Santa Catalina de Siena

CURSO ANUAL DE CATEQUESIS (2018-2019)

Mujer, ahí tienes a tu hijo (Jn. 19, 25)

MARÍA Y LA MUJER EN LA FE Y LA VIDA DE LA IGLESIA

El Curso Anual de Catequistas en formato ciclo de ponencias con temas y ponentes distintos, bajo el titulo “Mujer, ahí tienes a tu hijo (Jn. 19, 25): María y la mujer en la vida de la Iglesia”, tema vinculado al Año Mariano con el objetivo de contemplar la figura de la Virgen María como paradigma de “discípulo misionero”. Constará de 18 ponencias, de las que 10 serían impartidas por ponentes mujeres, que podrá seguirse presencialmente en el Arzobispado de Madrid, o también on line a través del streaming interactivo del Canal de Youtube de la Delegación de Catequesis.

TERCER BLOQUE: TRES SANTAS QUE MARCARON EL RUMBO DE LA IGLESIA

8.- Santa Catalina de Siena (7 de febrero de 2019)

Cristina de la Puente Alonso

Madre de familia con dos hijos. Empresaria. Licenciada en historia por la Universidad de Roma, especializada en Historia de la Iglesia, está cursando el Master en Historia de la Iglesia en la Universidad Eclesiástica San Dámaso.

Ofrecemos a continuación:

Video de la ponencia
Esquema de la ponencia entregado por la ponente a los asistentes presenciales
Power Point de presentación de la ponencia en PDF
Reseña de la ponencia por parte de Roberto Hernández

Video de la ponencia

Esquema de la ponencia entregado por la ponente a los asistentes presenciales

SANTA CATALINA DE SIENA (1347 – 1380)

Catalina de Benincasa es la gran mística italiana del periodo tardo medieval, y aunque vive en la segunda mitad del siglo XIV, su mensaje es hoy de plena actualidad.

Nacida en el seno de una familia de clase media, religiosa, y muy numerosa, desde la infancia tuvo visiones, experiencias y encuentros místicos que le empujaron a dedicar su vida al servicio de Cristo y de su Iglesia.

Con 16 años entró en la Orden Terciaria Dominica (seglares) y empezó una vida pública volcada en el servicio de los huérfanos, de las viudas y, sobre todo, de los enfermos. Dedicó toda su vida al cuidado de los más necesitados, a recabar fondos y a promover la creación de estructuras de acogida.

Con 25 años su labor social le procuró una fama de santidad que superó los límites de la república y se extendió por toda Italia. Fue examinada por el Capítulo General de la Orden Dominica para confirmar su ortodoxia y se le permitió continuar con sus múltiples actividades.

Con 27 años recibió los estigmas mientras oraba en una Iglesia de Pisa adonde había acudido llamada por el gobernador de la ciudad para poner paz en los conflictos locales.

Gracias a su autoridad moral se atrevió a exhortar a prelados, cardenales e incluso a los propios papas para que realizaran una profunda renovación de la Iglesia cuyo objetivo fuera la recuperación de su misión pastoral y asistencial.

Su inmensa popularidad le llevó a liderar embajadas de paz y mediación entre autoridades civiles y políticas y en disputas entre familias y facciones políticas.

Gracias a su insistencia el papa dejó Aviñón y retornó a Roma en 1377 pero no pudo evitar que en años sucesivos la Iglesia se partiera por la mitad dividiendo a las naciones europeas entre aquellas que respaldaban al papa de Roma y aquellas que apoyaban al papa de Aviñón. Murió en Roma, en 1380, con la Iglesia y la Cristiandad divididas.

Su espiritualidad sigue viva porque es atemporal. Su pensamiento sobre la misión de la Iglesia en el mundo, sobre el papel que desempeñan sus ministros y sobre la responsabilidad de los políticos en la vida cotidiana están plenamente vigentes.

El mensaje de Santa Catalina de Siena es válido para el hombre del siglo XXI como lo fue para el de fines del siglo XIV. Y su papel, eminente en la historia de la Iglesia como recordaba Benedicto XVI en 2010[1], prueba que el papel de la mujer puede seguir siendo fundamental, como lo fue en su caso, en la evangelización de las generaciones futuras.

[1] Benedicto XVI. Audiencia general. 24 de noviembre de 2010. Aula Paolo VI. Ciudad del Vaticano. Roma.