Título: ¿Tiene futuro el cristianismo en España? De la era de la cristiandad a la era post-secular
Autor: Javier Elzo
Editorial: San Pablo
El prestigioso sociólogo Javier Elzo alza una vez más su voz mostrándonos la cruda realidad de la sociedad española y su religiosidad. Tiene siempre la virtuosa manía, pero para no pocos molesta, de además de plantear preguntas sin miedos que nacen de sus análisis, aportar no pocas respuestas, posiblemente para algunos aún más molestas. El mismo título del libro nos resume todas las preguntas: “¿Tiene futuro el cristianismo en España?”. Y el mismo subtitulo resume todas las respuestas: “De la era de la cristiandad a la era post-secular”.
Con respecto a la pregunta del título, me estoy viendo a más de uno que al ver el libro se dirá a sus adentros: ¡Qué cosas, 350 páginas para volver a la pregunta de siempre, como si ya no supiéramos la respuesta! Pero la pregunta que ellos tienen en mente no es la del título del libro, sino la de siempre: ¿España, sigue siendo católica?, que esta en nuestro subconsciente colectivo desde que Manuel Azaña, hace casi un siglo, sentenciase que España había dejado de ser católica.
Pero la pregunta de este libro no mira hacia atrás, mira hacia adelante, y nos abre un camino a la vez esperanzador y desazonador. Esperanzador al mostrar que hay un horizonte, un camino, un futuro para la fe cristiana en nuestra sociedad. Desazonador porque nos pone ante la diatriba de una conversión radical para la Iglesia, si queremos vislumbrar ese horizonte, recorrer ese camino, y construir ese futuro.
Y es que, en la respuesta, se nos dice que evidentemente no estamos en la era de la cristiandad, aunque todavía unos pocos se empeñan no ya en querer negar esta evidencia, sino en querer ir hacía atrás en el túnel del tiempo. Pero tampoco estamos en el secularismo que ha marcado en todo Occidente el devenir religioso de los dos últimos siglos. Estamos en el tiempo de lo post-secular, porque “la cosmovisión secular, no digamos la secularista, ya ha mostrado sus límites”. La respuesta, con todo, no se queda en la constatación del surgimiento de una gran “demanda de sentido y de plenitud”, sino, además, y confieso que esto es lo que más me convence de esta respuesta, que el camino de crecimiento de este brote de religiosidad tiene, aquí y en todas partes, un nombre: “un nuevo humanismo basado en la fraternidad universal”. Y esto es lo que más me convence porque secunda la gran apuesta del Papa Francisco, que nos propone en su última encíclica el horizonte de un cristianismo capaz de ser luz sin otra atalaya que la del diálogo con todos en una sociedad plural.
Si en una primera parte del libro se aborda la sociología religiosa española hoy (valor de la práctica dominical, incidencia de la religiosidad popular, religión de los jóvenes, y transmisión de la fe en la era Internet), y en una segunda parte se nos platean algunos de los problemas de la Iglesia católica hoy (desde la crisis de credibilidad por la pederastia del clero a la necesidad de tres reformas en la Iglesia: persona, ad intra, y ad extra), en la tercera parte, “partiendo de la necesidad de un nuevo humanismo basado en la fraternidad universal”, volvemos a las pregunta de “cómo vivir el cristianismo, ya en claro declive en su modalidad tradicional, cuando la irreligiosidad parece soberana”. Y aquí las reflexiones me parecen ineludibles, porque parten de un cambio de paradigma radical: la religiosidad no se plantea desde la polarización confesional entre creyentes y no creyentes, sino desde la confluencia tanto de unos como de otros que quieren romper la dicotomía de lo que Afred Schutz llama las realidades múltiples (“realidad cimera” y “provincias finitas de sentido”), y que Peter Berger explica como la realidad de la vida cotidiana y aquellas otras realidades a las que escapamos temporalmente, pero que son capaces de informar profundamente la vida cotidiana.
Manuel María Bru Alonso. Recensión publicada en el semanario Alfa y Omega del 11 de febrero de 2021.
PDF de esta recensión publicada en Alfa y Omega (11 de febrero de 2021): Los desafíos de la era postsecular