Infomadrid- La Escuela Diocesana de Evangelizadores arranca este nuevo curso con novedades importantes. Una de las más destacadas son los planes de formación específicos por vicarías, atendiendo a las necesidades e intereses propios de cada una de ellas. Para ello, se implementó a finales del curso pasado la figura del coordinador de formación en cada vicaría, que fue recabando información sobre los requerimientos de su zona.
Así lo explica José Castro, responsable de la escuela, que añade que estos planes se presentarán en octubre a los arciprestazgos. Además, aunque la escuela nació en modalidad online —con encuentros presenciales al comenzar y finalizar cada curso—, este año se añadirán versiones presenciales para facilitar el acceso de todos los interesados. En cada vicaría se establecerá una parroquia que será sede del curso durante seis semanas.
En total, se prevé que este año se llegue a 80 grupos, que suponen entre 1.500 y 2.000 alumnos. Se han incorporado además 15 nuevos tutores, «laicos formados en Ciencias Religiosas», aunque «seguiremos reforzando», destaca Castro, porque la escuela va a más.
En cuanto a los precios, además de que las instituciones pueden estar becadas —una parroquia, por ejemplo, que matricule a diez catequistas—, se establecen este año cuotas especiales para Iberoamérica. «Hay bastantes personas que hacen los cursos, y para ellos el precio europeo es elevado». En este sentido, el responsable califica a la escuela como un «instrumento de comunión entre Iglesias fuertemente relacionadas», teniendo en cuenta también que en Madrid hay «mucha presencia de clero latino».
La oferta de este 2022-2023 se amplía a 36 cursos —entre los que sigue el de atención y prevención de abusos de Repara—, con el objetivo de llegar al siguiente a los 48 o 52. El responsable de la escuela destaca la «mucha demanda» que hay de cursos relacionados con la pastoral familiar; tanto, que se han coordinado con la Delegación de Laicos, Familia y Vida para crear un grupo de expertos que desarrolle toda una formación integral en este sentido, con cursos nuevos. «También nos demandan temas relacionados con la Biblia», y a ellos también darán respuesta. Igualmente ampliarán los relacionados con los nuevos ministerios laicales.
La necesidad de formación
Después de los dos años iniciales, que coincidieron con la pandemia, «este estamos pleno rendimiento». «Es un proyecto ambicioso —sostiene el sacerdote— porque es necesario». Desde el Sínodo del año 2000, al que siguieron el Plan Diocesano de Evangelización y el Plan Diocesano Misionero, «la demanda de formación siempre ha sido constante; y hay una absoluta necesidad de que el laicado esté cada vez más formado» atendiendo a su creciente grado de responsabilidad e implicación en la Iglesia. De hecho, la escuela está pensada para agentes de pastoral de la diócesis, pero abierta «a todos los que estén interesados».
El arzobispo de Madrid, cardenal Carlos Osoro, se manifestó en esta línea durante el encuentro de inicio de curso para el equipo técnico y pedagógico de la escuela (en la imagen superior). «Nos trasladó esa necesidad de formación, por la que él apuesta absolutamente». Y una formación, apuntó, «que se traduzca en una línea pastoral de trabajo que no sea puntual, sino que se contemple en el tiempo». A su vez, especificó que esta formación es «para la misión y la evangelización». No es tanto trasladar «grandes conocimientos teológicos», que para ello ya hay otras instituciones en Madrid, sino «trabajar más el ser y, desde ahí, el cómo».
Castro resalta también el carácter diocesano de la escuela, «de comunión de todos, de necesidad de hacer un trabajo en armonía» desde las distintas realidades eclesiales. Una comunión que se verá favorecida con los cursos presenciales, ya que será una «oportunidad de encuentro», concluye.