La Palabra de Dios del próximo domingo tiene un nombre precioso: la llamada:
- Escuchamos uno de los textos más hermosos del Antiguo Testamento, la triple llamada del profeta Samuel y su memorable respuesta: “Habla Señor que tu siervo escucha”.
- Escuchamos la emotiva del respuesta del justo en el salmo 39: “Aquí estoy para hacer tu voluntad. Dios mío, lo quiero y llevo tu ley en mis entrañas. He proclamado tu salvación en la gran asamblea; no he cerrado los labios, Señor, tu lo sabes”.
- Escuchamos la exhortación de San Pablo, en su primera carta a los Corintios: “No os poseéis en propiedad, porque os han comprado pagando un precio por vosotros”.
- Y Escuchamos el relato de la llamada de Jesús a sus primeros discípulos, que el apóstol Juan recuerda hasta la hora, porque esa hora cambio sus vidas para siempre.
La experiencia de los discípulos consistió en conocer al Dios totalmente otro en un hombre fascinante. Nosotros también estamos llamados a revivir esa misma experiencia, la del encuentro con Jesús:
- Un acontecimiento que lo cambia todo y lo explica todo. Por eso no busques a Dios en lo alto, en lo escondido, en el infinito de su omnisciencia y omnipresencia. Reconócelo en todas partes, pero búscalo en Jesús.
- Dios no se ha escondido, sino que está muy cerca de Ti: puedes mirarlo, puedes escucharlo, puedes dejar que te abrace, y que tome tus manos, y que te mire a los ojos, y que te hable, y que te guíe.
- No te quedes en querer aprender el mensaje de Jesús, en ilusionarte por el proyecto, por la causa de Jesús, no dejes que Jesús sea sólo un líder, o un maestro entre otros, no. Porque tu eres para Jesús mucho más que eso.
- Ante Jesús los había que le veían de lejos, le oían, le escuchaban, le preguntaban, le discutían, le aplaudían o le abucheaban.
- Pero también algunos pocos le seguían: “te seguiré adonde quiera que vayas”, “lo dejaron todo y le siguieron”, “adonde iremos, tu sólo tienes palabras de vida eterna”.
- Jesús no les dice “Venid y aprenderéis”, sino “venid y veréis”. Hicieron una experiencia de vida con Jesús, para la que tuvieron que seguirle.
- La llamada de Jesús: “Venid y veréis” es universal. Personal pero no especial, no para unos pocos, sino para todos. La única vocación es la de seguir a Jesús. Las demás vocaciones son solo concreciones de ésta.
- Para todos es el dejarlo todo “para estar con él”, el no “volver la cabeza hacia atrás”, el “post-poner padre o madre”, el “no tener donde reclinar la cabeza”, y el “tomar su cruz”, y “perder la vida” para heredarla.
- Porque todos estamos llamados, para ser plenamente nosotros mismos, a hacer la experiencia de los discípulos: “vieron y creyeron”.
- ¿Cómo seguir a Jesús? Basta buscarlo y encontrarlo. El se te hace el encontradizo continuamente en el camino de tu vida. Seguirlo es reconocerlo, y reconocerlo donde El mismo ha prometido hacerse presente.
- Y el esta aquí, de mil modos: es Jesús-Palabra que te habla, es Jesús-Eucaristía que te alimenta, es Jesús-médico que te consuela y te perdona, es Jesús en medio de la Iglesia, que te acoge y te abraza, es Jesús en el hermano, que mendiga tu amor, para que tu puedas mendigar el suyo.
Hoy, queridos hermanos, celebramos la jornada por los emigrantes, con el lema “Acoger, proteger, promover e integrar a los emigrantes y refugiados”. ¡Que magnífica coincidencia! Cuando la Palabra de Dios nos recuerda la llamada a seguir a Jesús, esta jornada nos ofrece un rostro suyo muy concreto, el del emigrante.
- La Conferencia Episcopal Española ha denunciado la inhumanidad de las devoluciones en caliente, y el Papa Francisco ha dicho repetidamente que las políticas europeas de emigración son una vergüenza.
- Decía nuestro arzobispo, monseñor Carlos Osoro, que para la Iglesia no hay fronteras, y que la Iglesia somos todos. Los emigrantes, para los cristianos, no son extranjeros, sino hermanos.
- Iñigo Karín, desesperado por la miseria, cruzó a pie el norte de África, desde Camerún hasta Melilla, y desde Melilla cruzó el estrecho a nado. Llegó sangrando por las heridas del oleaje. Eran cuatro, y sólo dos llegaron vivos. No creía en nada, sólo en su deseo de sobrevivir. En España fue acogido por la Iglesia, y llegó a descubrir que Dios existe, que Dios es amor, y que Dios lo había salvado. Él vino, vio, y creyó. ¿Y nosotros?
HOMILÍA DOMINGO II DEL TO CICLO B (2017)
Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado:
El 8 de enero de 2018 se presenta en la sede de la CEE la Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado que se celebra el domingo 14 de enero con el lema, “Acoger, proteger, promover e integrar a los emigrantes y refugiados“. Ofrecemos a continuación la intervención en esta rueda de prensa del presidente de la Comisión Episcopal de Migraciones, Mons. Juan Antonio Menéndez Fernández: