Manuel María Bru Alonso, delegado Episcopal de Catequesis, ofreció el pasado 16 de octubre una profunda reflexión a los voluntarios de Manos Unidas bajo el título «Menos es Más». Su ponencia, titulada “La Iglesia en medio del siglo XXI”, delineó una visión renovada de la Iglesia: más pobre, más participativa y más misionera.
- Una Iglesia más pobre: Inspirándose en la parábola del Buen Samaritano y el ejemplo del «Cura Pepe» y la Fundación El Buen Samaritano de Gran Canaria, Bru destacó la necesidad de una Iglesia menos dependiente del poder político, económico y cultural. «La Iglesia debe ser más humilde y atenta a los signos de los tiempos, menos pretenciosa y más comprometida con las periferias geográficas y existenciales», subrayó, enfatizando la opción preferencial por los pobres y la necesidad de una mayor presencia en los márgenes de la sociedad.
- Una Iglesia más participativa: Con Jesús como inspiración central y los mártires de Burundi como ejemplo, Bru abogó por una Iglesia menos clerical y más abierta a la participación de los laicos. «Es vital pasar de una estructura autoritaria a una Iglesia de comunión, donde todos tengan voz y puedan construir una comunidad unida en la diversidad», afirmó. Bru instó a una cultura sinodal, generadora de una mayor comunión, y a la creación de comunidades más locales y diocesanas.
- Una Iglesia más misionera: Finalmente, Bru llamó a una misión que no se limite a transmitir doctrinas, sino que se abra al diálogo entre fe y cultura, tal como lo hizo San Pablo en el Areópago de Atenas. Tomando como ejemplo la Parroquia de Santa Teresa de Calcuta en Praga, instó a una Iglesia que contagie la fe a través del testimonio y no del proselitismo. «Menos autorreferencial, más provocativa de búsquedas personales y acompañante en procesos de conversión», explicó, sugiriendo que la Iglesia adopte lenguajes más abiertos, testimoniales y evocativos, capaces de resonar en el corazón de las personas.
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Esquema de la sesión:
1/ Una Iglesia más pobre:
- Expresión: El “Cura Pepe” y la Fundación el Buen Samaritano de Gran Canaria.
- Inspiración: Parábola del Buen Samaritano
- Implicación:
- Menos poderosa y dependiente del poder político, económico y cultural
- Menos añorante de los tiempos de cristiandad, y más humilde y atenta a los signos de los tiempos.
- Menos pretenciosa, y más generadora de comunidades creativas y significativas, aunque minoritarias en una sociedad plural.
- Menos eurocéntrica, y más volcada a sus periferias geográficas.
- Menos elitista, y más volcada a la opción preferencial por los pobres y más presente en todas y cada una de las periferias existenciales.
2/ Una Iglesia más participativa:
- Inspiración: Jesús en medio
- Expresión: Los mártires de la unidad de Burundi
- Implicación:
- Menos clerical (del autoritarismo estructural al abuso escalonado) y más de todos, con todos y entre todos (desde el bautismo, despertar de los laicos).
- Menos uniformidad y más unidad en la pluralidad:
- Dialéctica conciliar De la Iglesia “pueblo De Dios” y “misterio de comunión: de las estructuras de comunión a la espiritualidad de comunión, y de ésta a la metodología sinodal.
- Generadora en una cultura sinodal en la sociedad.
- Menos atomizada en marcas y franquicias y más comunidad de comunidades (más diocesana y parroquial)
- Menos reactiva y más proactiva, de cara a la misión.
3/ Una Iglesia más misionera:
- Inspiración: San Pablo en al areópago ateniense
- Expresión: La Parroquia de Santa Teresa de Calcuta en Praga.
- Implicación:
• Menos autorreferente y autocomplaciente, y más dialogante:- Diálogo Fe/cultura, no confrontación Fe/cultura
- Fe inculturada en las culturas autóctonas y en la cultura global y mediática
- Menos transmisora de la fidus quae y más transmisora (por contagio no por proselitismo) de la fidus qua.
- Menos propositiva de mega-relatos y cosmovisiones infranqueables y más provocativa de caminos de búsquedas vitales.
- Menos baluarte de exigencias moralizantes y más propositiva de un primer anuncio kerigmatico y un acompañamiento iniciático y mistagógico
- Menos impactos sin procesos (y sin “persuasiones coercitivas”), y más procesos que surgen del asombro.
- Menos lenguajes crípticos, discursivos, impersonales e infalibles, y más lenguajes abiertos, narrativos, testimoniales, y evocativos.