticar y curar enfermedades con la imposición de manos, recurre al sacramento de la Reconciliación para sanar y para ser sanado.
Prefiero el paraíso (de Giacomo Campiotti, Italia, 2010). En un tono jovial y muy humano, se presenta la vida de san Felipe Neri, al que muestra confesando a grandes colas de fieles que encuentran en él sencillez, comprensión y bondad, lejos del rigorismo que asusta y distancia a la gente sencilla del amor de Dios misericordioso.

Apelación contra la delincuencia y la corrupción

Posteriormente, la bula aborda un tema delicado, la relación entre misericordia y justicia. No son excluyentes, es más, ambas se necesitan. Cierto es que la misericordia de Dios desborda la justicia humana, pero también la justicia de los hombres debe reflejar la misericordia de Dios.
En este difícil diálogo de justicia y misericordia, Francisco afirma en la bula que «la justicia de Dios es su perdón…, la misericordia no es contraria a la justicia», porque a través de ella, Dios da al pecador la oportunidad de «arrepentirse, convertirse y creer».
Esta difícil relación entre justicia y misericordia la vemos en:

• Matar a un ruiseñor (de Robert Mulligan, EE. UU., 1962). Este clásico narra la peripecia vital del abogado Atticus Finch, viudo y padre de un niño y una niña a los que educa en valores humanos muy sólidos. Atticus tiene que defender a un hombre negro acusado de haber violado a una mujer blanca. La inocencia del hombre es evidente pero todos los vecinos manifiestan actitudes racistas contra la familia de Atticus. La conciencia, la justicia, la bondad… aparecen en diálogo en esta indiscutible obra maestra.
• Cuando naces ya no puedes esconderte (de Marco Tullio Jordana, Italia 2004). Esta pedagógica película cuenta la historia de un adolescente acomodado que es rescatado de morir ahogado por unos jóvenes que viajan en una patera. La justicia no permite que estos chicos desembarquen en Italia, el amor dice lo contrario.
• ¿Qué hacemos con Maisie? (de Scott McGhee y David Siegel, EE. UU., 2012). Se trata con seriedad un tema de triste actualidad, los hijos de padres separados en divorcios virulentos. ¿Qué hay que hacer con la pequeña Maisie? ¿Debe cumplirse la ley para que Maisie viva con su irresponsable madre biológica o ha de ir con la pareja sin vínculo legal pero que de verdad la quieren y se preocupan por ella?
• Criadas y señoras (de Tate Taylor, EE. UU., 2011). Aborda el tema del racismo en Misisipi durante la década de los sesenta del siglo XX. De nuevo el conflicto entre legalidad, justicia y misericordia aparece salpicado de justificaciones presuntamente religiosas para cada argumentación.
• La terminal (de Steven Spielberg, EE. UU., 2004). En clave de comedia, cuenta el caso real de un hombre que acaba de aterrizar en Estados Unidos ignorando que su país ha roto las relaciones diplomáticas con Estados Unidos. El hombre, con profundos valores espirituales, queda atrapado en un territorio neutral, la terminal del aeropuerto, en una situación ambigua legalmente, suscitando la solidaridad de los trabajadores del aeropuerto.

En esta parte, el papa Francisco comienza haciendo una llamada casi implorante a todos aquellos grupos de personas que se han anclado en la injusticia para conseguir sus fines, a los profesionales inmisericordes de la extorsión y el mal. «A los miembros de los grupos delictivos, por su bien, les pido que cambien su vida». […] El dinero no da la felicidad verdadera, esto es solo una ilusión, y la violencia utilizada para amasar dinero goteando sangre no los hace poderosos, ni inmortales y nadie puede escapar del juicio de Dios».
También dice a las personas defensoras o cómplices de la corrupción: «Este es el momento favorable para cambiar tu vida. La corrupción es la plaga que pudre a la sociedad, el pecado grave que clama al cielo, porque socava las bases mismas de la vida personal y social».
Desde ópticas muy distintas el cine ha abordado el tema de la conversión de los malvados y los delincuentes.

• En un mundo mejor (de Susanne Bier, Dinamarca, 2010). Narra la historia de dos adolescentes que se odian. El padre de uno de ellos es médico voluntario en un conflicto bélico africano. Este voluntario, que convive con las víctimas de la violencia, descubre al volver a casa que su hijo se está convirtiendo en una criatura cruel como las que causan el dolor injusto que él combate desde la medicina.
• Las flores de la guerra (de Zhang Yimou, China, 2011). Cuenta la hermosa redención de un canalla aprovechado que se conmueve por la ternura de unas prostitutas y unas niñas que viven en un hospicio durante la guerra de China y Japón. Interpelado por la sencillez de esas vidas, decide abandonar su actitud de enriquecerse con el dolor ajeno y, suplantando a un sacerdote, entrega la vida por defender a las víctimas.
• Maléfica (de Robert Stromberg, EE. UU., 2014). Para un público no necesariamente infantil, este hermoso cuento muestra la redención de un hada perversa que solo ha entendido la vida provocando el sufrimiento de los que la rodean.
• La lista de Schlinder (de Steven Spielberg, EE. UU., 1993). El protagonista de esta historia se niega a colaborar con la causa nazi y, arriesgando su vida, arruina su negocio para ganar su alma salvando la vida de muchos judíos en los campos de concentración.

La bula habla también del diálogo interreligioso. El enfrentamiento religioso ha supuesto mucha intransigencia y el derramamiento de sangre a lo largo de la historia. Recordando que el judaísmo y el islam consideran la misericordia como «uno de los atributos más definitorios de Dios», el papa Francisco aboga por que se «promueva el encuentro con estas religiones y otras tradiciones religiosas nobles, haciendo más abierto el diálogo».

• Cometas en el cielo (de Marc Foster, EE. UU., 2007). Este diálogo del que habla el Papa aparece muy bien tratado en esta película centrada en la amistad entre dos niños, un afgano y un norteamericano, víctimas de la intransigencia religiosa de los talibanes.
• Azur y Asmar (de Michael Ocelot, Francia, 2006). Se trata de una bonita leyenda de animación sobre la convivencia cordial de las culturas y la cooperación de los distintos credos para conseguir objetivos comunes y pacíficos.
• Promises (de Carlos Bolado, B. Z. Goldberg y J. Saphiro, EE. UU., 2001). Documental extraordinario y vital. La vida de varios adolescentes judíos y palestinos va desfilando ante la pantalla hasta que los propios chavales dan la vuelta al guion del filme al decidir pasar un día juntos en la franja de Gaza.
• De dioses y hombres (de Xavier Beauvois, Francia, 2010). Se trata de una auténtica joya. La película cuenta la historia real de una comunidad de ocho monjes cistercienses que vive en las montañas del Magreb en perfecta armonía con sus hermanos musulmanes. A pesar de la amenaza del terrorismo islamista que asesina a unos y otros, los monjes deciden quedarse y resistir con la oración junto a la amistosa población musulmana.

La bula, como no podría ser de otra forma, hace en sus últimos números alusión a María de Nazaret: «Es la Madre de la Misericordia, cuya vida ha estado plasmada por la presencia de la misericordia hecha carne… Nadie ha conocido como María la profundidad del misterio de Dios hecho hombre.
Pese a que son pocos los datos que el Evangelio nos ofrece de María, muchas son las películas que se han hecho sobre ella. Dos destacan de forma considerable:

• Natividad (de Catherine Hardwicke, EE. UU., 2006). Describe serena y profundamente la aventura de María de Nazaret que, con su prima Isabel, manifiesta que la misericordia de Dios se extiende de generación en generación. Con su joven prometido José, emprenden un viaje a Belén desafiando dificultades y sintiéndose traspasados por el Misterio.

Francisco continúa hablando de María. Dice: «Al pie de la cruz, María junto con Juan, el discípulo del amor, es testigo de las palabras de perdón que salen de la boca de Jesús. El perdón supremo ofrecido a quien lo ha crucificado nos muestra hasta dónde puede llegar la misericordia de Dios. María atestigua que la misericordia del Hijo de Dios no conoce límites y alcanza a todos sin excluir a ninguno».

• La pasión de Cristo (de Mel Gibson, EE. UU., 2004). Magnífica en este sentido es esta película dura y violenta. Narra las últimas horas de la pasión y muerte de Jesús. Inspirada en la pintura tenebrista de Caravaggio, el filme presenta de forma admirable a María, madre llena de misericordia, que sigue los pasos de Jesús hasta la cruz intentando descubrir al Dios Altísimo en la tragedia de la muerte de su hijo.

Finalmente, el Papa pone en manos de Dios a través de los santos las intenciones de este Año de la Misericordia. Particularmente nombra «a la grande apóstol de la misericordia, santa Faustina Kowalska».

• Faustina, apóstol de la Divina Misericordia (de Jerzy Lukaszewicz, Polonia, 1994). Con una belleza notable se narra la vida de esta religiosa polaca, nacida en 1905, que predicó la misericordia y la paz en un mundo que se iba dividiendo.

Ojalá que este  Año de la Misericordia contribuya a que los cristianos seamos testigos cada vez más audaces de la ternura infinita de Dios. Ojalá que sepamos ser constructores de paz y hagamos de la denuncia del odio una constante y del perdón un estandarte.
Y ojalá que el cine nos siga ayudando a descubrir en la pantalla, en los avatares apasionados de la humanidad, el rostro de la misericordia de Dios.

JOSAN MONTULL