SÉPTMO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO (A): EL AMOR AL ENEMIGO

Levítico 19,1-2-17-18; 1 Corintios 3,165-23; Mateo 5,38-48

HABLA LA PALABRA: Puro amor de Dios

El tema de la liturgia de la palabra de Dios de este domingo tiene un titular tan sencillo como tremendo y provocativo: el amor al enemigo:

  • El amor al enemigo constituye el aspecto más genuino de la propuesta evangélica que nos descubre como el amor de Dios que nos ofrece para ser acogido en nuestro corazón y para ser realizado desde nuestra libertad, supera toda lógica que llamamos humana, pero que en realidad esta dañada por el pecado original y que, de algún modo, correspondería a esa “sabiduría de este mundo” que es “necedad ante Dios”, tal y como nos explica Pablo en su primera Carta los Corintios que hemos escuchado.
  • El amor al enemigo tiene un único fundamento: que es “puro amor de Dios” porque Dios nos ama, aunque nos enemistemos con él. Como dice el Salmo 102, “El Señor es compasivo y misericordioso” y “no nos trata como merecen nuestros pecados, ni nos paga según nuestras culpas”.
  • El amor al enemigo no es extraño a la Ley de Dios. Lo que nos enseñó Moisés, lo hemos leído en el Levítico, es “no te vengarás ni guardarás rencor” como exigencia del “amaras a tu prójimo como a ti mismo”.
  • Pero es Jesús en el Sermón de la Montaña, tal y como nos lo relata el Evangelio de Mateo, quien nos explica que aunque hayamos oído: “Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo” (los israelitas lo tenían como un precepto que no estaba en las tablas de la ley, y nuestros contemporáneos heredan esta idea pagana que aún mantenemos de la justicia); Él nos dice: “Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os aborrecen y rezad por los que os persiguen y calumnian”.

HABLA EL CORAZÓN: ¿Lo entendemos?, ¿lo aceptamos?, ¿lo vivimos?

  • La claridad del mandamiento de Jesús no permite ninguna duda. Pero suscita en nosotros tres preguntas: ¿Lo entendemos?, ¿lo aceptamos?, ¿lo vivimos?
  • Más importante que venir a misa -“si al llevar tu ofrenda recuerdas que tu hermano tiene algo contra ti vete primero a reconciliarte con tu hermano, y luego ve a presentar tu ofrenda ante el altar”, nos dice Jesús- si tuviéramos que medir el seguimiento a Jesús de los cristianos habría que distinguir:
  • los que no entienden esta propuesta extrema del amor de Dios,
  • los que lo entienden pero no la aceptan,
  • los que lo aceptan pero no lo viven,
  • y los que lo entienden, aceptan y viven.

HABLA LA VIDA: El mayor regalo

En el año 2018 llegó a nuestras pantallas una película documental de Juan Manuel Cotelo que testimonios conmovedores, en esta ocasión sobre experiencias sobrecogedoras de perdón. El mayor regalo, explica el crítico de cine Juan Orellana, nos propone testimonios muy diferentes, en los que se pone de manifiesto el carácter sobrenatural del perdón.

El primer testimonio es el del francés Tim Guenard, un hombre que, tras la infancia más desgraciada que uno puede imaginar, decidió buscar a su padre para matarlo. Le siguen ejemplos variopintos: Irene Villa, víctima de ETA, Shane O’Doherty, terrorista del IRA y jefe de explosivos de la banda, un guerrillero de las FARC, dos miembros de los grupos de autodefensas paramilitares colombianas, un matrimonio mejicano, o varios ruandeses de etnias enfrentadas por la guerra civil entre hutus y tutsis. Cada uno de ellos tiene alguien a quien perdonar, o alguien a quien pedir perdón. Y, en todos los casos, ese perdón supera la capacidad del corazón humano, dada la gravedad del agravio.

Es por esto qué el narrador del documental –el propio Cotelo- señale en un momento determinado que en todos los testimonios aparecen tres personajes: el agresor, la víctima… y Dios. Y es que, aunque la película es sobre el perdón, en realidad lo es también sobre la gracia y sobre la oración. Los distintos protagonistas dan un giro en su vida gracias a un encuentro providencial, o debido a la oración insistente y suplicante, o bien por una conciencia tocada por la gracia en un determinado momento.