XXI JORNDAS DE TEOLOGÍA (Santiago de Compostela)

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NUEVOS CAMINOS PARA LA FE EN EL SIGLO XXI

A los 50 años del RICA

¿Qué ha supuesto para la misión de la Iglesia la decisión del Concilio Vaticano II de recuperar el Catecumenado Bautismal de adultos de los primeros siglos, y la consiguiente publicación del RICA hace 50 años? Esta pregunta, hecha hoy, nos lleva plantearnos cuáles son los nuevos caminos para la fe en el siglo XXI y, por tanto, a preguntarnos cómo transmitir la fe a los nietos de la Generación del 98 que ya no han oído hablar de Jesucristo.

En las XXI Jornadas de Teología del Santiago de Compostela, organizadas por el Instituto de Teología de Santiago de Compostela (ITS), que se están celebrando desde el miércoles 14 al viernes 16 de septiembre, las diversas aportaciones de los ponentes, entre los cuales los venidos desde Roma Sánchez de Toca, Enzo Bienmmi y Eguiarte, o Lacroix desde Paris, están afrontando a su vez nuevas preguntas, y no pocas pistas para ir encontrando respuestas:

  • ¿De qué hablamos cuando hablamos de no creyentes?
  • ¿Hemos asumido el desafío del Papa emérito Benedicto XVI sobre el Atrio de los Gentiles, sobre lo que significa un diálogo sincero con los no creyentes de nuestro tiempo?
  • ¿Reconocemos en ellos, también víctimas de esta sociedad líquida, y por tanto con sus dudas y sus crisis en su no fe, puntos de encuentro con nosotros, que también somos víctimas de esta sociedad líquida, y que tenemos dudas y crisis en nuestra fe?
  • ¿Podemos enriquecernos mutuamente desde la inquietud y el asombro?
  • ¿tendríamos que recuperar espacios como el antiguo catecumenium en el que acoger a los hombres de hoy desde los signos culturales de referencia que expresan sus búsquedas e inquietudes?
  • ¿no podríamos ver en nuestra plaza del Obradoiro una imagen de este Atrio de los Gentiles, donde coincidimos caminantes de todo el mundo, y traemos todas las preguntas existenciales comunes a todos los hombres?
  • ¿Cómo podemos recuperar el lenguaje de la belleza para presentar la verdad y el bien de la fe?
  • ¿Cómo encontrar las pedagogías para anunciar el evangelio a los adultos y para proponerles el proceso de la iniciación cristiana?
  • ¿No nos encontramos ante el desafío no ya sólo de un segundo anuncio, sino de un segundo cristianismo?
  • ¿No tendríamos que cambiar una imagen del cristianismo del deber y de la rigidez por un cristianismo de la gratuidad, del Dios que ha elegido no ser explícitamente necesario?

Ofrecemos a continuación una síntesis del desarrollo de la primera mitad de las Jornadas (del 14 y del 15 de septiembre de 2022):

14 de septiembre:

PRESENTACIÓN DE LAS JORNADAS

Monseñor Julián Barrio

Arzobispo de Santiago de Compostela

El arzobispo de Santiago hizo en su saludo inicial referencia a algunos documentos de la CEE que han abordado ya el análisis de la sociedad actual en relación a la fe católica, y sus consecuencias para la iniciación cristiana que procura la Iglesia. Planteó la necesidad de retomar el desafío de la propuesta de la iniciación cristiana para que ésta lleve verdaderamente a una experiencia de conversión, para que sea mistagógica, para que lleve a una verdadera inserción de los iniciados en misterio de Cristo. Los sacramentos de la Iniciación Cristiana abrazan este proceso. Para Don Julián los 50 años del RICA son una buena ocasión para retomar la reflexión sobre este tema.

Miguel López Varela

Profesor del ITC

Director de las Jornadas.

El profesor Miguel López Varela, director de las Jornadas, presentó los temas de estas jornadas, que son fundamentales para la fe, aunque no formen parte de lo que llamamos la teología fundamental. A los 50 años del RICA reconocemos ese regalo de Reyes (6 de enero) de 1972, por el que se reinstaura el Catecumenado bautismal de Adultos, y se propone como modelo para otros catecumenados en el proceso de la iniciación cristiana.

En el RICA podemos reconocer los nuevos caminos para la fe del siglo XXI. El programa de las jornadas recorre algunos de estos caminos: los nuevos paradigmas, la andragogía, y la via pulchritudinis.

Sacar lo nuevo y antiguo a la vez nos lleva a retomar la reflexión sobre el catecumenado bautismal de las primeras comunidades y en los padres de la Iglesia. La apertura a los no creyentes como primeros destinatarios del anuncio del evangelio nos lleva a hablar del Atrio de los Gentiles. Y hablar de “adultos” nos llevará también a abordar el espinoso tema de iniciar a los adultos en una sociedad liquida y que propone la eterna juventud.

También hizo referencia López Varela al cartel de las jornadas, que recoge expresiones de la via pulchritudinis del acceso a la fe a través del arte contemporáneo.

Monseñor Melchor Sánchez de Toca

Subsecretario del Consejo Pontificio para la promoción de la Cultura

Ponencia: “El Atrio de los gentiles; espacio para el diálogo fe-cultura y para el pre-catecumenado”.

La actualidad de esta expresión de Benedicto XVI del Atrio de los Gentiles, tras su viaje a Chequia, el país con mayor número de no creyentes del mundo, es evidente. Responde a la realidad de todo el mundo, incluidos los países como el nuestro con fuerte tradición cristiana. El sociólogo Javier Elzo ha planteado la pregunta “¿tiene futuro la fe cristiana en España?”, a partir de sus estudios estadísticos. Lo que parecía una propuesta especializada para ambientes muy secularizados, es hoy una propuesta universal.

El Atrio de los Gentiles es originalmente la esplanada del Templo de Jerusalén al que podían acceder los gentiles, los incircuncisos, atraídos por la idea del Dios único y sin imágenes, que encaja con la idea de los filósofos griegos de la transcendencia de Dios. Los arquitectos no planificaron este Atrio, sino que fue Herodes el que lo mando construir para separar a los circuncisos de los incircuncisos.

Benedicto XVI hizo esta reflexión:

1.- “Considero importante el hecho de que las personas ateas deben interesarnos”, pero en cuanto no creyentes, no como un nicho de mercado para que vengan al Redil.

2.- Entender al no creyente que no quiere que se le moleste en su no creencia, y que rechaza las formas de religión organizadas

3.- Reconocer que la cuestión de Dios está presente en ellos, como cuestión fundamental de la existencial.

4.- Jesús cita a Isaías que el templo debe ser una casa de oración para todos los pueblos, como en el Atrio de los Gentiles del Templo de Jerusalén, para quienes conocen a Dios sólo de lejos, que anhelan lo puro y lo grande, aunque para ellos Dios sea el gran desconocido.

5.- También hoy hay que abrir el Atrio de los Gentiles, en el que los hombres puedan entrar en contacto con el Misterio de Dios.

6.- Al diálogo con las diversas religiones hay que añadir al diálogo con los que no tienen ninguna fe religiosa.

En resumen, la propuesta del Papa emérito consiste en que:

  • Tenemos que preocuparnos por los no creyentes.
  • No quieren que los molestemos con propaganda religiosa.
  • La cuestión de Dios sigue estando presente en ellos.
  • Mantengamos abierto un diálogo con ellos.

¿De qué hablamos cuando hablamos de no creyentes?

El término no es muy feliz, aunque algunos documentos de la Iglesia lo sigan usando. Ya en el Concilio Vaticano se observó de su carácter no apropiado. Los no creyentes creen el algo, pero no en lo mismo en lo que creemos los miembros de las diversas religiones.

En el siglo XX parecía que la única manera de ser ateo seriamente es la del ateísmo. Ateo, indiferente, no creyentes… Hay tantos tipos como de creyentes.

Así como se produce una liquidización de los creyentes también los no creyentes son líquidos: “soy ateo, pero rezo”. Hay muchos ateísmos diferentes. Tomás Halík habla de ellos: superficial, liberatorio, soberbio, contrito, etc… Hay ateísimos serios y ateísmos de conveniencia. La diferencia no esta en creyentes y no creyentes, sino entre pesantes y no pensantes, decía el Cardenal Martini.

Aquí no se trata de hacer apología de Dios, sino de acoger su nostalgia de Dios. Acoger no una mentira sino una limitación, una verdad incompleta.

La cuestión de Dios sigue estando presente en ellos, decía Benedicto de Dios: La cuestión de Dios parte de Dios como cuestión. El tema de Dios parece poco importante, pero todo cambia si a Dios no se le presupone sino si se le antepone. Cuestión de Dios significa pregunta, no responde. La respuesta la puede dar cualquiera, pero sólo los inteligentes plantean preguntas.

El atrio de los gentiles debe mantener viva la cuestión de Dios.

En su sentido genitivo, la Cuestión de Dios es el deseo de Dios, la búsqueda de Dios. La propuesta del Atrio encaja en la teología apofática. El acto de fe noi dispensa de seguir buscando a Dios. El creyente esta siempre presente. Para San Agustín, si lo abarcas, no lo has encontrado. La disposición interior de la búsqueda de Dios nos permite entroncar con la búsqueda de Dios de los que no creen. Creer no nos dispensa de seguir buscando. En este horizonte único podemos sentirnos solidarios con quienes buscan a tientas.

En cuanto al diálogo con los no creyentes. En el último encuentro interreligioso de Asís con Benedicto XVI quiso contar con la presencia de no creyentes. No buscaba añadir un toque de color (ya había bastante color) sino recordar la importancia de este diálogo.

Este diálogo tiene también una dimensión personal. A los buscadores el RICA los llama “simpatizantes”, atraídos por nuestra idea de Dios. Hoy día estos simpatizantes, como los que subían a orar al templo de Jerusalén, tienen dificultades para creer en un Dios personal y menos aún a la Iglesia. Tendríamos prisa, pero hay que respetar sus tiempos. San Agustín fue mucho tiempo un pre-catecúmeno, un buscador. Nos toca acompañarlos. Escuchar las preguntas auténticas. Para quien cree esto supone una purificación personal y un encuentro de nuevos caminos de evangelización.

Apertura y aventura. Uno de estos buscadores decía: “Incapaz de invocarlo, lo he espiado”.

En el diálogo, monseñor Sánchez de Toca, explicó en qué consiste el ateísmo superficial. No es el de los que creen que la fe católica es incompatible con la ciencia, o con una ideología política, tan importante en tiempos pasados. Hoy preferiríamos tener presente a un ateo pensante, convencido, y en cambio nos encontramos sobre todo con un ateo banal, en el que los contornos de la creencia y la no creencia se confunden. Se dan momentos de ruptura, en los momentos de dolor. Pero la fe no es sólo para las grietas, sino para la plenitud. Pero igual como hay zonas de duda en el ateo, las hay en los no creyentes. Estas permiten conectar con aquellas. Igual como con un creyente de otra religión conectamos por la sintonía religiosa, y mucho más con los cristianos de otras confesiones, de alguna manera puedo entender al ateo porque dentro de mí vive otro ateo oculto, que a veces chilla. Los diarios de Santa Teresita de Jesús lo muestran claramente. Podemos entender a quién no cree, no ya solo por razones externas, sino por razones más profundas.

También recordó a San Carlos de Foucauld, que en términos estadísticos fracasó en su evangelización. ¿Quién puede dictar los ritmos de la acogida de la fe? A veces estos procesos duran toda la vida. La no conversión cuando queremos no despierta nuestro orgullo personal, nuestras prisas. No es culpa nuestra. Sólo Dios toca el corazón. La semilla está sembrada. Donde hay un sustrato. Están llegando los hijos de los hijos del 68. Sin ninguna iniciación familiar. Pero se acercan a nosotros por el deseo de servir a los demás. Se trata de ofrecerles el sentido último de ese deseo.   

Respondiendo a las preguntas de los participantes, explicó que en un mondo muy confuso, con pérdida de identidad, se fomentan los fundamentalismos. La crisis de la transmisión de la fe lleva consigo no solo el alejamiento de la fe, sino el fomento de una fe fundamentalista, ideologizada.

También que la respuesta no está solo en la formación. Hay muchos testigos en la fe con poca formación. La formación es necesaria para vivir en este contexto.

La superficialidad es como un muro de goma que rebota todo. Es el muro de los prejuicios más habituales. No hay serie en la que no aparezca un obispo o un fraile feo y malo, tan previsibles que parece que los han comprado en IKEA. Rebatir los argumentos históricos rebota.

La experiencia estética requiere una preparación. Por eso en este proceso es importante recuperar las humanidades, la literatura, el buen uso de las nuevas tecnologías, experiencias como el Camino de Santiago que ofrecen la experiencia del silencio, etc…

Explicó que hay dos versiones del Atrio de los Gentiles: el del debate público y el de los diálogos públicos o personales. El debate respetuoso es complicado en nuestras culturas no anglosajonas. El diálogo público es muy interesante, como el que promueve la embajada de España en la Santa Sede. El diálogo personal aún más.

Comunicación: “La Plaza del Obradoiro, atrio de los gentiles”

Quizás el título tendría que haber tenido un signo de interrogación.

Habría que hablar primero del espacio o de los espacios del Atrio de los Gentiles. Cuando Benedicto XVI habla del espacio del Atrio de los Gentiles se refiere a un espacio interior, pero cabe la pregunta sobre el espacio o los espacios físicos de este Atrio. ¿Deberíamos separar este tipo de espacios?

Abordó tres cuestiones:

1.- El testimonio de la Iglesia antigua comentando un texto de la Carta a los Corinitos

2.- El unicum de la arqueología del Catecuemenium de Aquilea

3.- La Plaza del Obradoiro y otros espacios para la acogida a los no creyentes.

1.- El testimonio de la Iglesia antigua comentando un texto de la Carta a los Corintios

Para San Pablo los cristianos forman una “santidad”, y por tanto una separación del resto de los infieles. No os unzáis a un mismo yugo con los gentiles…” (2 Cor. 6, 14).

Esta actitud explica el que más tarde se llegará a la separación entre los bautizados y los catecúmenos de la celebración de los misterios sagrados.

Pero en la 1ª Carta a los Corintios 14: “Así pues, las lenguas, son un signo no para los creyentes, sino para los no creyentes. Así como la profecía lo es para los creyentes, no para los no creyentes….”.

Más allá de las interpretaciones de los expertos, san Pablo da por supuesto la presencia de los no creyentes en la Cena del Señor. Entre los gentiles era normal que los creyentes invitasen a los no creyentes, familiares y amigos, a las celebraciones.

No quedarían tocados por el don de lenguas, acostumbrados a manifestaciones similares en otros ritos, pero si al anuncio profético evangélico.

2.- El unicum de la arqueología del Catecuemenium de Aquilea

En Aquilea se encontró un espacio que se unía al baptisterio, una sala meridional, un espacio que reproduce la primera arquitectura basilical. Era el espacio reservado para los catecúmenos antes de ser bautizados.

Pero los estudios más recientes nos dicen que este espacio no se usaba sólo en la noche de la Vigilia de Pascua, sino durante todo el año. ¿Qué hacían con los catecúmenos durante la primera segunda parte de la celebración de la eucaristía? Ya que ellos participaban en la primera parte, en la liturgia de la Palabra y las oraciones. Desde el comienzo de su catecumenado, que podía durar muchos años, era así. San Agustín cuenta como siendo catecúmeno escuchaba la predicación de San Ambrosio.

Hacía falta un espacio para continuar la catequesis en el momento en el que salían de la Basílica. Por eso se le ha llamado a este espacio catecumeneo o catecumeninum, un espacio para los no bautizados, en los que habría situaciones muy diversas: distraídos, apáticos, entusiastas….

Entre los destinatarios a estos espacios no podemos hablar de no creyentes, se habían acercado a la Iglesia y deseaban ser bautizados.

En el espacio nuevo debemos pensar en los bautizados no creyentes que participan en algunas celebraciones religiosas familiares. Aumenta también el número de creyentes de otras religiones presentes socialmente en estas celebraciones, así como los no bautizados, ya increyentes como “espirituales”.

¿Dónde acogemos a las personas que se acercan a nosotros? Sobre la acogida a los no creyentes, Karl Rahner en los años 60 pensaba en la restauración de la Disciplina de Arcano para no “prostituir lo santo”.

Haría falta un espacio para su acogida, distintos a los locales parroquiales, sino espacios pensados para que los hombres puedan entrar en contacto con Dios antes de encontrarlo, un ambiente preparado para escuchar y para dialogar. Un elemento fundamental de este espacio es la decoración. En la Aquilea había una mezcla de elementos decorativos de motivos paganos reinterpretados cristianamente, como la imagen del Buen Pastor. O la imagen de Orfeo, que con la música arranca a las almas del Hades, simbolizando a Cristo, o Hércules que ha vencido a la muerte.

Las iglesias medievales decoraban también algunos espacios con estos motivos, que expresan el sentido del dolor, la esperanza de la justicia, etc…

3.- La Plaza del Obradoiro y otros espacios para la acogida a los no creyentes.

El Atrio de los Gentiles es un Atrio de las naciones. Y la Plaza del Obradoiro es un atrio de las naciones. Basta asomarse a esta plaza para encontrarse a personas de todos los continentes y sabemos que los que hacen el Camino lo hacen por diversas motivaciones.

La actitud interior de búsqueda es el denominador común de los caminantes, de los que llegan a esta Plaza. Además, la Plaza es también atrio del templo, es el espacio profano que está antes del Santuario donde hay que usar el lenguaje común, el lenguaje de la razón.

Si el Atrio de los Gentiles es el Atrio donde se discutía sobre la ley, para los judíos llevar la contraria ayudaba a encontrar la verdad.

Necesitamos un lugar de acogida humana donde curar las heridas con el agua y el aceite. La fe solo puede abrirse a los no creyentes abrazándoles, dice Halík. Un lugar que hable al corazón, y que despierte la nostalgia de Dios. 

En el diálogo habló de la experiencia de los peregrinos. Algunos han venido y. porque han leído sobre el Camino, o porque vieron la película The Way. Pero siempre hay un viaje interior: durante la peregrinación los peregrinos se hacen muchas preguntas. Es el sueño del cualquier experto de marketing: el Camino no necesita publicidad, se alimenta de su propia experiencia, y sólo requiere espacios de escucha. La orientación de la comunidad que acoge ayuda no sólo durante el camino, sino que prepara el “camino de vuelta”.

Necesitamos espacios acogedores, dejemos hablar, no responder a las provocaciones, dejar que salga todo el pus de las heridas… Escuchar significa también tragar, tener mucha paciencia…

También necesitamos buenos guías en los lugares de peregrinación. Nosotros ponemos los espacios, pero la explicación la ponen otros. Hay que abrir las iglesias, pero no basta con esto. Es necesario un servicio de acogida. La gente no busca ya ideas, como antaño, ahora buscan experiencias, también experiencias estéticas.

 

Profesor Enzo Bienmmi

Profesor del ISCR de Verona

Nuevos paradigmas para introducir en la fe

No habla desde la perspectiva pedagógica y mediática. Habla de paradigmas, y no de instrumentos.

Hay que partir de dos preguntas:

  • ¿Cómo se accede de la experiencia cristiana?
  • ¿Cuál es la naturaleza de la experiencia cristiana?

Pensar resolver el problema de la propuesta de la reflexión cristiana limitándonos a las modalidades actuales no permite acceder a la fe.

Propongo cuatro puntos: aclarar la naturaleza de la experiencia cristiana, cuál es su paradigma originario: el del relato, como se narra, y cuáles son los otros paradigmas.

1.- ¿Cuál es la naturaleza de la fe cristiana?

Es una historia. Es el acontecimiento de Dios en la historia. No se caracteriza por ser una idea religiosa o moral, sino por ser un acontecimiento. Un Israelita preguntado por su fe está obligado a contar una historia.

También nuestro credo es una estructura una historia. En el centro del credo cristiano está la historia de Jesús. Los cristianos tampoco tenemos otra forma de contar nuestra fe: lo que hemos visto, lo que han contemplado nuestros ojos… así hablan los evangelios.

La fe es una relación, antes que racional es relacional. La fe tendrá siempre recorrido propio sostenida en las relaciones. La fe cristiana contiene todas las dimensiones de una relación viva. Los salmos nos restituyen de modo sorprendente todas estas dimensiones, en todos sus registros: alabanza, grito, acusación, etc…

La fe cristiana es además una historia abierta: todo dicho y todo por decir. Aún esperamos la venida definitiva de Cristo. Dios es siempre el Dios de las sorpresas.

La fe cristiana es una historia, una historia de relación, y una historia abierta.

2.- El paradigma fundamental es la narración.

Es el paradigma genético. Es la modalidad matriz. Romano Guardini dice que cuando existe una persona y un día va al encuentro con otra se desarrolla un vínculo, y del vínculo nace un destino. No valen las leyes psicológicas o de otro tipo, estamos ante un misterio.

Si a una pareja se la pregunta en que consiste su amor, no pueden hacer otra cosa que contarnos su historia, la de su relación.

Dice Elisabeth Parmentier que Dios ha tomado tan en serio las pequeñas historias de los hombres en su relación con él, que ha hecho de ellas la gran historia de la salvación. El relato es el lenguaje originario del devenir de la fe.

Metz publicó un artículo en 1973, “Breve apología del narrar”, con el que surgió la Teología Narrativa: vio el peligro de la reducción de la fe a una explicación argumental y reflexiva. La verdad cristiana llega a nosotros en la historia, porque la verdad cristiana es relacional. Y su acogida requiere también un espacio relacional y narrativo.

Narrar no es un conocimiento más simple. La narración es un modelo cognitivo. No es un forma pobre y simple para introducir en la fe.

El Pórtico de la Gloria de la Catedral de Santiago es una gran narración.

San Agustín recordaba a sus diáconos que su primera misión es narrar la Escritura. El encuentro con la Palabra de Dios ha de llevar a poder ser escuchado, visto y tocado.

3.- ¿Cómo se narra?

¿Cuándo podemos decir que se da una comunicación narrativa de la fe?

Tiene una potencia pedagógica extraordinaria. Cuando doy clase todos escriben, o ven el móvil. En clase, cuanto cuento una historia, todos dejan sus bolígrafos y sus móviles…

El relato es más que el género literario narrativo. Para que se dé un relato es necesario tener en cuenta tres historias: la historia narrada, la historia de quien escucha, y la historia de quien la cuenta.

La historia de Jesús se comunica si se comunica que tiene que ver quien la cuenta, y si éste tiene en cuenta la historia de aquel que la escucha. Si conozco a las personas que escuchan no narro la parábola del Hijo Pródigo de la misma manera… por eso tenemos cuatro evangelios y no uno sólo. Hablan a cuatro o más culturas distintas, de manera pluriforme.

La misma memoria es cantada con unas canciones diferentes. La Biblia crece con el narrador y con el escuchador. Crece siempre. No hay un relato único.

Felipe al etíope le hizo ver la historia de Jesús como una historia que tenía que ver con su vida.

El narrador es también llamado a narrar su propia historia. Necesita contar la propia historia con la de Jesús. El testimonio cristiano no consiste sólo en hablar de lo que a uno le ha pasado, sino si lo que cuenta tiene que ver con lo que a él le ha pasado.

El paradigma narrativo de la fe requiere unir estas tres historias: la de Jesús, la del que la escucha, la del que la cuenta. Sino no es creíble. Sólo cuando este entramado ocurre entramos en la historia de Jesús: se fía porque ve esa historia en el narrador, y se ve interpelado profundamente porque toca su vida. Si uno de los tres sujetos queda fuera no hay anuncio del Evangelio, sólo se cuentan noticias, o dogmas, o se cuentan a sí mismos.

No evangeliza el defensor del dogma, que se protege con el dogma, como un escudo de protección para no implicarse vitalmente. No evangeliza el que se evangeliza a sí mismo, como un líder espiritual. No evangeliza el que se queda a un nivel antropológico, que toma en consideración la experiencia del escuchante, pero no se atreve a anunciar a Jesucristo.

4.- Los paradigmas que surgen del paradigma narrativo.

Todo nace de las narraciones porque la fe nace de una historial. De los relatos brotan todos los otros lenguajes: el doctrinal, el credo, los catecismos… son síntesis del relato. El símbolo nos une y expresa en esta síntesis. El Símbolo tiene también la misión de verificar la narración originaria, pues el primer relato de la fe genera multitud de relatos, pero no todos estos relatos responden igualmente a la fidelidad al relato originario. El Símbolo nos muestra la regla de la fe. La fe es un acto de confianza.

Decía San Agustín: “¿A quién amo cuando amo a mi Dios? He deseado ver con la inteligencia lo que creo”. Por eso además de narrar es necesario dialogar con la cultura actual. Es el paradigma de la inteligencia de la fe.

También los relatos escuchados generan ritos, actualizan en el hoy el relato que no es de una historia pasada sino tu historia, real y actual. Se realiza ahora, se realiza hoy, aquí y ahora, para ti y para mí.

Y el paradigma más profundo es la doxología: cuando todo calla, surge la alabanza, la invocación, la oración. Calla la reflexión, calla el dogma.

Podemos ser modernos y posmodernos, y usar los medios de comunicación, y seguir reduciendo la fe cristiana a una serie de dogmas.

A nosotros nos toca narrar. La narración es gratuita. Es el Espíritu Santo el que evangeliza y nos evangeliza cuando narramos la historia de Dios con nosotros.

Miguel López Varela

Profesor del ITC

Director de las Jornadas.

La andragogía catecumenal de la fe

El término es un neologismo. No solemos hablar de andragogía. Nos referimos más bien a la pedagogía catecumenal. ¿Por qué utilizar este término?

El RICA supuso la recuperación del catecumenado, como proceso por el que se llega a hacerse cristiano hasta recibir los sacramentos de la iniciación cristiana, un proceso de crecimiento en la fe.

¿Por qué añadir “de la fe”, si ya va implícito en el concepto de catecumenado?

La novedad consiste en introducir la pedagogía de adultos, la andragogía, con la pedagogía catecumenal de adultos: como iniciar en la fe a los adultos. 

La teoría andragógica.

La andragogía es la disciplina que trata de la pedagogía en la edad adulta. El adulto tiene una forma distinta de ser y de aprender que el niño o del joven. No es un esnobismo, sino reconocer el modo distinto de aprender del adulto.

Las particularidades de los adultos son, fundamentalmente, las siguientes:

La creencia de que el adulto ya no crece, sino decrece. Pero no es cierto. Siempre el ser humano se está desarrollando, pero de un modo distinto en cada una de sus edades.

Otro problema es cuando consideramos que alguien ha alcanzado la edad adulta. Tradicionalmente se consideraba edad adulta cuando nos creemos capaces de reproducirnos, pero en realidad lo marca la madurez de la psique y la madurez social (asumir responsabilidades y compromisos sociales), que es el criterio de la mayoría de edad legal. Podemos hablar de dos subetapas de la edad adulta, antes y después de los cuarenta años.

En el catecumenado se habla de que a partir de los siete años se está en edad capaz de realizar un proceso de adultos. Pero en la edición del RICA se hacen adaptaciones diversas a estos adultos a nivel de fe.

Nos encontramos ante la “eterna juventud” de los adultos de hoy en el contexto cultual en el que vivimos.

Malcolm Shepherd Knowles considera que existe un continuo en el proceso de la educación humana que une la pedagogía con la andragogía.

También son complementarios los términos entre pedagogía y didáctica.

La andragogía educa, pero educa a que los sujetos aprendan a aprender, a dirigir ellos mismos sus procesos de aprendizaje. No enseña sólo conocimientos específicos, sino que nos educa para poder aprender.

El adulto aprende cuando esta motivado. El niño también, pero junto a la motivación de sus padres y educadores. El adulto tiene que estar motivado sin la ayuda de la motivación de los demás.

La experiencia es un dato que es importante en la educación, y el adulto cuenta con una gran experiencia. Pero es una navaja de doble filo: es fuente de conocimiento, pero también puede ser un freno al conocimiento.

El adulto es protagonista de su propia vida, y autodirige su educación.

Vamos alcanzando nuestra propia identidad en alteridad, con los otros. También como adultos.

Lo específico de la pedagogía de la fe en el catecumenado de adultos. En la antigüedad fue siempre un proceso de gestación en la vida cristiana. Es el “embarazo” de la fe. Los padres de la Iglesia lo comparan también con el crecimiento de las plantas, y también con el “tirocinio”.

El tirocinio es la instrucción que recibían los soldados romanos. Una instrucción práctica. En las cartas de san Pablo hay muchas analogías en este sentido.

El catecumenado es una instrucción para prepararse al combate de la fe, o como le gustaba a San Pablo, a la lucha en el ámbito del deporte. La lucha espiritual para él tiene esta analogía. La vida del cristiano es como una competición atlética.

El estadio es el mundo, donde están los obstáculos externos e internos, la meta es Cristo, el premio la corona de la eternidad, y el atleta es el cristiano.

Se trata de aprender haciendo, con los entrenamientos de la fe. En la carrera de la fe nos entrenamos corriendo por la fe. El catecumenado afronta el ser ya cristiano. El catecúmeno que moría mártir era considerado igual que el bautizado, moría cristiano. La virtud teologal de la fe se recibe con este entrenamiento.

La fe como conocimiento, como fides qua, está al alcance del conocimiento. Está llamado a transmitirse y a pensarse.

Pero la fe es un encuentro, no sólo un conocimiento. Y además como conocimiento es un conocimiento afectivo, que tiene que ver con las “razones del corazón” de las que nos hablaba Pascal.

La primera expresión de la andragogía es el aprendizaje: hacer nuestro un conocimiento.

Es además un aprendizaje práctico: requiere un entramiento. Requiere ejercitarse como cristiano.

Requiere además de cambios, de pasajes, de los distintos desarrollos de su edad, no quedarse con la fe de niño. Y para esto son fundamentales las brechas existenciales, situaciones límite que pone al adulto en la situación de los grandes interrogantes.

Tiene que ser también una pedagogía existencial, partir de la propia experiencia del adulto.

Por otro lado, tiene que ser una pedagogía espiritual, que sigue el proceso del Espíritu que habita y habla en el adulto, que el catequista debe secundar.

Es una pedagogía dialogal. El catecumenado requiere traditio y redditio.

Es una pedagogía narrativa. El registro de la narración es el registro propio de la fe.

En el diálogo Miguel López Varela hablo de tres temas, a partir de las preguntas que le hicieron:

Por un lado, de la aplicación de todas las características de la andrología del catecumenado bautismal de adultos a todos los proyectos de pastoral de adultos que tienen como modelo en catecumenado.

Por otro lado, explicó que la importancia de la experiencia de los adultos en su catecumenado supone la importancia también de la Palabra de Dios, que permite leer desde la fe la propia experiencia, la propia vida, como historia de salvación.

En tercer lugar, habló de la pedagogía del andamiaje de la estructura personal: en el caso de los adultos hay que tener en cuenta dos estructuras: la antropológica y la religiosa, inseparables. Y de ambas hay aspectos que en el catecumenado requieren una reconstrucción: aspectos a potenciar y aspectos a reconstruir, a purificar, hasta llegar a “tener la mente de Cristo”. Para todo ello es fundamental el acompañamiento. Sin él sería imposible este andamiaje. También las entregas, los sacramentales, los exorcismos, propios del catecumenado.

 

15 de septiembre:

Profesor Enzo Bienmmi

Profesor del ISCR de Verona

El Segundo anuncio: entre los pasajes de la vida y los umbrales de la fe.

¿El hombre moderno tiene aún necesidad de Dios? El hombre moderno parece ya no tener necesidad de Dios. Este dato remueve el suelo bajo nuestros pies.

Aunque la cuestión de la fe implica mucho más que lo indican los datos sociológicos, no podemos eludir el hecho. Podría no ser tan negativo, podría ser una llamada de Dios: ¿De qué Dios y de qué religión la gente no tiene necesidad hoy? Quizás no del que le hemos presentado. Quizás esto abre al cristianismo una nueva época.

Tres razones nos llevan a hablar de un segundo anuncio:

La razón cultural: en Europa el cristianismo ya no forma parte esencial de su cultura, y esto tiene repercusiones globales.

La razón antropológica: La fe no se da en la vida de una persona de una vez para siempre, requiere ser continuamente acogida y asumida, requiere una adhesión segunda, una alianza segunda.  

La razón teológica: Debida al misterio de Cristo, a las sorpresas de Dios, a que nunca ha dicho la última palabra sobre nosotros, hasta su segunda venida. Dios es siempre nuevo.

El Papa Francisco resume todo esto diciendo que no vivimos en una época de cambios sino en un cambio de época. Estamos en una segunda época, en una situación nueva. Lo importante no es la secuencia, sino el cambio. Para el anuncio del Evangelio no podemos hacer de la necesidad de Dios una condición.

Requiere una conversión profunda. Requiere un nuevo paradigma de la fe. Un nuevo anuncio que se haga deseable para nuestros contemporáneos.

1.- El segundo cristianismo

El segundo anuncio requiere una segunda conversión.

Un nuevo paradigma para el cristianismo pues la cultura actual no transmite la fe sino la libertad religiosa. Tertuliano dijo que el cristiano no nace cristiano, sino que se hace cristiano. Desde finales del siglo IV la situación se invirtió: se nace cristianos y no se puede no serlo. Se puede ser plenamente humano sin ser cristiano.

La “no necesidad” de la fe para ser humanos además de un dato sociológico tiene que ver con Dios mismo, es una dimensión de su rostro que en un contexto de cristiandad hemos olvidado.

La revelación nos habla de un amor gratuito de Dios a los hombres y que él no condiciona su amor a nuestro reconocimiento explícito: Dios ha decidido no hacerse necesario. Es sólo gratuito. Uso un lenguaje paradójico. Pero esta es la gran paradoja de la fe. Sin Jesucristo no hay salvación, sin este amor de Dios no hay salvación, pero esta salvación no está condicionada por nuestro reconocimiento explícito. Dios es el completamente gratuito.

Así se expresa Gaudium et Spes: Cristo murió por todos. Debemos creer que el Espíritu Santo ofrece a todos la salvación. Todos tienen la posibilidad de ser asociados al misterio Pascual. El Catecismo de la Iglesia Católica dice que Dios no queda sometido a sus sacramentos.

Se puede vivir toda la vida sin enamorarse. No es necesario. Pero eso no quita que una experiencia de amor cambia la vida. La fe es “más” que necesaria, pues transfigura la existencia. Es una experiencia en el espacio de la gratuidad, no en el espacio de la obligatoriedad.

Dentro de un cristianismo que vinculaba la fe a la necesidad, a la carencia, nos llevaba a concebir la fe como un deber.

El Evangelista Mateo pone en escena dos experiencias: la del que busca y la del que no busca. Ambos comparten la misma experiencia al encontrar el Tesoro. Para ambos es un golpe de suerte que les maravilla. Sin mérito encuentran algo que va más allá de su búsqueda y de su no búsqueda. Ambos venden todo lo que tienen. En ambos se da una total desapropiación para una nueva apropiación.

El anuncio del Evangelio vale tanto para los que buscan como para los que no buscan. La adhesión explícita es la respuesta a un don gratuito.

Hemos perdido el estupor del Evangelio. Quizás no sea extraño pensar que la gente no tiene necesidad de un Dios que se le presenta como obligatorio.  

Hemos perdido el kerigma, la capacidad de sorprendernos de la gratuidad del amor de Dios. El hombre de hoy no busca a Dios, pero busca la felicidad.

Nosotros hemos sido catequizados en otra dimensión, bajo los conceptos del deber y del compromiso. Ahora se nos pide acoger el alejamiento de la fe de la gente no como el fin del cristianismo, sino como el fin de un tipo de cristianismo.

Esta es una señal que nos viene de los jóvenes. Este es el cristianismo segundo que estamos llamados a descubrir: después del cristianismo de nuestras fuerzas, el cristianismo de la gracia y de la sorpresa.

Si nos situamos en el espacio de la gratuidad nos sorprenderá a nosotros mismos y a todos nuestros contemporáneos. Es el cristianismo basado en la gracia y la libertad.

2.- El segundo anuncio

Evangelii Gaudium lo ha dejado bien claro: en el contexto en el que a la fe no nos adherimos por tradición, sino por convicción, y en una Iglesia que ha perdido su primer amor, se trata de volver al Kerigma: Jesucristo te ama, ha dado la vida por ti, está a tu lado para salvarte…

Se trata del segundo primer anuncio. Es el hacerse carne del primer anuncio cada vez mejor. No es secuencial. Es cada vez segundo anuncio. La mayoría de los bautizados ha recibido el segundo anuncio. Muchos de ellos se han alejado, por dejadez, por contradicción, o porque la vida los ha llevado a otros caminos.

Es segundo porque aparece como una segunda llamada a la libertad. Para muchos la segunda respuesta es en realidad la verdadera primera respuesta.

Israel también vivió dos éxodos, y por tanto dos veces retornó a las orillas del Mar Rojo. En el matrimonio, en la consagración religiosa, se da siempre un segundo sí, que en realidad es el principal Sí. Ya no hay una imagen atrayente, pero hay una decisión más madura.

En las grietas de las experiencias humanas es más propicio la oportunidad de este segundo anuncio, mucho más que cuando todo nos va bien. Cuando los equilibrios alcanzados entran en crisis. Se da una discontinuidad por exceso o por defecto: un encuentro, un hijo que nace, una gracia; o, por el contrario, un luto, una enfermedad, una herida psicológica profunda.

En estos momentos nos situamos ante el sentido de la vida. Sentimos la necesidad de pedir ayuda y de dar gracias.

Nos viene el encuentro las dos caras del misterio humano: el de la vida y el de la muerte, las pascuas antropológicas, los umbrales para la profesión de fe en el que el testimonio de alguno puede hacer presente el anuncio del amor de Dios.

El primer anuncio es siempre el mismo: Dios te ama. Pero no es un estribillo, sino un canto, que requiere melodías nuevas para cada situación.

La melodía de este anuncio para los que se van a casar no es el mismo que el de los que van a bautizar a sus hijos o para el que reconoce una vocación de consagración: son los kerigmas del futuro, de la paternidad y maternidad, para la misión, para la peregrinación, etc… Con la proximidad de la muerte será el kerigma de la esperanza…

Pablo continúa diciéndonos que todo el que invoca el nombre del Señor se salvará… pero como lo harán si no lo han oído anunciar. Es el primer y es el segundo anuncio.

3.- La segunda escucha:

Necesidad de una segunda escucha:

La Iglesia no puede dar por descontada su fe. Es el tiempo de una segunda escucha.

La Iglesia tiene necesidad de releer la Revelación con los ojos de la necesidad de felicidad de los hombres de hoy.

En la vida de las personas hay una palabra de Dios para nosotros. Si escucho, esta persona que no cre, tiene una palabra de Evangelio por mí.

El Espíritu Santo nos habla cuando escuchamos a las personas.

Entonces la Iglesia comprenderá mejor el Evangelio, la fe. La vida de las personas es la clave hermenéutica para entender lo que Dios nos dice hoy a la Iglesia.

La Iglesia no será capaz de liberarse de su autor referencialidad sino recorre este camino, el camino del hombre de hoy. La vida humana es el alfabeto de Dios, toda historia humana es terreno sagrado. Sobre este terreno estamos llamados a suspender cualquier juicio. En la Sagrada Escritura no hay ninguna historia lineal.

En el diálogo explicó que ha usado un lenguaje provocativo. Efectivamente, con respecto a la “no necesidad” de Dios, existe una necesidad profunda de Dios, pero no hay una aparente necesidad de Dios y no hay una auténtica necesidad del Dios mal anunciado.

No estamos llamados a anunciar la perfección humana, sino la misericordia divina.

Termino Enzo Bienmmi contando una experiencia personal: Cuando una mujer me dijo que tiene que ver la Sagrada Familia con la suya, llena de crisis y dificultades, cambie mi manera de presentarla. Un texto mío dio la vuelta al mundo: presente la Sagrada Familia como una familia llena de problemas y dificultades, a la que más que imitar tenemos que dar gracias.

Ricardo Sanjurjo Otero

Profesor del ITC

Estructura catecumenal de las primeras comunidades

No es fácil determinar el límite cronológico de loas “primeras comunidades”. Podríamos ponerlo en la mitad del siglo II, cuando están escritos los principales escritos cristianos.

Por brevedad vamos a referirnos a las comunidades de la primera generación, desde la Resurrección hasta 40 años después, estando vivos los apóstoles, y que queda marcada por la caída del Templo de Jerusalém, clave no sólo para la identidad judía, sino también para la comunidad cristiana.

También tenemos que determinar el concepto de “estructura catecumenal”.

Las siete cartas paulinas de la década de los 50 y el evangelio de Marcos son los principales documentos de esta etapa.

Marcos apenas nos habla de las primeras comunidades, más allá de la referencia a los 12. Las cartas paulinas nos dan más información.

Pablo no es la Iglesia. Su influencia es fundamental pero sus cartas no son representativas de todas las primeras comunidades.

Por otro lado, Pablo se centra en las correcciones, no describe a las comunidades.

Tampoco Pablo hace una eclesiología en sus cartas. Ofrece eso sí alusiones que nos ayudan a conocer la estructura eclesial.

Pablo desmiente la teoría que pretende ver en esta época una Iglesia carismática no organizada. Pablo es un organizador nato de comunidades cristianas para que perduren en el tiempo.

No utiliza los mismos términos al escribir a unas comunidades y a otras. Utiliza títulos sobre los carismas y las funciones diferentes. Es la diversidad terminológica lógica de un tiempo inicial, o de la pluralidad de formas en la diversidad de las comunidades.

En cuanto a la estructura catecumenal, decimos que este nombre lo aplicamos al concepto de instrucción. Pablo usa mucho el termino de instruir, también enseñar y exhortar.

El término catecumenal va más allá de la mera instrucción. Aunque no encontremos el término catecumenado no es una mera información, sino que hace referencia a una acción de la comunidad que lleva a cabo del proceso de incorporación para los nuevos cristianos, con cuatro dimensiones básicas de la catequesis: la instrucción, la oración,

La misión era armar la vida cristiana de los fieles.

El interés por este proceso de iniciación cristiana esta claro en Marcos y en Pablo.

En el Evangelio de Marcos es especialmente sucinto para hablar de Jesús: Mesías, Hijo de Dios, Hijo del Hombre, y sobre todo Maestro.

Toda la actividad de Jesús está bajo el título de Maestro. En el discurso parabólico es un momento emblemático para las comunidades cristianas. Marcos es muy minucioso con los datos. Dibuja una división entre los que están fuera de la casa, cerrados a la revelación de los misterios del Reino, así como los que están dentro de la casa, los discípulos, y los que están entre medias. La familia de Jesús la sitúa con los fariseos y escribas, entre los de fuera.

Existe una didáctica de Jesús con la explicación de las parábolas para los que están dentro de la casa. O con los que van solos por el camino. La comunidad a la que escribe Marcos es una comunidad en la que era muy importante la instrucción de Jesús, que se sitúan entre los “de dentro”.

En Pablo la clave de la instrucción se basa en enseñar, exhortar e instruir. Carisma e institución se requieren mutuamente. Apóstoles, profetas y doctores muestran la primacía del Ministerio de la Palabra. Previene ante el don de lenguas, ante lo admirable que llama la atención, ante los que buscan el protagonismo. Pone el centro de la acción cristiana en este ministerio de la Palabra. Todo es lícito, pero no todo conviene y edifica. Edificar aparece vinculado a este ministerio de la Palabra.

Para la iniciación cristiana, que a partir del siglo IV se llamará catecumenado, las primeras comunidades aportaron recursos tanto humanos como materiales.

Enrique A. Eguiarte Bendímez OAR

Teología catecumenal en San Ambrosio y San Agustín como paradigma patrístico.

Comenzó el ponente preguntándose: ¿Qué tiene que ver la patrística con los hombres del siglo XXI? Pues son los cimientos, las raíces. Si queremos saber quiénes somos tenemos que volver a ellos, a los padres de la Iglesia.

Ya Tertuliano con su obra De Bautismo, respondía a quienes no le daban ningún valor. Nos hace ver como al inicio del siglo III contamos con una estructura catecumenal, en el contexto de una Iglesia aun perseguida, de comunidades jóvenes en el norte de África.

Con la paz constantiniana, con el Edicto de Milán, se multiplican las personas que quieren entrar en la Iglesia, y es necesario purificar el proceso. Hay que estar muy atentos a las intenciones de quienes entrar en la Iglesia en un momento en que el cristianismo entraba en la oficialidad del Imperio.

Con San Ambrosio comienza un catecumenado agonístico, con un carácter de lucha, de competición, con el eco de la cultura popular, la de las pasiones de los mártires.

Es una catequesis bíblica en la que San Ambrosio se fija en torno a los patriarcas y sus virtudes cristianas, así como en los salmos, para enseñar a rezar con los salmos.

San Agustín abandona el Maniqueísmo para abrazar el cristianismo. No podemos hablar de un Agustín pagano. Desde niño fue llevado a la Iglesia para recibir el primer rito de iniciación cristiana: la señal de la cruz y la sal o el pan salado. Desde pequeño fue cristianus, pero no fidelis. Retraso 33 años el bautismo, lo cual era algo bastante común. Durante todo ese tiempo fue catecúmeno, lo cual no quiere decir que hiciera un catecumenado continuado de 33 años.

Un apunte: Muchos términos ya usados en este tiempo fueron acuñados por Tertuliano. ¿Qué significaba para Tertuliano la “confesión de la fe”? Tertuliano acuño el vocabulario que usamos: Trinidad, redentor, Tesela de la fe… La Tesela de la fe cambio por Símbolo de la fe.

Para San Ambrosio el que se prepara para el catecumenado ha llegado a la arena y tiene que luchar. Pone la analogía del pancracio era una lucha con las manos y los pies.

En este movimiento agonístico San Ambrosio propone que quien se bautiza se une a los mártires, porque la Iglesia siempre sería perseguida. San Ambrosio vive la persecución de los arrianos. Encuentra a los mártires Protasio y Gervasio y sale victorioso con sus cuerpos de la Basílica donde los encuentra.

La catequesis bíblica usa un rito muy curioso de la cultura de la Italia del momento, como es el éfeta. Recupera el contenido del Antiguo Testamento, por algunos rechazado.

Explica que la Biblia tiene un sentido histórico-natural, místico, y moral. Esto lo aprendió a San Agustín, que sólo había oído la catequesis literal de los Maniqueos. Se trata de una catequesis por tanto narrativa, al ser fundamentalmente bíblica.

Un anécdota interesante: En Milán se ayunaba de lunes a viernes, no en sábado y domingo. Santa Mónica le dice a su hijo que en el norte de África se ayunaba también los sábados. San Ambrosio le contesta a San Agustín que en cada lugar se siga la costumbre propia sobre el ayuno.

De Abraham saca San Ambrosio la catequesis para vivir el matrimonio y para hacer la transmisión de la fe.

El rito del Effeta que hace Cristo de tocar los oídos y tocar la boca. San Ambrosio incorpora una novedad: no toca la lengua ni la boca, pues un hombre no debe los labios de una mujer, sino que les tocaba la nariz, para convertirnos en buen olor de Cristo. En Milán además se ungía todo el cuerpo, pero no aparece en los escritos de San Ambrosio y San Agustín no se habla de las diaconisas, pero seguramente eran ellas las que ungían a las mujeres. Tampoco nos hablan de los monaguillos y sabemos que existían.

La Traditio Symbolum: la palabra Symbolum significa reconocimiento. Es el reconocimiento de pertenecer a un mismo cuerpo. También Symbolum es la aportación común de los comerciantes para comprar sus productos. Es expresión de la contribución de los apóstoles: doce confesiones, doce apóstoles.

En los ritos iniciales para comenzar el catecumenado se le dominaba nominacio, dar el nombre, que suponía que hubiera un cristiano que lo presentaba. Ejemplo de corresponsabilidad: el obispo otorgaba y explicaba el Símbolo una vez, luego los catequistas lo explicarían las siguientes veces.

San Ambrosio no explicaba el Misterium, porque hubiese sido una traición. Esta influido por las religiones mistéricas, y por tanto por la importancia del secreto, y por la sorpresa. Algunos se extrañaban, decepcionados, porque cuando van a bautizarse sólo ven una piscina bautismal, lejos de la complejidad efectista de los ritos de iniciación mistéricos.

Preguntado sobre si convendría retrasar el bautismo de los niños, en este contexto de hoy, y a la luz de la experiencia de San Agustín, el profesor Eguiarte, respondió que San Agustín defendió el bautismo de niños, hasta reprochar a su madre por no haberlo bautizado desde niño. Se convirtió gracias a su madre, pero pensó que si se hubiese bautizado antes le hubiese sido más fácil madurar como cristiano. En una sociedad de entonces parecida a la nuestra, de gran pluralidad religiosa, San Agustín recomienda el bautismo de niños.

 

Profesor Roland Lacroix

del Instituto Superior de Pastoral Catequética de París

Redescubrir la fe e iniciarse en la posmodernidad y en una sociedad líquida

Debemos tener en cuenta la sociedad postmoderna, siempre compleja, patológicamente siempre en crisis. Veamos varios aspectos:

1.- La relación el espíritu virtual y de comunicación. Ponemos demasiada esperanza en la comunicación virtual. El evangelizador en Internet es un testigo numérico.

2.- Un mundo inmanente que encuentra su principio en si mismo: toda certeza está bajo sospecha. Cada uno debe buscar su camino y su realización. No importa si el cristianismo es legítimo, sino es útil para vivir.

3.- El pluralismo es constitutivo de la postmodernidad, con el declive de las instituciones se mantiene el valor de lo sagrado, siempre que sea anónimo y personal, no institucional.

4.- Una sociedad líquida. Identidad siempre ajustándose. Para Bawman es una sociedad donde domina lo rechazable y lo recambiable. El tiempo no es para la defensa de valores o de normas innegociables, el horizonte no tiene sentido. La Iglesia líquida es una Iglesia en red y periférica, sólo espiritual, no estructural.

5.- El final de un consenso humanista: no hay ni siquiera un contexto sobre lo que es o no es humano, y la muerte es un error. Es un pluralismo radical sobre las definiciones de lo humano.

Hay prácticas catequéticas que conectan con la humanización, estás pueden tener cierta acogida.

La transmisión de la fe no se puede aislar de las situaciones actuales más relevantes, como el nuevo mapa económico y la situación medioambiental.

La pedagogía de iniciación, de la que hablaron los obispos franceses en 2006, y el nuevo Directorio plantea esta cuestión. Es una noción inspirada por el catecumenado bautismal, modelo inspirador de toda la acción catequética.

Es necesario entrar en una cultura pedagógica. No entramos en el Misterio de la fe, somos iniciados en él. Hay que poner el acento en los comienzos y los re-comienzos, más que en los resultados finales.

Son importantes la libertad de la persona, los procesos, la dinámica de elección, etc…

Es necesario subrayar que la pedagogía de la iniciación no se limita a la acción catequética. Está presente en todas las acciones pastorales, en todas las ocasiones de acogida. Toda acción pastoral se convierte en pedagogía de la iniciación de un estilo de vida, de una manera de ser cristiano.

La encarnación es el espacio de la iniciación cristiana. Propone una pedagogía encarnada y corporal: que pueda desarrollarse en las mismas prácticas de la postmodernidad.

Apoyarse en la encarnación como espacio de la iniciación cristiana supone repensar el papel de la liturgia, que propone una manera de estar, de gesticular, de oler, de gritar, de danzar, de lo sensible a lo inteligible.

Los ritos muestran que requieren reflejarse en la ética. En una época en la que no se sabe que es el ser humano puede proponer un conviértete en lo que recibes. No hay que limitarse al intercambio de palabras. Los ritos se revalorizan.

La liturgia se convierte en lugar pertinente de evangelización, que nos libera de la auto-referencialidad de la pura razón. Hacer la señal de la cruz no es sólo una confesión, sino una inserción.

En la postmodernidad se revaloriza el Ritual de Iniciación de Adultos, que propone un camino de periodos y etapas con su finalidad específica de iniciar a los catecúmenos en la vida cristiana.

El RICA se elaboró hace 50 años partiendo de una experiencia de catecumenado en Francia de ese momento, ya en una situación nueva.

El Papa Francisco recupera la dimensión del asombro, y la fuerza del símbolo.

El Directorio retoma esta reflexión al mostrar que el Ritual de Iniciación propone contenidos concretos para la iniciación hoy.

Una propuesta interesante es la de itinerarios catequéticos litúrgicos. Se valora por ejemplo, el significado del agua bautismal, por ejemplo.

Recordemos la forma en la que el Concilio Vaticano II recupera el catecumenado, privilegiando un acompañamiento del proceso de iniciación.

Los ritos han perdido su significación, es necesario enseñarlos de nuevo. El reaprendizaje de la vida cristiana tiene que unir palabra y rito, Biblia y liturgia. Hay que capacitar simbólicamente.

Tejer textos bíblicos y palabras rituales, es necesario. Forma parte de la urgencia mistagógica: conducir al misterio de la fe.

Evocar una Iglesia en salida a un mundo en constante evolución. Es una opción misionera capaz de renovar lenguajes y propuestas, y a acoger los carismas de los recién llegados.

No olvidemos lo que nos dice la Dei Verbum: Dios invisible habla a los hombres como amigos para recibirlos en su compañía. El Dios de la gracia y la libertad del hombre se nos acerca en Cristo, el primer mistagogo.

Dios ha entrado en nuestro caos. Si el Señor no construye la casa… Es obra suya.  Nos toca sólo secundarla.

 

Francisco Buide del Real

Profesor del ITC

La via Pulchritudinis, camino de acceso a la fe

En la historia de la Iglesia hay una constante: la imbricación entre la sociedad y la Iglesia, de la que aún no hemos salido al menos en Galicia, en España, o en Europa, donde persisten muchos elementos de Cristiandad.

En la historia de la Iglesia la evangelización ha tenido siempre en cuenta a los no cristianos. El exhorcismo y las renuncias, que están mucho más presentes en el RICA que el Catecumenado de niños, forma parte del patrimonio de la evangelización, no como renuncias morales, sino como renuncias a Santanas.

Sería pelagianismo entender la evangelización como un proceso de convicción cognitiva. La Iniciación Cristiana es otra cosa, con varios elementos:

  • La Palabra de Dios, en la que el AT es como la iniciación cristiana de la historia de la humanidad.
  • La liturgia, los himnos, la oración,
  • Los elementos de la naturaleza: la luz, el agua, el pan y el vino,
  • La comunidad en la que se entra a formar parte.

El Itinerario de Egeria es uno de los textos del Corpus Christianorum, fundamentales en las tres peregrinaciones.

El camino de Egeria lo encontramos en el monacato cristiano de la Iglesia antigua, en el Sinaí, expresa el viaje y la curiosidad, el asombro, el recorrido de los espacios, la acogida con un ritual…

La vía de la belleza, asociada con la imagen, el icono, y con el sacramental, importante en la Iglesia primitiva, los espacios, los tiempos (el reparto temporal del día): el sol marca las horas del día…

Egeria se nos muestra ya cristiana, ya bautizada, pero en búsqueda de la conversión, en búsqueda de la madurez de la fe. A Egeria la llamamos monja, pero no lo sabemos, podría ser una viuda.

Hoy podemos ver este tipo de comunidades orantes en nuevas congregaciones religiosas, en movimientos laicales con Taize, o como San Egidio.

Egeria va escribiendo su itinerario a sus hermanas. Es un itinerario ligado a la vía de la belleza. Entre los rigorismos de los arqueólogos y el elitismo de los pastoralistas hemos acabado con la tradición popular del “tocar” las imágenes. De seminaristas hacíamos un experimento. Tocábamos una piedra tres de nosotros, y automáticamente un montón de turistas repetían nuestro gesto.

Egeria iba reconociendo un mundo de experiencias monacales y espirituales a lo largo de su camino.

En la segunda parte del Itinerario de Egeria encontramos la liturgia en Jerusalén en Semana Santa. Sigue siendo hoy evangelizadora a través de sus signos.

Una segunda referencia es San Martín de Braga. Es como un catecismo rural. No sabemos si es para cristianos o para no cristianos, o para cristianos que no viven como no cristianos, al final en un contexto comparable con el nuestro.

San Martín de Braga hace una terapia de choque contra la superstición. Para el hombre del mundo antiguo la praxis religiosa no cristiana es efectiva, no como nosotros, que en seguida decimos que no sirven para nada. Ellos creían en la fuerza sobrenatural que no es de Dios, y que por tanto es del demonio.

El papa Gregorio Magno habla de adaptaciones abandonado prácticas paganas. Es como una secularización cristiana del cosmos antiguo, poblado de fuerzas sobrenaturales. En el credo hablamos de lo visible y lo invisible del mundo creado.

Gregorio Magno, como San Martín de Braga, conservan la fascinación por el misterio de la naturaleza, pero lo elevan al Creador. Se adaptan las prácticas cristianas al cristianismo.

El arte paleocristiano es paletal, está en la pared. Es un arte que evoca la luz, la vida.

Los cristianos no somos adoradores de ídolos pero no somos iconoclastas, hasta el Jansenismo, y los excesos iconoclastas del post-concilio.

Otro ámbito es el de las reliquias: no son sólo unos huesos, sino partes de los cuerpos de quienes como santos sabemos de la resurrección de sus cuerpos.

Contamos con elementos de la antigüedad de gran belleza: El Crismón de Quiroga es uno de los acrósticos con el Alfa y el Omega y en nombre de Cristo, el Beato de Liébana, etc…