Infomadrid / B. Aragoneses.- La cita para recibir el sacramento de la Confirmación es el próximo jueves, 13 de noviembre, en la capilla de la Casa San Justo. Y ellos están «nerviosísimos, como cualquier persona». Son once jóvenes de entre 18 y 22 años con diferentes discapacidades (autismo, síndrome de Down o que les falta madurez y les cuesta entender las cosas) que se han estado preparando desde hace tres años para este momento. Los dos últimos meses, de manera más intensa.
Raquel López, coordinadora de la Comisión de la catequesis de personas con discapacidad de la diócesis, es su catequista. Se reúnen los viernes, cada quince días, en la Fundación Crónica Blanca. Junto con el delegado episcopal de Catequesis, Manuel Bru, y con la ayuda de los padres, adaptaron para ellos los materiales de la catequesis propuestos por la diócesis, en concreto los de junior, aunque en algunas ocasiones usan el infantil.
El pasado viernes 7 de noviembre, de cara al gran día, realizaron un acto penitencial para recibir el sacramento de la Reconciliación. «Fue super bonito», se emociona Raquel. Con ellos era difícil decidir si se hacía de manera comunitaria o individual. «Hay algunos que no hablan casi». Así que, «decisión salomónica»: se les dio a elegir. Y todos, excepto uno, optaron por reconciliarse individualmente ante el sacerdote. De estos, «solo una chica me pidió estar con ella», pero el resto consideraron que «no necesitaban ayuda».
Antes, habían tenido un momento de oratorio para reflexionar sobre «las cosas que hacemos no tan bien; para ellos, el sentido del pecado les es difícil porque no les sale hacer algo mal», aunque sí reconocieron «que a veces no hacen caso a los papás…»ºº,,,,,,,,,,,23,0
El hecho de que reciban el sacramento de la Confirmación de manos del cardenal Cobo les hace caer en la cuenta de que es algo diferente, «esto es especial para ellos», pero en realidad «quizá no sean tan conscientes de quién es; todo les va bien, son super agradecidos». Para la catequista es, por su parte, «uno más de los regalos; poderlo celebrar en un capilla tan familiar lo convierte en entrañable».
Acompañados por la familia, y a seguir el camino
Las familias acompañarán a los jóvenes en ese día y, por supuesto, los padrinos. Aquí orientaron un poco a los muchachos porque «no es elegir una persona al azar», como el novio o el amigo del colegio, «sino alguien que sea importante para vosotros», les dijo Raquel, «y que a la larga os vaya a acompañar». Así, hay padres que serán padrinos, pero también hermanos, un primo, o personas que de tan cercanas a la familia son ya familia.
La confirmación no acabará este curso con la dinámica del grupo, que ya se ha convertido en sí mismo en una pequeña familia. Así, acabarán los tres ciclos previstos por la Delegación Episcopal de Catequesis y «después podemos seguir como grupo de jóvenes», indica Raquel. Se trata de que «sigamos creciendo en la fe juntos», así que «a partir de septiembre reharemos estructuras del grupo, pero seguiremos».






