Título: Predicación y vida. Reflexiones y testimonios de los domingos y fiestas
Autor: Manuel María Bru Alonso
Editorial: CCS
El título del libro es Predicación y vida. El autor, en la introducción, deja muy claro que su trabajo no es presentar homilías para ser leídas, sino presentar ideas, sugerencias y vivencias para que cada predicador haga su homilía, es decir, escuche la Palabra de Dios, escuche el latir de su corazón, y abra los ojos a la vida y acción de Dios. Cada domingo está estructurado de esta manera: habla la Palabra (ideas para responder a la pregunta, ¿qué dice el texto?); habla el corazón (sugerencias para tocar el corazón); habla la vida (un testimonio que confirma la teoría con la vida cristiana vivida). Todo ello para animar a los predicadores a elaborar su propia homilía, con identidad propia, con tono de cercanía, con invitación al Pueblo de Dios a descubrir la Palabra en la vida del aquí y ahora.
DE LA INTRODUCCIÓN DEL LIBRO:
No tienes en tus manos un libro de homilías. Entre tu y yo, no sirven para preparar la predicación. Algunos, si los autores son muy buenos, sirven como meditación personal o como lectura espiritual. Pero no sirven para preparar la predicación porque esta tiene que brotar de la mente, del corazón y de la vida de la Palabra de Dios, pero siempre a través de la mente, el corazón y la vida del predicador. Por otro lado, como se atrevió a decirle el seminarista Jorge Mario Bergoglio a su profesor de homilética, las homilías si se leen no pueden ser fruto de un diálogo entre el predicador y el Pueblo de Dios. Gracias a aquel atrevido convencimiento, reprimenda incluida, hoy tenemos un Papa al que todos le entienden, y que cuando habla, predicando o no predicando, entra en el salón de casa de cada oyente, porque le habla de corazón a corazón.
Una idea, una imagen, un sentimiento
Lo que tienes en tus manos son sencillamente unas ideas para la predicación del domingo del año litúrgico, en este caso para los de ciclo C, y para sus celebraciones más importantes. Unas ideas, unos esquemas que te sirvan de inspiración, sobre lo que “habla” la Palabra de Dios, unas ideas sobre lo que “habla” el corazón de la Iglesia. Y unas ideas sobre lo que “habla” la vida, a través de diversas experiencias, anécdotas, testimonios, etc… Bueno, en realidad, no deben ser sólo ideas, sino como dice el Papa Francisco, ideas, sentimientos e imágenes. Cada predicación debe tener “una idea, un sentimiento, y una imagen”: casi siempre la imagen es la de la experiencia, porque se puede visualizar, como se visualiza cualquier relato, ficticio o real, que se escuche, pero también se visualiza, como también se entiende y se siente, la Palabra de Dios, relato de salvación, y la Palabra de la fe, lectura creyente del relato de la salvación.
Como dice el Papa Francisco, “una imagen atractiva hace que el mensaje se sienta como algo familiar, cercano, posible, conectado con la propia vida. Una imagen bien lograda puede llevar a gustar el mensaje que se quiere transmitir, despierta un deseo y motiva a la voluntad en la dirección del Evangelio. Una buena homilía, como me decía un viejo maestro, debe contener “una idea, un sentimiento, una imagen” (Evangelii Gaudium, nº 157).