TERCER DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO (B): REINADO SOCIAL
Jonás 3,1-5.10; 1 Corintios 7,29-31; Marcos 1,14-20
HABLA LA PALABRA: El Reino de Dios
En las lecturas de este domingo hay un concepto central de nuestra fe: el Reino de Dios. De él sabemos, por estas lecturas, cinco características:
- El Reino de Dios es un reino social: el libro de Jonás nos habla de una ciudad en dispersión y pecado como Nínive. En contraste está la Nueva Jerusalén, símbolo del Reino de Dios prometido, una ciudad, una patria, donde reinaran la justicia, el amor y la paz de Dios.
- El Reino de Dios es un reino en camino. Lo realiza Dios, pero con la colaboración de los hombres, si estamos en el camino correcto. Por eso con el salmo 24 debemos siempre pedirle al Señor que nos enseñe sus caminos, confiados en que lo hará con una condición, que el mismo salmo explica: que seamos humildes. El soberbio puede estar muy bien intencionado, pero a la postre yerra, porque los planes de Dios no son nuestros planes, porque Dios se ríe de nuestros planes.
- El Reino de Dios es un Reino que no es de este mundo, porque es eterno, y como nos dice San Pablo en su primera carta a los colosenses «la representación de este mundo se acaba». Lo cual no significa que no empiece a edificarse en este mundo. Es mas, toda acción humana realizada desde la caridad, toda conquista humana a favor de la justicia, y todo paso a favor de la paz, por pequeños y limitados que sean, son ladrillos para la edificación del Reino eterno de Dios, y permanecerán para siempre en él.
- El Reino de Dios esta cerca de nosotros: “Se ha cumplido el plazo. Está cerca el Reino de Dios. Convertíos y creed en el Evangelio”, hemos proclamado del texto del Evangelio de San Marcos. Tan cerca como qué Él mismo nos lo trae. Porque el Reino se identifica con su persona. Él es la justicia, el amor y la paz de Dios que abraza a cada hombre y a toda la humanidad (por eso en él reside la Nueva Humanidad), y él es el Rey de Reyes, Cristo Rey. Su palabra, sus sacramentos, su amor derramado, desde hace dos mil años, es semilla segura que dará como fruto en el eterno Reino de Dios. Donde está Jesús, está el Reino de Dios, en ciernes, pero real. La historia de la humanidad es por él historia de salvación, o, como decía el filósofo español Xabier Zubiri, es “cristianismo en tanteo”.
HABLA EL CORAZÓN: La conversión del corazón
- Y el Reino de Dios requiere la conversión. La única tierra fértil donde la semilla del Reino de Dios puede anidar y crecer es el corazón humano. En las estructuras sociales, técnicas, políticas o económicas, por si mismas, no puede crecer. Estas pueden servir sólo si forman parte de su desarrollo en el corazón de los hombres.
- Sólo en hombres y mujeres convertidos al Evangelio puede crecer el Reino de Dios. Como en Simón, en Andrés, en Santiago, en Juan, a los que Jesús llama en el relato que acabamos de escuchar, como en todos nosotros si nos convertimos a su amor, como en todos los santos, especialmente en aquellos que han construido con su vida un peldaño del Reino de Dios.
- Ahora, la pregunta es: ¿Y tú? ¿Y cada uno de nosotros? ¿Buscamos la conversión del corazón, la buscamos para construir el Reino de Dios, estamos dispuestos a dar la vida (lo que somos y tenemos) por su Reino?
HABLA LA VIDA: Las denuncias del
- El misionero claretiano Pedro Casládilaga (1928-2020) fue enviado en 1968 a São Felix do Araguaia, pequeño municipio del Mato Grosso de Brasil, a fundar una misión católica (convertida en Prelatura Apostólica al año siguiente) en una selva de 150.000 kilómetros cuadrados habitados por indios, pobres campesinos emigrados y peones de acarreo de los interminables latifundios agropecuarios.
- Llegó “sin saber muy bien a dónde ni cómo, pero sintiendo que veníamos en misión. Y llegamos en pleno recrudecimiento de la dictadura militar y nos encontramos con una Iglesia de catacumbas con sus espléndidas minorías proféticas y la sangre corriendo”. En 1971 le consagrarían obispo, y ese mismo día publicó la carta pastoral “Una Iglesia en la Amazonía en conflicto con el latifundio y la marginación social”. Junto a la Doctrina de la Iglesia sobre la injusticia social, 80 páginas contenían testimonios con nombres, apellidos, lugares, y haciendas.
- Y comenzó a ser misionero-obispo amenazado por anunciar testimonialmente el evangelio liberador de los excluidos y esclavizados por el inhumano sistema de vida y de poder vigentes “bajo la Ley suprema del revólver del 38”. Fue asesinado el jesuita João Bosco Penido, vicario de la Prelatura.
- Nunca volvió a España, ni siquiera para el entierro de su madre en Balsanery, a orillas del Llobregat. No podía correr el riesgo de salir de Brasil. El Gobierno le incoó cinco procesos de expulsión, pero la intercesión directa del Papa Pablo VI lo impidió. Murió de Parkinson el 8 de agosto de 2020 en su misión.
Manuel Mª Bur Alonso, delegado episcopal de Catequesis de la Archidiócesis de Madrid