¿Son válidos los recursos digitales y audiovisuales en la catequesis? ¿En qué medida?
Ya apuntaba San Juan Pablo II que “televisión, radio, prensa, discos, grabaciones, vídeos y audios, es decir, toda la gama de los medios audiovisuales”, son útiles para la catequesis (Exhortación apostólica Catechesi Tadendae, nº 46).
Y explicaba el Directorio General de la Catequesis en 1997 (DGC) que “tales subsidios no pueden faltar en una catequesis bien programada” (DGC, 160). También apuntaba que “la utilización correcta de estos medios exige en los catequistas un serio esfuerzo de conocimiento, de competencia y de actualización cualificada” (DGC, 161), así como la necesidad de “una mayor valoración de los medios de acuerdo con su específica capacidad comunicativa, sabiendo equilibrar bien el lenguaje de la imagen con el de la palabra; la salvaguardia del genuino sentido religioso en las formas más importantes de expresión; la promoción de la madurez crítica de los usuarios y el estímulo a la profundización personal de lo que reciben de esos medios; la elaboración de materiales catequéticos en relación con los mass-media; la colaboración provechosa entre los agentes pastorales” (DGC, 209).
Al hablar ya aquí de áreas y recursos digitales y audiovisuales concretos para la catequesis, podemos situar en este punto la aportación del nuevo Directorio para la Catequesis (DC) del año 2020, a la cuestión de “Los lenguajes y los instrumentos digitales”, en el contexto de los diversos lenguajes de la catequesis del capítulo VII sobre la metodología en la catequesis (DC, 213-217), donde también se nos presentan el lenguaje narrativo y el lenguaje del arte. Aunque algunos criterios básicos se repiten en otros capítulos del Directorio.
A la hora de valorar el lenguaje mediático-cultural en la catequesis se hacen en el Directorio para la Catequesis seis propuestas:
1/ Valorar el condicionamiento mediático de la transmisión hoy: “las nuevas tecnologías han creado una nueva infraestructura cultural que influye sobre la comunicación y la vida de las gentes”, por lo que, “no valorar adecuadamente estos fenómenos conlleva el riesgo de llegar a ser insignificantes para muchas personas” (DC, 213).
2/ Reconocer dos límites de la comunicación tradicional en la catequesis: El de una comunicación unidireccional: “se predica, se enseña y se presentan síntesis dogmáticas”. Mientras las formas de comunicación digital “ofrecen mayores posibilidades, ya que están abiertas a la interacción”. Y el de un uso excesivo del texto escrito, que “tiene dificultad para llegar a los más jóvenes, acostumbrados a un lenguaje que. consiste en la convergencia de la palabra escrita, del sonido y de las imágenes” (DC, 214).
3/ Trabajar en equipo: “Las tecnologías de la información y la comunicación, los medios sociales, los dispositivos digitales, fomentan los esfuerzos de colaboración, de trabajo en común, el intercambio de experiencias y el conocimiento mutuo” (DC, 215).
4/ Aprender modalidades eficaces de comunicación, “al tiempo que se garantiza una presencia en la red que testimonie los valores del Evangelio” (DC, 214). Es más, “es bueno que las comunidades se empeñen no solamente en afrontar este nuevo desafío cultural, sino también en responder a las nuevas generaciones con los instrumentos que ya son de uso común en la educación” (DC, 216). Aunque este “uso común”, desgraciadamente, no sea tan universal como quisiéramos, de tal modo que el fenómeno de la “brecha digital” no sólo hace cada vez más ricos a los ricos y más pobres a los pobres en las infraestructuras de desarrollo, y en la educación escolar, sino también en la evangelización y la catequesis.
5/ Educar en el buen uso de estos instrumentos y en una comprensión más profunda de la cultura digital, ayudando a discernir los aspectos positivos de los ambiguos. El catequista de hoy debe ser consciente de que el mundo virtual puede dejar huellas profundas -especialmente en personas más jóvenes, o más frágiles- y de la gran influencia que puede tener en la gestión de las emociones o en el proceso de construcción de la identidad” (DC, 216).
6/ Cuidar que la realidad virtual no pretenda “suplir la realidad espiritual, sacramental y eclesial vivida en el encuentro directo entre las personas” (DC, 217).
El Directorio para la Catequesis (DC) apuesta por la conveniencia en promover un uso de los recursos digitales y audiovisuales para la evangelización. No entran lógicamente en los pormenores de tal uso.
A nuestro modo de ver este ha de hacerse bajo dos condiciones:
- Que se trate de un uso combinado con las demás dinámicas de la comunicación de grupo.
- Y que no sólo incorporen la técnica mediática, sino también el lenguaje mediático (y gran parte de los productos eclesiales adolecen de ello, por falta de profesionalidad).
Esto supone que los soportes impresos podrían ser suficientes (más por imperativo de muchos catequistas a los que lógicamente les cuesta la requerida adaptación que por los niños, adolescentes y jóvenes, que no necesitan adaptarse), pero que la tendente prioridad está en el soporte digital, por lo que ambos soportes conviene que sean presentados de modo suficiente y complementario a la vez, con dos instrumentos concretos: la oferta de contenidos audiovisuales además de en abierto (en internet), también en la intranet como recurso que hacer parte, junto a otros recursos, de los proyectos catequéticos. Es decir, de la intranet misma como instrumento catequético con el que se puede desarrollar todo el proyecto catequético.
A partir de la Pandemia del coronavirus del año 2020, se produce en la Iglesia un momento significativo de acelerada adaptación al uso pastoral de las nuevas tecnologías en general, y al catequético en particular. Durante meses el mundo digital fue casi el único soporte viable de la vida litúrgica, pastoral y catequética de la Iglesia.
La Iglesia siempre ha recurrido a la “catequesis visual”. No hay nada más parecido a la pantalla de un editor de video que un retablo gótico en el que una diversidad de pequeñas “pantallas” van jalonando una historia, a la que los escultores de sus relieves suponían podría en tantas ocasiones acompañar la música del coro justo ante el retablo en el espacio catequético-celebrativo del templo cristiano. Ya ellos habían diseñado el lenguaje audiovisual. Sólo les faltaba descubrir como integrar esas escenas en una visión en movimiento, que llegaría con el invento del cinematográfo (en realidad inventado por un monje español, Mariano Díez Tobar, y no por los hermanos Lumiére, que consiguieron de este los derechos de autor para fabricarlo). Luego vinieron los gráficos para los catecismos impresos, las miniaturas, y por último, antes de los videos, las diapositivas. De la basta tipología de videos posibles, podemos reconocer una amplia lista de tipos de video pastorales y/o catequéticos.
Con el fin de aportar una amplia perspectiva de este tipo de recursos, proponemos un listado de, al menos, 20 tipos distintos de audiovisuales para la pastoral en general y para la catequesis en particular:
- Videos “publicitarios” (publicidad de eventos, de propuestas concretas, o incluso de productos y servicios) de formato televisivo (menos de 20 segundos). Sin miedo a usar el recurso de la asociación de ideas.
- Videos promocionales (fundamentalmente de instituciones) de formato publicitario (publicidad informativa) o como mini-reportajes.
- Videos de presentación de campañas de jornadas, de campañas vocacionales, etc… (de tres a siete minutos) principalmente para proyección en eventos.
- Videos testimoniales en los que prima el material (no el formato) de la entrevista con imágenes de recurso, personales o comunitarios (de tres a quince minutos) para presentación en actividades pastorales de grupo.
- Videos formativos (formato lección virtual o formato reportaje) que explican contenidos sociales, antropológicos, históricos, teológicos, etc… (de cinco a cincuenta minutos).
- Videos propiamente catequéticos (provocativos antes que explicativos) de contenidos catequéticos (pre-catequesis, primer anuncio, catequesis formativa).
- Video-reportajes de acontecimientos que los rememoran (congresos periódicos, campamentos, jornadas de la juventud, historia de instituciones, efemérides parroquiales, etc..), principalmente para proyección en eventos, de cinco a diez minutos en formato estándar, o de diez a cincuenta minutos en formato especial (ocupan el lugar de una ponencia).
- Video-reportajes de realidades de sensibilidad social o religiosa, ya sean de carácter informativo (actualidad inmediata) o de carácter formativo (situaciones de larga duración), pero siempre con formato informativo (de similar duración a los anteriores).
- Breves videos impactantes de mensaje único (mejor si voz) de menos de dos minutos con aspiración a convertirse en videos virales (tiempos litúrgicos, campañas, etc..).
- Video-tráiler de películas con valores, que plantean cuestiones, experiencias religiosas, etc… No tanto los oficiales, sino los editados con intención pastoral (siguiendo algunas normas por los derechos de autor).
- Videos musicales o video clips (de contenido pastoral implícito o explícito): solo de productoras especializadas.
- Cortometrajes, mediometrajes o largometrajes Especialmente el cine documental y los docudramas (mezcla de reporterismo con dramatización cinematográfica).
- Videos de animación, de especial valor si son de relatos (bíblicos, personajes ejemplares, cuentos, etc..).
- Programas televisivos (reales o figurativos): entrevistas, concursos, debates, viajes, etc…). Sólo si son muy profesionales.
- Video mensajes (saludos, felicitaciones, pero también impresiones, respuestas, etc..). Aunque sean amateur buscar grabación de calidad y edición profesional.
- Grabaciones de eventos (ponencias, celebraciones, etc…) Sólo para demanda especial.
- Emisiones en directo (streaming) sólo profesional, de calidad, a través de canales de video en red. Puede incorporar careta de presentación, e instrumentos de interacción con presentaciones en power point.
- Videos para aulas virtuales (lecciones, pequeñas explicaciones, metodológicos)
- Videos simulados de presentaciones informáticas (normalmente con animación por ordenador)
- Videos tutoriales (presentan a la vez el guía y el contenido tutorial).
Porque hubo una pandemia en 2.020 estamos potenciando la utilización de medios digitales a niños que se pasan delante de pantallas todo el día.
En muchos países de Europa ya han empezado a retirar las tablets de los colegios, conscientes de que estamos creando auténticos niños adictos a las pantallas, con cada vez menor relación social que ya ni juegan con otros niños.
Europa está ya de vuelta al clásico libro de papel.
Para que un niño conozca bien bien a Jesús no necesita una tablet.