¿Qué es la Regla de Oro?
Título: La regla de oro. Una máxima universal
Autor: Du Roy, Olivier
Editorial: Ciudad Nueva
La Regla de Oro (“trata a los demás como querrías que te trataran a ti”, en su forma positiva, o “no hagas a los demás lo que no quieras que te hagan a ti”, en su forma negativa) se conoce en muchas culturas como norma de vida buena. Jesús en el Sermón de la Montaña la expresa así: “Haz a los demás todo lo que quieras que te hagan a ti” (Mt. 7,12), aludiendo que está ya presente en el Antiguo Testamento a añadir: “Esa es la esencia de todo lo que se enseña en la ley y en los profetas”.
Como explicaba Benedicto XVI, “en todas las culturas se dan singulares y múltiples convergencias éticas, expresiones de una misma naturaleza humana, querida por el Creador, y que la sabiduría ética de la humanidad llama ley natural”. Es difícil entender desde la filosofía ética o aún menos desde la filosofía del derecho el que exista una norma tan universal como la Regla de Oro sino es partiendo del presupuesto de que existe una ley natural inscrita en el corazón del hombre, y por tanto de todos los hombres, principio que no casa mucho con un planteamiento relativista de la ética o desde una filosofía del derecho que no entienda otra fundamentación del mismo que no sea el positivismo jurídico.
Pero además, la Regla de Oro tiene una explicación teológica y es fundamental para entender el diálogo fe/cultura y el proceso evangelizador de la inculturación: si tenemos en cuenta la teología de las “semillas del Verbo” de San Justino, mártir apologista del siglo II: El cristianismo no conforma una cultura beligerante e impenetrable en las culturas, sino muy al contrario, se trata de una fuerza interna que subyace en el fondo más auténtico de toda cultura, y que a través de los puentes que se establecen entre la revelación del Verbo y las diversas semillas del Verbo esparcidas en todas las culturas, es capaz de inculturarse en todas ellas.
Como explica el autor de este libro, Olivier Du Roy, doctor en teología por la Universidad de Estrasburgo, por un lado, “la regla de oro no es un precepto, un mandamiento o un mandato que se añade a otros. No tiene contenido, es puramente formal o metodológico, y por ello puede resumir y condensar toda la ley natural, toda la moral. Solo sugiere un procedimiento o una actitud: invertir los papeles (role reversal), ponerse en el lugar del otro. Imaginarnos, al actuar, lo que representa nuestra acción para el que la padece, estudiar las consecuencias de nuestros actos en quienes los sufren. Y a partir de ahí determinar nuestro proceder”.
Y por otro lado, “vemos que la regla se enraíza en la empatía natural, cognitiva y emocional, que es una identificación espontánea con el otro, un disponerse a salir de uno mismo para aprehender y comprender la subjetividad del otro. Queramos o no, tenemos un conocimiento intuitivo del otro, de sus sentimientos, de su vulnerabilidad”.
El libro de Oliver Du Roy analiza las distintas formulaciones que adopta la regla de oro, explica los diversos malentendidos que puede generar y ofrece el mapa de su difusión cultural y religiosa, deteniéndose en particular en la enseñanza de Jesús, que lleva a la exigencia del amor al enemigo. También analiza los fundamentos antropológicos y su consistencia y eficacia como precepto, que nos incita a ponernos en el lugar del otro y a intercambiar los papeles con él conjugando conceptos como empatía y reciprocidad.