La pandemia de Covid-19 está teniendo graves consecuencias económicas y de carácter psicológico en millones de mujeres
- Durante el confinamiento, las mujeres a las que apoya Manos Unidas han visto cómo su carga de trabajo se multiplicaba por tres.
- El cierre de los colegios ha aumentado los casos de abusos contra las niñas, el abandono escolar y los embarazos adolescentes.
- La crisis del coronavirus ha traído consigo un empobrecimiento generalizado entre los colectivos más vulnerables, que suelen estar encabezados por las mujeres.
- Desde sus comienzos hace ya 62 años, Manos Unidas ha trabajado por la igualdad efectiva, en derechos, capacidades y oportunidades entre mujeres y hombres.
- En el año 2020, Manos Unidas aprobó 45 proyectos, por importe de 2,7 millones de euros, destinados, específicamente, a trabajar por los derechos de las mujeres y la equidad.
MANOS UNIDAS. Madrid, 04/03/2021.- La emergencia derivada de la Covid-19 está teniendo un grave impacto en el día a día de millones de mujeres y niñas en el mundo. Las medidas de confinamiento, las restricciones de movilidad, la crisis económica, el cierre de las escuelas y la masificación de los centros de salud, entre otros, están llevando a millones de mujeres a situaciones límite con una multiplicación de la carga de trabajo y estrés.
Según diversas organizaciones y socios locales con los que trabaja Manos Unidas, las mujeres han visto cómo, durante muchos meses, el hogar se ha convertido en escuela, espacio de trabajo y centro de ocio y de cuidado de la salud, con el consiguiente incremento de la carga de trabajo, generalmente no compartida: “Las mujeres con las que trabajamos han visto cómo su carga de trabajo se multiplicaba por tres. Normalmente ellas son las que buscan en el comercio ambulante una fuente de ingresos para alimentar a la familia y, a la vez, cuidan de sus hijos y se encargan de los quehaceres de la casa”, explica Lissette Hernández de la Asociación Kalli Luz Marina, organización civil para la promoción y defensa de los derechos humanos de las mujeres indígenas de la región de las altas montañas en el Estado de Veracruz, socio local de Manos Unidas en México.
Lissette Hernández explica también lo que supone para las mujeres el cierre de los centros escolares. “Las mujeres son las que están dando seguimiento a la educación de los hijos en las casas. Muchas veces en los hogares no cuentan con los medios para que los hijos sigan las clases (internet, ordenadores…) y son las madres las que se encargan de ir donde los maestros a buscar y entregar las tareas y de trabajar con los hijos”.
Abandono escolar y embarazo adolescente
Entre las muchas consecuencias que la pandemia está teniendo entre las mujeres, destaca, también, un notable aumento de la violencia tanto dentro como fuera del hogar, un incremento de la precariedad laboral y un alza de los casos de tráfico de mujeres y niñas. “La realidad de estos meses está demostrando que el hogar, un espacio que en teoría debería ser seguro, se ha convertido en una trampa para muchas mujeres víctimas de la violencia”, señala Lissette Hernández. Además, la pandemia ha retrasado muchos de los procesos judiciales en marcha “y las mujeres se están viendo obligadas a convivir o a encontrarse con sus maltratadores, con el consiguiente riesgo para ellas”, explica.
En este sentido, Raquel Reynoso, presidenta de la Asociación SER en Perú y socio local de Manos Unidas en el país andino, denuncia que, durante los primeros meses de confinamiento, desaparecieron en Perú 900 mujeres, un promedio de ocho mujeres al día. “Desde el confinamiento –aseguraba la activista peruana- ha habido un incremento de las llamadas y denuncias por violencia familiar. Esto se debe, en gran parte, a que las restricciones de movimiento y la cuarentena han contribuido a que las mujeres estén más aisladas de sus familiares y de las redes de apoyo, “lo cual las limita a la hora de pedir ayuda y las pone en mayor riesgo frente a sus agresores”, explica Reynoso.
Otro de los graves problemas a los que se han tenido que enfrentar las mujeres durante la pandemia: el drama del hambre y de la pobreza derivadas de la pérdida de ingresos. La crisis del coronavirus ha traído consigo un empobrecimiento generalizado entre los colectivos más vulnerables, que suelen estar encabezados por las mujeres. “Las mujeres empobrecidas son las más pobres entre los pobres”, asegura, desde Israel, la misionera Alicia Vacas. Generalmente, las mujeres trabajan en empleos precarios y mal remunerados (restaurantes, limpieza, mercados…) y han sido las primeras en ser despedidas de sus puestos de trabajo durante la pandemia. La religiosa comboniana se refiere, específicamente, al colectivo de mujeres migrantes africanas en busca de asilo en Israel, “las más vulnerables entre los vulnerables, por ser mujeres, por ser migrantes y por ser africanas”. Durante los sucesivos confinamientos que ha sufrido Israel en este año, “estas mujeres han padecido lo indecible, pero su sufrimiento ha desencadenado, también, un vendaval de solidaridad para acompañar y sostener a las familias más vulnerables”, explica Alicia Vacas.
Por otro lado, el cierre de los colegios ha aumentado, también, los casos de abusos contra las niñas, el abandono escolar y los embarazos adolescentes. “De hecho algunos de los proyectos que hemos aprobado en estos meses tienen como objetivo la prevención del abandono escolar, de los matrimonios precoces y de los embarazos durante la pandemia. Y algún otro, por ejemplo, en Mukuru (Kenia), ha dedicado parte de sus fondos al apoyo psicosocial a adolescentes que han quedado embarazadas durante el confinamiento. Y, también, en Patna, la capital del estado indio de Bihar, continuamos apoyando un programa de apoyo a mujeres vulnerables residentes en slums muy precarios donde entre otras acciones, se ha puesto en marcha una actividad para que las niñas y adolescentes aprendan autodefensa para combatir el tráfico de personas y las agresiones”, explica Encarni Escobar, del Área de Proyectos de Manos Unidas.
Igualdad efectiva entre hombres y mujeres
La pandemia ha acentuado las múltiples discriminaciones que, ancestralmente, padecen las mujeres. “Por ello, desde sus comienzos hace ya 62 años, Manos Unidas ha trabajado por la igualdad efectiva, en derechos, capacidades y oportunidades entre mujeres y hombres”, asegura Encarni Escobar. Ese es uno de los principales objetivos de la ONG de la Iglesia católica y “por eso, la ‘mirada de género’ está presente en nuestro trabajo diario. Porque no es de recibo que, a pesar de que las mujeres conforman la mitad de la población mundial, sigan siendo objeto de múltiples discriminaciones, exclusión y gran vulnerabilidad”, denuncia Escobar.
Aunque el apoyo a la mujer es un eje transversal en todas sus intervenciones, en el año 2020, Manos Unidas aprobó 45 proyectos, por importe de 2,7 millones de euros, destinados, específicamente, a trabajar por los derechos de las mujeres y la equidad. Estas iniciativas beneficiaron de manera directa a más de 84.000 mujeres. “Todos estos proyectos se han llevado a cabo sin olvidar que la igualdad entre mujeres y hombres es la base del desarrollo y que las acciones de desarrollo son más eficaces si se tienen en cuenta las diferencias entre ambos, trabajando, siempre, por paliar las desigualdades”, explican desde el Área de Proyectos de la ONG