Al comenzar este año jubilar, el Papa Francisco ha puesto en el centro de atención una problemática que afecta a millones de niños y jóvenes: el derecho a la educación. En El Vídeo del Papa de enero, producido por la Red Mundial del Papa, el Pontífice lanza una advertencia clara: “Hoy estamos viviendo una catástrofe educativa”.
Según cifras alarmantes, alrededor de 250 millones de niños y niñas carecen de acceso a la escuela debido a guerras, migraciones y pobreza. Esta situación no solo priva a los menores de instrucción académica, sino que también los expone a riesgos como la explotación, la discriminación y la marginación.
El Papa subraya que la educación es mucho más que un proceso de aprendizaje; es un camino hacia la esperanza. Para migrantes y refugiados, representa una herramienta esencial para integrarse en nuevas comunidades, escapar de redes delictivas y construir un futuro mejor tanto para ellos como para la sociedad que los acoge.
“Oremos para que migrantes, refugiados y afectados por las guerras vean siempre respetado su derecho a la educación, necesaria para construir un mundo mejor”, exhorta el Papa Francisco. Enfatiza además que los menores, independientemente de su situación migratoria, deben tener garantizado este derecho fundamental.
“La educación nos abre puertas a un futuro mejor. Y así, los migrantes y refugiados pueden contribuir activamente a la sociedad, ya sea en su nuevo país o en su tierra natal si deciden regresar”, añadió el Santo Padre. Concluye recordando un mensaje central del Evangelio: “Quien acoge al forastero, acoge a Jesucristo”.
Este llamamiento universal es también una invitación a la acción solidaria y a la reflexión sobre cómo cada persona puede contribuir a crear un mundo más humano y fraterno.