Que la contemplación navideña del Dios que ha tomado nuestra condición humana, y por tanto nuestra fragilidad y vulnerabilidad, pero también nuestra necesidad de cuidado, de ternura y de esperanza, os lleve a alcanzar el brillo de sus ojos, que solo con mirar evangelizan.

Y que comencéis el nuevo año, que tras la Navidad se avecina, Año Jubilar del Señor 2025, como auténticos peregrinos y misioneros de esperanza.