FIESTA DE LA ASUNCIÓN DE MARÍA: LA PRIMERA EN EL CIELO
Apocalipsis 11,19;12,1-6.10; 1 Corintios 15,20-27; Lucas 1,39-56
HABLA LA PALABRA: El designio de María
En los textos bíblicos con los que la liturgia de la Iglesia celebra la gran fiesta mariana de la Asunción, fiesta patronal de la mayoría de los pueblos de España, encontramos:
- En el apocalipsis la imagen de María asunta a los cielos: vestida de sol, con la luz bajo sus pies, y una corona con doce estrellas en la cabeza.
- En la carta de san Pablo a los Corintios su designio compartido con todos los santos: el de su resurrección tras la de Cristo.
- En el Evangelio su designio particular, por ella confesado: “ha puesto los ojos en la humildad de su esclava, por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada”.
HABLA EL CORAZÓN: El dogma de la Asunción
El dogma de la Asunción se refiere a que la Madre de Dios, terminada su vida terrenal, fue elevada en cuerpo y alma a la gloria celestial. Este Dogma fue proclamado por el Papa Pío XII, el 1º de noviembre de 1950, en la Constitución Munificentisimus Deus. Expone el Catecismo de la Iglesia Católica (nº 966) dos razones de este Misterio:
- Para “ser conformada más plenamente a su Hijo, Señor de los señores y vencedor del pecado y de la muerte”.
- Y para darnos esperanza, como anticipación de lo que anhelamos: “la Asunción de la Santísima Virgen constituye una participación singular en la Resurrección de su Hijo y una anticipación de la resurrección de los demás cristianos”.
San Juan Pablo II lo explicaba así: “mientras para los demás hombres la resurrección de los cuerpos tendrá lugar al fin del mundo, para María la glorificación de su cuerpo se anticipó por singular privilegio”. Por eso, “María Santísima nos muestra el destino final de quienes oyen la Palabra de Dios y la cumplen (Lc. 11, 28). Nos estimula a elevar nuestra mirada a las alturas, donde se encuentra Cristo, sentado a la derecha del Padre, y donde está también la humilde esclava de Nazaret, ya en la gloria celestial”.
HABLA LA VIDA: El misterio de Elche
No hay claridad sobre cómo nació el Misterio de Elche, según estudios recientes sobre el teatro medieval europeo, la obra podría datar de la segunda mitad del siglo XV. Pero la tradición habla de dos posibles orígenes más populares. El primero cuenta que se creó con motivo de la conquista del Elche musulmán por las tropas de Jaime I de Aragón, en 1265, convirtiendo a la villa a la civilización cristiana. El segundo, tiene un carácter más milagroso y habla de la aparición de la imagen de la Virgen de la Asunción en un arca de madera que flotaba en el Mediterráneo, el 29 de diciembre de 1370. El texto está escrito en valenciano antiguo y latín y, para los que se escribían en la época, es bastante breve, concediendo mayor importancia a la parte musical y escénica. Tiene 259 versos distribuidas en estrofas de diversos tipos. La obra destaca por ser una representación totalmente musical, que mezcla cantos de diferentes épocas: medievales, barrocos y renacentistas.
El Misterio de Elche es la única obra de origen medieval que ha sido representada sin interrupción hasta la actualidad. Sobrevivió incluso a pesar de los dictámenes del Concilio de Trento que impedían representar obras teatrales en el interior de las iglesias. Siempre ha logrado ser representada y, en la actualidad, cuenta con numerosos reconocimientos nacionales e internacionales por su carácter único y su valía artística. Para la Iglesia no se trata sólo de un tesoro de su patrimonio cultural, sino también, por el hecho de serlo, de una oportunidad para la evangelización. Todos los años son muchos los que, aún alejados de la fe, han visto por su belleza removerse su mente y su corazón. Y no pocos de ellos habrán sentido también el anhelo de un final para la vida así, como el que María vivió como anticipo para implementar nuestra esperanza.
Manuel María Bru Alonso. Delegado Episcopal de Catequesis de la Archidiócesis de Madrid