Infomadrid.- «¿Quién nos lo iba a decir aquel mes de enero de 2019?». Se sorprende aún Enrique Olmo, párroco de San León Magno, de cómo ha evolucionado esa semilla que se les sembró en el corazón el día que el grupo de belenistas de la parroquia visitó el taller de José Luis Mayo en Villaverde. Al ver que el belenista tenía también figuras de una Última Cena, se dijeron que por qué no contar la Pasión de Cristo hecha como un nacimiento. «Según salimos de ahí, nos fuimos a comprar el poliespán».
Así es como nació Escenas de Pasión. Tres en esa primera edición, montadas cada una en una mesa, que son ya 15 escenas en esta edición de 2025, en un montaje sobre tablero de 15 metros de largo por uno y medio de ancho. Este año, la representación estrena dos escenas nuevas apuntalando esa fidelidad al relato evangélico que la caracteriza. La primera es la Unción en Betania, que además es la primera cronológicamente hablando y por eso se sitúa al comienzo del montaje. Se produce seis días antes de la Pascua y la víspera del Domingo de Ramos, y narra la cena de Jesús en casa de Lázaro, Marta y María. Esta última le unge los pies con perfume de nardo, y ante este hecho, señala el sacerdote, Judas se queja. «Déjala —le responde Jesús—, lo tenía reservado para mi sepultura». «Aquí empieza el relato de la Pasión».
La casa de Betania es un claro ejemplo de cómo en esta Pasión se cuidan los detalles hasta el extremo. La escena se saca fuera de la casa por necesidades estéticas, pero para simular que los hechos se desarrollan bajo cubierta se ha incluido un emparrado, con racimos de uva incorporados, magistralmente elaborado. Destaca también la terraza, los detalles que se aprecian del interior de la vivienda a través de las ventanas y los cántaros a las puertas, envejecidos con cera de muebles y ceniza.
Este nivel de detalle es lo que más sorprende a los niños de catequesis de la parroquia de San Andrés que el último viernes de marzo visitan la Pasión. «Se nota el esfuerzo», se asombra Rubí, de 12 años. Otros, al ojear por las ventanas, exlaman «¡hay comida!». Han acudido junto a sus catequistas, de las Juventudes Marianas Vicencianas, para hacer «una catequesis diferente», cuenta Inés, una de las catequistas. Primero han celebrado una oración cuaresmal, para ir preparando la visita, y después, caminando a modo de peregrinación, han bajado a la parroquia.
A los niños les impresiona sobre todo la escena de la Sagrada Cena, adaptada también este año más al relato evangélico porque el cenáculo se ha subido a un primer piso, y debajo se han construido viviendas, adornadas con todo lujo de detalles. «¿Qué pasa en la última cena?», les preguntan las catequistas. Y los niños responden lo que sin duda para ellos es lo más grave: la traición de Judas. Las jóvenes les van reorientado: «Dos cosas importantes». Y los catecúmenos hacen memoria: «Jesús dice que el pan es su cuerpo y el vino su sangre».
Clementina tiene 12 años y se ha quedado «alucinada» con todo. Aparte de la Última Cena le ha encantado la escena del huerto de los olivos, porque casualmente «este es mi árbol preferido». Unos olivos que son nuevos de este año, hechos, como les cuenta el párroco a los niños al comienzo, espolvoreando orégano y perejil sobre los palos que simulan la cepa, impregnados de cola blanca de carpintero, y añadiéndoles ramitas de arizónica.
Como las Escenas de Pasión en San León Magno son una catequesis en toda regla, los niños han aprendido algo nuevo: que Jesús fue llevado ante el sanedrín, en una escena en la que se aprecian hasta caracoles minúsculos en el muro de la casa de Caifás. «El nivel de detalle es impresionante», destaca, por su parte, Catalina, una de las madres que ha acudido. Efectivamente, a esta actividad especial estaban invitados los padres. «Esto es súper enriquecedor para los niños», asegura, porque visualizan lo que están aprendiendo.
Figuritas hechas en impresión 3D
Justo esta última escena, la de Cristo Resucitado, es la segunda novedad de este año. Y en esta ocasión se ha empleado la técnica de la impresión en 3D, con lo que el resultado ha sido una figura más estilizada. Otras novedades son la figura de Jesús bajando a los infiernos con la cruz redentora, una reproducción en miniatura de la talla del Varón de Dolores que sale en Sevilla el Sábado Santo.
Efectivamente, excepto las que se aprovechan del belén o se «tunean» para la ocasión, la mayoría de las figuritas propias de la Pasión se han traído de Sevilla —moldes de marmolina que los propios belenistas pintan—, donde hay tradición de hacer miniaturas de los pasos que procesionan. El Jesús camino del calvario es el de las Tres Caídas de Triana; el Cristo de la flagelación es el de las Cigarreras; la sepultura es el paso de Santa Marta… De este último se ha repintado la cara del Cristo para este año, utilizando para delinear los ojos la punta de un palillo.
«Cada año se superan» era el comentario generalizado cuando se bendijo Escenas de Pasión, el primer domingo de Cuaresma, con el lema La medida sin medida del amor. «Esto es la historia del amor hasta el extremo que dice el Evangelio», la entrega de Jesucristo en la cruz, sostiene el párroco.
Escenas de Pasión se puede visitar en la Parroquia San León Magno de lunes a viernes, de 11:00 a 13:00 horas y de 17:00 a 20:00 horas, y los sábados y domingos en horarios de Eucaristías. Pero el párroco ya piensa en el próximo. «Como estamos en el relato de Lucas, en el que aparece el encuentro de Jesús con Herodes, queremos incorporar el palacio», que además dará mucho juego en cuanto a ornamentos y detalles. «Ya tenemos las figuras localizadas», se sonríe Enrique.