DOMINGO V DE CUARESMA: EL AMOR ES MÁS FUERTE QUE LA MUERTE

Ezequiel 37,12-14; Romanos 8,8-11; Juan 11,1-45

HABLA LA PALABRA: Dios-Amor es dador de vida

El amor de Dios es una infinita caja de sorpresas:

  • ¡Cuánto debió ser la apertura de Ezequiel al Espíritu de Dios para llegar a entender y a anunciar que Dios no sólo libera a su pueblo de la esclavitud, no sólo lo protege de sus enemigos, sino que su amor le lleva a abrir los sepulcros para llevar a los hombres a los cielos nuevos y a la tierra nueva!
  • ¡Cuánta certeza contagia Pablo, en su carta los Romanos, del poder de la Resurrección de Jesús, por el que el Espíritu de Dios en cada uno de nosotros es semilla de resurrección como la suya!
  • ¡Y qué humano nos muestra el Evangelio de Juan a Jesús! Porque si la resurrección de Lázaro es el milagro más sorprendente del poder divino de Jesús, lo que le movió a hacerlo fue su humanidad, su llanto ante la muerte de su amigo, transido por el infinito amor de Dios.

HABLA EL CORAZÓN: A través de su corazón humano

¿Porqué es tan sobrecogedora la resurrección de Lázaro?

  • No es un relato sobrecogedor por lo portentoso del milagro, que no es nada comparado con la promesa de una resurrección eterna, para siempre, ya que lo de Lázaro fue volver a la vida para volver a morir.
  • El amor misericordioso de Cristo por todos los hombres, es prenda de un milagro mucho mayor que, más allá de la razonable inmortalidad del alma, supone la resurrección del hombre entero, cuerpo y alma, glorificado, libre de la corrupción, del sufrimiento, y del desamor.
  • El relato de la resurrección de Lázaro es sobrecogedor porque nos revela el verdadero milagro que es el misterio de la Encarnación:
  • Por el qué a través de los ojos humanos de Jesús, Dios ve el mundo que creó y mira a los ojos del hombre que hizo a su imagen y semejanza. Y al verlo es como si le devolviese al hombre su dignidad perdida, o le revelase el misterio insondable de su destino.
  • Por el qué con sus manos, Jesús no puede evitar curar a ciegos, a sordos, a paralíticos con solo tocarles, porque es el amor de Dios quien no puede dejar de compadecerse por cada uno ellos.
  • Por el qué a través de su corazón humano, cuando llora, es Dios quien llora en la tierra, no sólo en esta ocasión, por Lázaro, sino siempre que el hombre sufre, o es despreciado como lo fue él.

HABLA LA VIDA: El milagro de Mao

“Señor, te había regalado mi vida. Había decidido bailar para ti. ¿Por qué me has hecho esto? Tú me has robado la pierna” llora Mao, una joven camboyana que perdió una pierna, víctima de las minas anti persona activas en Camboya desde la dictadura de Pol Pot (1975-1979) al frente de los Jémeres Rojos. Cada año, se producen en Camboya más de 300 accidentes, que dejan como secuela horribles mutilaciones como la de Mao, que ve cortados sus sueños.

La obra de caridad del misionero Kike Figaredo, basada en una vida de fe, consigue que Mao recupere la ilusión, a través de la silla de ruedas Mekong -silla con tres ruedas para adaptarse al terreno local- y las clases de danza para niñas como ella. Son muchos los que, como Mao, se encuentran con el amor de Cristo a través de la ayuda de un misionero. Y es que Kike Figaredo es uno más de los de 13.000 misioneros españoles, que, repartidos en 130 países del mundo, unen la fe y la caridad como elementos sustanciales de la misión que realizan. Y son expresión concreta y permanente de esa humanidad de Jesús, transida por el amor infinito de su divinidad, que se despliega a través de los bautizados por su nombre todos los días y en todos los rincones de la tierra, como ocurriría un día en Betania cuando Jesús lloró por su hermano Lazaro y le devolvió no ya sólo la vida que tenía, sino la esperanza en la vida eterna.

Kike Figaredo nació en Gijón en 1959, e ingresó en la Compañía de Jesús con 20 años. Ha desempeñado su labor misionera en Tailandia y Camboya, donde fue nombrado Prefecto Apostólico de Battambang en el año 2000. Es conocido como el prelado de las sillas de ruedas por su trabajo con los discapacitados víctimas de las minas anti persona, y por su labor evangelizadora a través de las obras caritativas.