En la Plaza de San Pedro, repleta de peregrinos, el Papa presidió la misa del Jubileo de los Catequistas, instando a redescubrir la misión de los catequistas, escuchar la fuerza del Evangelio y asumir la urgencia de la justicia frente a la indiferencia. León XIV subrayó que la fe no es solo conocimiento, sino un amor vivo que transforma la vida cotidiana: «El Evangelio nos anuncia que la vida de todos puede cambiar, porque Cristo ha resucitado de entre los muertos».