Foto: Familia de Marlen Makdesi y Yasser Satmi en Marmarita, Siria. (ACN)

Las familias de Siria están peor que en los momentos más graves de la guerra

La Iglesia local provee de ayuda para pagar alquileres a familias cristianas desplazadas y que puedan tener un lugar seguro donde vivir

ACN.- Las familias en Siria sufren la escasez en las necesidades más básicas de la vida: salud, vivienda y comida. Los largos años de guerra, el aislamiento regional, la destrucción de las infraestructuras, la hiperinflación de precios y las sanciones internacionales hacen que hoy en día el país sea imposible sostenerse, y eso que han disminuido las operaciones militares y los bombardeos.Un ejemplo de ello es la familia Marlen Makdesi y Yasser Satmi, que tienen tres hijos. Viven en la región conocida como el «Valle de los Cristianos», la única región de mayoría cristiana en Siria. Son un conjunto de hasta 29 pequeñas localidades de mayoría cristiana, situada a media hora en coche de la ciudad de Homs, en el centro oeste del país. Hasta estas localidades han huido miles de personas en busca de un lugar seguro dentro de Siria.Yasser, el padre de familia, cuenta su historia: “Nuestra situación está por los suelos. Me lesioné la pierna durante la guerra y me internaron para operarme. Por el momento no tenemos comida, sólo pan y estamos luchando. La Iglesia Católica es la principal proveedora de nuestra familia”.

Apoyo a necesidades básicas

La Iglesia local ha solicitado apoyo a Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) para pagar el alquiler de numerosas familias desplazadas, o familias cuya economía se han visto afectada por más de 10 años de guerra. Desde ACN se ha prometido una ayuda de 170.000 euros para cubrir todos los gastos de un año. Se va a ayudar a unas 350 familias, con unos 25 euros mensuales por familia. Además el coste total del proyecto también cubre el pago de las necesidades básicas para 180 familias, como ropa, comida y medicamentos. Y por último, también se busca dar un apoyo al equipo de voluntarios que coordinan la ayuda a las familias.

El proyecto está coordinado por la Iglesia greco-católica melquita, a través del Centro de San Pedro, dirigido por el padre Walid Iskandafy, a quien apoyamos desde 2012 con alimentos, combustible para calefacción, subsidios de alquiler y atención médica. Nueve jóvenes, la mayoría de ellos desplazados internos, brindan apoyo y visitas a familias pobres, haciendo evaluaciones cuidadosas de la situación de cada familia.

Uno de estos jóvenes es Wassim Farkouh, quien también ha sufrido las consecuencias de la guerra: “Ahora hay más necesidad que nunca, porque ya no hay ingresos ni ahorros, y las familias siguen necesitando alimentos, medicinas y un techo”. Los precios son 3 veces más altos que hace solo 5 años.

 

Instrumentos de esperanza

Agradecen el apoyo recibido por ACN, que les permite tener un lugar donde vivir con dignidad. Se despiden asegurando sus oraciones por todos los benefactores, el mejor regalo que ellos pueden hacer en este momento de pobreza absoluta, pero que saben que tiene un valor incalculable.

“El trabajo del centro en los primeros años se limitaba a brindar servicios a las familias desplazadas, pero con la intensificación de la crisis, especialmente las condiciones de vida y el alto índice de pobreza entre la mayoría de las familias sirias, el alcance se amplió y desde hace más de cinco años, incluyen las familias pobres y necesitadas de la región”, cuenta Wassim.

La familia de Marlen y Yasser aprecian mucho el apoyo ofrecido por este grupo de voluntarios. Yasser asegura: “Gracias a ellos no perdemos nuestra fe en Dios, incluso aunque la situación económica se vaya deteriorando cada día. Creo que Dios nunca nos deja solos ni abandonados. Creemos que el día que todo esto acabe va a llegar. ¿Cuándo? Cuando Dios lo decida”.