¿Ha fracasado la Nueva Evangelización?, es el cuestionamiento central que plantea el libro del autor Manuel Mª Bru, delegado Episcopal de Catequesis de la Archidiócesis de Madrid. Detallado y ameno análisis sobre la situación de la Iglesia en el contexto actual. Para ello, repasa el concepto de Nueva Evangelización, acuñado por Juan Pablo II, y lo pone en relación con las propuestas evangelizadoras de Benedicto XVI y del Papa Francisco. Con todo ello, Bru no solo ofrece un claro diagnóstico de la situación evangelizadora de la Iglesia, sino también una propuesta de soluciones y, sobre todo, una invitación a iniciar una «nueva etapa», marcada por la siempre nueva alegría del Evangelio, en el deber de todo cristiano de evangelizar.
Con un estilo periodístico y con títulos que, en muchas ocasiones, son preguntas, Manuel Mª Bru sienta las bases para un diálogo profundo y enriquecedor: ¿Evangelizar solo «en» o también «desde» las periferias? / ¿Familia, escuela, parroquia, movimiento…? ¿Juntos, separados o revueltos? / ¿Aprendemos y aprovechamos la pedagogía narrativa de la fe? / ¿Puede la información religiosa ser evangelizadora? / Conclusión: Entonces, ¿ha fracasado o no ha fracasado la Nueva Evangelización?
El anuncio del Evangelio es siempre un tema de actualidad. «Se trata del discernimiento sobre la raíz, sobre el punto de partida de la evangelización, en este caso, de la propuesta de la Iglesia de hoy de la Nueva Evangelización. Se trata de discernir si los presupuestos son sanos o están dañados, y por tanto de distinguir entre presupuestos sanos y presupuestos dañados, de saber por qué unos son sanos y otros están dañados. A esto nos referimos cuando queremos explicar, con la expresión «fracaso» o «no fracaso», elegida especialmente por su carga persuasiva y provocativa, en qué fracasa o en qué no fracasa la Nueva Evangelización».
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El Cardenal José Cobo, en el prólogo del libro, destaca la importancia de abordar estas preguntas para quienes se toman en serio el desafío de anunciar el Evangelio. Destaca la valentía del autor al ofrecer respuestas que invitan al diálogo sincero y a la reflexión conjunta sobre la Verdad. Señala como Bru, a través de su experiencia vivida, plantea interrogantes que surgen de la realidad cotidiana de quienes se dedican a la evangelización en diversos ámbitos pastorales. Para concluir afirma que los argumentos y reflexiones dadas en el libro ayudarán a tomar postura ante el reto que este tiempo plantea, a madurar el propio pensamiento, de modo que quien se acerque a las páginas de la obra pueda ser un interviniente activo en este diálogo que es el camino de la fe.
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Sobre el autor
Manuel María Bru Alonso (Madrid, 1963) es sacerdote diocesano de Madrid, delegado episcopal de Catequesis de la Archidiócesis de Madrid y presidente de la Fundación Crónica Blanca. Es licenciado en Ciencias Eclesiásticas por la Universidad Pontificia de Comillas, licenciado y doctor en Periodismo por la Universidad CEU-San Pablo (docente en ella desde 2007 hasta 2023), y actualmente profesor en la Universidad San Dámaso, y en los institutos Pío X y de Pastoral de la Pontifica de Salamanca en Madrid. Colaborador del semanario Alfa y Omega y de RNE, es autor de más de veinte libros sobre comunicación social, actualidad eclesial y catequesis, entre ellos San Juan Pablo II. Incansable defensor de la dignidad humana (SAN PABLO, 2021)). Miembro de la Comisión Diocesana de Comunión Eclesial y del Consejo Pastoral de la Archidiócesis de Madrid, así como de los consejos nacionales del Movimiento de los Focolares, la Fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada, la Congregación De San Pedro Apóstol de Sacerdotes Naturales de Madrid, la Asociación de Catequistas Españoles (AECA) y el Equipo Europeo de Catequesis.
Extracto de la introducción del libro “¿Ha fracasado la Nueva Evangelización?” de Manuel María Bru
¿Somos capaces, desde la realidad (y no desde nuestros prejuicios), y desde la complejidad (y no desde el ansia “apologética” de encontrar respuestas fáciles), de hacernos la pregunta que da título a este libro? ¿Ha fracasado la Nueva Evangelización? Porque este título no solo pretende ser sugerente. Pretende también tomarse en serio esta pregunta y, a tientas, y sólo a tientas, darle respuesta. Nos proponemos reflexionar, y no arriesgarnos a servir una respuesta apresurada. Servidas en frío, como las comidas en invierno, las respuestas a este tipo de preguntas, de por si siempre efímeras y limitadas, no serían fáciles de digerir.
Por otro lado, no nos interesan las respuestas meramente académicas, que pueden caer en vacuas “discusiones bizantinas”, sino en cómo afrontar con parresia, como dice el Papa Francisco, los desafíos de la evangelización, siempre nueva, y siempre novedosa, y de hacerlo en el mundo que hoy nos ha tocado vivir. No necesitamos “hacer bizantinismos filosóficos, teológicos, espirituales”, sino “salir para anunciar la palabra de amor a todos”, porque “Dios nos espera en las pruebas y en los gemidos de nuestros hermanos, en las llagas de la sociedad, y en las interrogaciones de la cultura de nuestra época”[1].
Y para poder adentrarnos en este tipo de respuesta es muy importante que seamos francos y humildes a la hora de hacer las preguntas, sin dar nada por consabido, ni nada por supuesto, sino deduciendo unas preguntas de otras, y de estas otras nuevas, hasta agotar nuestra capacidad de apertura, que ha de ser al mismo tiempo a la realidad en la que vivimos, y a la misión a la que estamos llamados. Y que se traduce en la capacidad no sólo intelectual, sino sobre todo espiritual, del inconformismo, de la libertad de discernimiento, de una mirada positiva y esperanzadora nacida de la sorpresa y del asombro, y del estar dispuestos a un nuevo inicio, a una “nueva etapa evangelizadora”[2], como la quiere el Papa Francisco, marcada por la siempre nueva alegría del Evangelio.
El gran desafío, ante el que nos queremos abrir a través de esta reflexión, y sobre el que nos hagamos infinidad de preguntas y tratamos de al menos responder parcialmente a algunas de ellas, la expresa con toda claridad monseñor Fernando Prado, obispo de San Sebastián: “En el contexto en que vivimos es importante y necesario saberse situar de cara a la misión. No se trata de realizar un diagnóstico más, sino de detectar, discernir…, con audacia y creatividad; en definitiva, echar una mirada al mundo, como dice el Papa Francisco, con los ojos de discípulo misionero e intentar responder desde el discernimiento evangélico. Se trata de una mirada más creyente que científica. Indudablemente, siempre, al centro, la Palabra de Dios como elemento esencial para poder realizar un discernimiento seguro. También la escucha a los demás y, en especial, a nuestros pastores. Es importante saber detectar cuáles son esos areópagos de ayer y de hoy en los que el hombre (la humanidad) se la juega: esos lugares -geográficos, culturales y existenciales- especialmente importantes en los que la misión tiene una influencia profunda y amplia, lugares en que el hombre se encuentra y en los que hay que anunciar el Evangelio con obras y palabras. Son las periferias y las fronteras a las que nos vemos siempre llamados y que hoy como ayer quieren ser habitadas y visitadas por el Evangelio”[3].
Es cierto que no partimos de cero, gracias a Dios. Como explica monseñor Raúl Berzosa, “la llamada de los últimos Papas es nítida: necesitamos evangelizar. También desde nuestras iglesias locales. ¿Por qué? Estamos en un momento de gracia (de Kairos). Hemos tenido que hacernos las mismas preguntas que un día se hizo el Vaticano II: Iglesia, ¿qué dices de ti misma y qué rostro quieres ofrecer a los hombres y mujeres de hoy? No es un reinventar la Iglesia (partiendo de cero). Si es un redescubrir y consolidar la Iglesia del Vaticano II: Misterio de comunión para la misión. Y un hacer realidad la Iglesia de la Trinidad: que somos pueblo de Dios, Cuerpo de Cristo, Templo del Espíritu Santo. El reto: traducir la comunión en responsabilidad y la misión en evangelización”[4].
No partimos de cero, y ya con estos presupuestos, el camino está trazado, pero aún persiste la niebla que nos aflige, no la de ayer, cuando vivíamos bajo el espejismo de la cristiandad, ni la de mañana, que no sabemos que nos deparará, sino la de hoy, la del tiempo que nos ha tocado vivir. Y en el camino, en medio de la niebla, se nos amontonan las preguntas, sin que, como decimos, tengamos que apresurarnos a encontrar respuestas, pero si queramos descubrir señales, esas que nos dicen si estamos o no en el buen camino.
No partimos de cero, pero algunos se empeñan en ver en el transcurso del discernimiento sobre estas grandes preguntas, y en la búsqueda de respuestas bajo el denominador común de la urgencia de una Nueva Evangelización, en lugar de una novedad en la continuidad visible en el desarrollo del Magisterio Pontificio de los últimos papas, una ruptura. No pocos creen, y en este libro me propongo personalmente con todo mi ser y mi entender a desmontarlo, que la gran idea de la Nueva Evangelización de San Juan Pablo II y después secundada por Benedicto XVI, además de romper por su parte con el camino de discernimiento recorrido por San Juan XXIII, el Concilio Vaticano II y San Pablo VI, habría sido posteriormente truncada por el Papa Francisco y su propuesta de las periferias geográficas y existenciales de la misión, que para los mismos maledicentes no serían más que reediciones de esas teologías progresistas y peligrosas suscitadas en el posconcilio, al abrigo de la opción preferencial por los pobres de algunas iglesias jóvenes. Y con estos mimbres, huelgan las preguntas serias, porque en todo caso las respuestas ya estarían servidas en bandejas envenenadas de desinformación, ideologización, y polarización.
[1] FRANCISCO. Audiencia a un grupo de miembros del Movimiento de los Focolares (26 de septiembre de 2014).
[2] FRANCISCO. Exhortación apostólica Evangelli Gaudium. Documento citado, nº 1.
[3] FERNANDO PRADO AYUSO. Testigos del Evangelio. Vida consagrada y misión. Publicaciones Claretianas. Madrid 2015, p.122.
[4] RAÚL BERZOSA y GERARDO GALETTO. Hablemos de Nueva Evangelización. Para que sea nueva y evangelizadora. Desclée De Brouwer. Bilbao 2012, p.143.