JESUCRISTO 2025 AÑOS DE ESPERANZA

«Así brille vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas acciones y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos» (Mt. 5, 16)

TERCER BLOQUE: JESÚS, ESPERANZA DEL MUNDO
Revistamos la coraza de la fe y de la caridad, con el yelmo de la esperanza de salvación» (1 Tes 5, 8)

10ª SESIÓN. Jesús, esperanza de los jóvenes buscadores de sentido

Laura Moreno, delegada Episcopal de Juventud de la Archidiócesis de Madrid.

FECHA: jueves 20 de febrero de 2025

HORA: de 17:00 h a 18:30 h.

LUGAR: Pª SAN JUAN DE LA CRUZ sita en C/ San Juan de la Cruz, 2 – SALA MULTIUSOS DE LA PARROQUIA SAN JUAN DE LA CRUZ

CV del ponente

Laura Moreno Marrocos, tiene el corazón en dos orillas, Argentina y España, Buenos Aires y Madrid. Es miembro de la Institución Teresiana, pertenencia que la ha llevado a vivir la “la vida como vocación”.

Actualmente es directora de los centros de posgrado y oposiciones Pío XI, León XIII y San Alberto Magno, de la Fundación Pablo VI y delegada episcopal de Jóvenes de la Archidiócesis de Madrid, que integra los secretariados de Infancia y Juventud, Vocaciones y Pastoral Universitaria. Desde donde también impulsa un Centro diocesano de escucha para jóvenes.

Es miembro del Consejo de Redacción de la revista Crítica (España), Consultora de la Revista Criterio, (Buenos Aires, Argentina) y recientemente miembro del consejo asesor de Alfa y Omega.

Es Licenciada en periodismo y en Comunicación Audiovisual, por las Universidades Belgrano de Buenos Aires, Argentina y Pontificia de Salamanca, España. Master en Sociedad de la Información y el Conocimiento, por la Universidad Abierta de Barcelona y Master en Doctrina Social de la Iglesia, por la Pontificia Universidad de Salamanca.

Tiene una amplia trayectoria periodística como vicedirectora de la revista Criterio de Buenos Aires y colaboración en periódicos como La Nación. Ha sido directora del Departamento Internaciones de Información y Comunicación de la Institución Teresiana.

Su trayectoria académica la desarrolló en las Universidades de Buenos Aires y en la Pontificia Universidad Católica de Buenos Aires, y como profesora invitada en varias universidades de Argentina.

Ha ejercido la dirección educativa del Instituto Pedro Poveda de Buenos Aires. Autora de varias publicaciones y producciones audiovisuales

También acredita formación en las áreas de espiritualidad y pastoral. Así como acompañamiento espiritual para Ejercicios Espirituales, en el Centro de Espiritualidad Ignaciana, (CEIA) de Buenos Aires.

Ha sido coordinadora nacional de pastoral juventud de la Conferencia Episcopal Argentina y miembro de las Comisiones episcopales de Laicos y de Comunicación Social. Así como de una fase del Diálogo Argentino. Ha formado parte de la Comisión Histórica en la Causa de beatificación y canonización del beato Cardenal Eduardo Pironio.

Esquema de la ponencia 

“A veces he visto árboles jóvenes, bellos, que elevaban sus ramas al cielo buscando siempre más, y parecían un canto de esperanza. Más adelante, después de una tormenta, los encontré caídos, sin vida. Porque tenían pocas raíces, habían desplegado sus ramas sin arraigarse bien en la tierra, y así sucumbieron ante los embates de la naturaleza. (…) Es fácil “volarse” cuando no hay desde donde agarrarse, de donde sujetarse”. ChV 179

I. Introducción: En el espíritu de la esperanza

La Esperanza nos desafía a creer juntos. La carta a los Hebreos la llama «el ancla del alma» (Heb 6,19). Ella da seguridad y firmeza en medio de las tempestades de la vida1. (Francisco, 2017)

II. Escrutar los signos de los tiempos

“Además de alcanzar la esperanza que nos da la gracia de Dios, también estamos llamados a redescubrirla en los signos de los tiempos que el Señor nos ofrece. Como afirma el Concilio Vaticano II, «es deber permanente de la Iglesia escrutar a fondo los signos de la época e interpretarlos a la luz del Evangelio, de forma que, acomodándose2 a cada generación, pueda la

III. Los jóvenes y el sentido de la vida

“También necesitan signos de esperanza aquellos que en sí mismos la representan: los jóvenes. Ellos, lamentablemente, con frecuencia ven que sus sueños se derrumban. No podemos decepcionarlos; en su entusiasmo se fundamenta el porvenir. Es hermoso verlos liberar energías, por ejemplo cuando se entregan con tesón y se comprometen voluntariamente en las situaciones de catástrofe o de inestabilidad social” – como han demostrado volcándose solidariamente ante la catástrofe de la DANA –

IV. Jesús nuestra esperanza

“Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo? (Mt 16,15) Encuentros transformadores con los jóvenes en los Evangelios (Joven rico, Nicodemo, discípulos de Emaús).

V. La Iglesia: casa, comunidad y misión

“En una civilización paradójicamente herida de anonimato y, a la vez obsesionada por los detalles de la vida de los demás, impudorosamente enferma de curiosidad malsana, la Iglesia necesita la mirada cercana para contemplar, conmoverse y detenerse ante el otro cuantas veces sea necesario. En este mundo los ministros ordenados y los demás agentes pastorales pueden hacer presente la fragancia de la presencia cercana de Jesús y su mirada personal. La Iglesia tendrá que iniciar a sus hermanos —sacerdotes, religiosos y laicos— en este «arte del acompañamiento», para que todos aprendan siempre a quitarse las sandalias ante la tierra sagrada del otro (cf. Ex 3,5). Tenemos que darle a nuestro caminar el ritmo sanador de projimidad, con una mirada respetuosa y llena de compasión pero que al mismo tiempo sane, libere y aliente a madurar en la vida cristiana.Un laboratorio de esperanza”. (EG,169)

VI. Un laboratorio de esperanza

“Los jóvenes, en las estructuras habituales, muchas veces no encuentran respuestas a sus inquietudes, necesidades, problemáticas y heridas. La pastoral juvenil necesita adquirir otra flexibilidad, y convocar a los jóvenes a eventos, a acontecimientos que cada tanto les ofrezcan un lugar donde no sólo reciban una formación, sino que también les permitan compartir la vida, celebrar, cantar, escuchar testimonios reales y experimentar el encuentro comunitario con el Dios vivo” (CV, 202.204).

El laboratorio se configura como un espacio para generar preguntas existenciales, culturales y pastorales, y buscar juntos las respuestas; contrastarlas con el evangelio, el magisterio de la Iglesia y las fuentes del humanismo cristiano, y encontrar modos nuevos de proclamar el Kerigma : «Jesucristo te ama, dio su vida para salvarte, y ahora está vivo a tu lado cada día, para iluminarte, para fortalecerte, para liberarte». (Evangelii Gaudium 164) Asume el método inductivo de Christus Vivit: Reconocer – Interpretar – Elegir, como herramienta para el discernimiento continuo; las conversaciones en el Espiritu, así como el diálogo del Evangelio con la cultura contemporánea y de la fe con la vida cotidiana.

VII. Conclusión: Alza la vista y goza con el Olor a tostada

Basta de preguntarse por la vida Basta de quererla comprender Tan solo has de meterte en ella y descubrirte En la grandeza de su sencillez En un beso, una caricia En el agua por los pies En el olor a unas tostadas La mirada de un bebé Sal de ti, que todo te afecte Ríe, duerme, sufre, siente. No te das cuenta, vive el presente Es tan sencillo, tan sencillo Que el hombre no es capaz de soportar Basta con vivir con toda el alma Basta con creer en ese pan.

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