Infomadrid/Sandra Madrid.- «Es un regalo de Dios que te llega sin esperarlo, algunos pensarán que ha sido una casualidad, pero yo creo que ha sido providencial», afirma María Victoria Garrido, que junto a su marido Alberto Cabría y sus tres hijos María, Rocío y Alberto, son una de las familias madrileñas que participarán el 25 y 26 de mayo en la I Jornada Mundial de los Niños en Roma.

Las palabras que más repiten estos días María (12), Rocío (10) y Alberto (7 ) son ilusión y emoción porque van a participar en esta jornada y porque van a ver al Papa Francisco. «Crecer en la fe, disfrutar en familia y escuchar lo que nos dice el Santo Padre para poder transmitirlo a mis amigas», ha afirmado la mayor de los tres hermanos. Por su parte, Rocío está muy emocionada porque «vamos de representantes de Madrid y esperando volver el próximo año». El pequeño de la familia, Alberto «le encantaría hablar con el Papa, rezará mucho y le pedirá a Jesús ser cada día más bueno para parecerse a él».

Sus hijos van al colegio católico, Edith Stein, situado en el distrito de Usera, «donde reciben una formación católica extraordinaria», pero ella quería que los pequeños siguiesen formándose fuera del centro. Un día, investigando encontró información de Hakuna Kids, un grupo formado por matrimonios con niños pequeños, «indagué, contacté con ellos y me pareció una iniciativa estupenda».

María Victoria no había oído hablar de este acto, «un día le llegó un mensaje al grupo de whatsapp de Hakuna kids en el que informaban de la jornada». Ella pensó que sería complicado organizarse porque quedaba menos de un mes, «pero que hubiera sido maravilloso participar con mi marido y con mis hijos», así que, «escribí un correo electrónico explicando cuál era nuestra situación, inquietudes, y para saber si había alguna posibilidad de que nos concedieran una beca». Al día siguiente les llamaron y les dieron una gran noticia: «Os podemos ayudar con el viaje de los niños».

«Crecer en la fe»

«Me parece impresionante que mis hijos puedan participar en esta jornada porque mi marido y yo hemos vivido varias JMJ. Será un momento de crecer en la fe, de ver la universalidad de la Iglesia y de dar gracias a Dios por la suerte que hemos tenido de nacer en una familia católica y que nos hayan inculcado la fe desde pequeños. Dios nos ha hecho este regalo».

Además, María Victoria explica que están muy agradecidos al colegio Edith Stein «por la importancia que dan a la educación católica, y cómo la transmiten a los niños», y en definitiva, «a las familias». También al grupo Hakuna kids, «que gracias a ellos conocí la noticia que el Papa había convocado la I Jornada Mundial de los Niños», así como, «a la parroquia san Andrés Apóstol, y en concreto al sacerdote José Manuel, que nos llamó y nos brindó esta oportunidad».

En estos momentos, «mi familia y yo ya estamos rezando por los frutos de esta jornada, por la gente que participará en ella, por los que no pueden ir, por las personas que seguirán la celebración a través de los medios, para que todos podamos crecer en la fe, en la esperanza y en el amor a Dios y a los demás». También explica María Victoria «a tener siempre ese sentimiento de gratitud porque Dios nos cuida, nos protege y nos mima».

«Lo que vamos a vivir como familia este fin de semana en Roma quedará grabado en nuestra alma. No podemos olvidar que es un don de Dios que tenemos que intentar hacer llegar a los demás». En este sentido, María Victoria espera «que nuestro testimonio sirva para tener un contacto más de cómo actúa Dios a través de los hombres».

«Un gran reto»

«Participar en esta jornada me parece una gracia sobrevenida más, porque ni nos lo planteábamos, ni esperábamos acudir», ha afirmado Alberto, que lo considera una locura más de su mujer. Además, dentro de los cambios que ha explicado María Victoria, Alberto recuerda que también «surge la necesidad de que nuestros hijos que crecen como adolescentes en el mundo en el que les ha tocado vivir, puedan conservar la fe que tienen e incrementarla, así como, encontrar y compartirla con otras personas, pero que no sea solamente una cosa de la Iglesia, sino que sea algo natural que integras en tu vida aquello, que es lo más importante». En este sentido, Alberto recuerda que «es verdad que en nuestra sociedad esto es muy difícil, y un gran reto».

El mensaje del Santo Padre

Se acerca su primera Jornada Mundial, que será en Roma los días 25 y 26 del próximo mes de mayo. Por eso me pareció bien enviarles un mensaje. Me alegra que puedan recibirlo y agradezco a todos los que trabajarán para que esto sea posible. Lo dirijo ante todo a cada uno de ustedes personalmente, a ti querida niña, a ti querido niño, porque «eres valioso» a los ojos de Dios (Is 43,4), como nos lo enseña la Biblia y como Jesús lo demostró tantas veces.

Y ahora quiero confiarles un secreto importante: para ser realmente felices es necesario rezar, rezar mucho, todos los días, porque la oración nos conecta directamente con Dios, nos llena el corazón de luz y de calor y nos ayuda a hacer todo con confianza y serenidad. También Jesús rezaba siempre al Padre. ¿Y saben cómo lo llamaba? En su lengua le decía sencillamente Abba, que significa Papá (cf. Mc 14,36). Llamémoslo así también nosotros y lo sentiremos siempre cercano. Nos lo prometió el mismo Jesús, cuando nos dijo: «Donde hay dos o tres reunidos en mi Nombre, yo estoy presente en medio de ellos» (Mt 18,20).

Queridas niñas y queridos niños, saben que en mayo me encontraré en Roma con muchos de ustedes, que vendrán en gran número de todo el mundo. Y entonces, para prepararnos bien, rezando, les propongo que usemos las mismas palabras que Jesús nos ha enseñado: el Padrenuestro. Recítenlo todas las mañanas y todas las tardes, y también en familia, con sus padres, hermanos, hermanas y abuelos. Pero no como una fórmula, no, sino pensando en las palabras que Jesús nos ha enseñado. Jesús nos llama y desea que, con Él, seamos protagonistas de esta Jornada Mundial, como constructores de un mundo nuevo, más humano, justo y pacífico.