ACN.- En una entrevista a Ayuda a la Iglesia Necesitada el nuncio apostólico de Colombia definió la próxima visita del Papa Francisco a este país latinoamericano “como la visita de un amigo”. Monseñor Ettore Balestrero enfatizó que el Papa, “como todos los amigos, va a plantear a los colombianos preguntas de fondo: ¿Qué van a hacer de su vida? ¿Están verdaderamente felices? ¿Qué sentido tiene todo lo que hacen?”. Tras el resumen de ACN España de esta entrevista, les ofrecemos el enlace para poder ver el video de la entrevista.
Asimismo, haciendo referencia a anteriores visitas de pontífices a Colombia comentó: “La visita de Juan Pablo II hace 31 años fue la visita del Padre. La visita de Pablo VI en 1968 fue como la visita de un Maestro, que vino de lejos, uno de los primeros viajes pontificios. La visita del Papa Francisco del 6 al 10 de Septiembre se caracteriza como la visita de un amigo, por supuesto un amigo que es padre y maestro, pero sobre todo amigo; porque es latinoamericano, conoce Colombia y entiende la idiosincrasia colombiana.“
En la lista de ciudades que visitará Francisco – además de ciudades conocidas a nivel internacional como Bogotá, Medellín y Cartagena – se encuentra Villavicencio en los llanos orientales, que no ha sido visitada por ningún pontificio anteriormente y fue zona de convergencia de muchos conflictos armados en el pasado. Hablando del proceso de paz que se está llevando a cabo actualmente en el país, el prelado recalcó la importancia de la visita papal en un momento culmen para la historia: “Colombia está cerrando un capítulo de su historia, aunque todavía faltan aspectos jurídicos y sociales, pero al mismo tiempo está comenzando un capítulo nuevo, donde todo está por escribir. Los colombianos serán los autores de este capítulo, lo escribirán con sus decisiones. Colombia puede tomar las cosas positivas de las culturas occidentales y sociedades modernas pero también caer en las contradicciones y debilidades de estas sociedades”. En palabras de Mons. Balestrero el Santo Padre viene “como un peregrino de fe, de esperanza y de reconciliación a un país en transición en muchos aspectos, no solo por el proceso de paz”, siendo sumamente importante “construir un país reconciliado, donde los ciudadanos se quieran y se respeten, donde respeten a Dios y a los hombres”.
El prelado, que durante la entrevista describió al pueblo colombiano como “muy acogedor, emprendedor y trabajador”, analizó también la grave disparidad social que sufre Colombia donde hay “gente que muere de hambre mientras otros tiran la comida” y la discrepancia entre ciudades muy desarrolladas como Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla y otras zonas del país donde hay gente que prácticamente casi no tiene nada. “El Santo Padre – aclara – es padre de ricos y de pobres, pero viene a recordarnos que Colombia necesita el aporte de todos. El Papa tiene en su lenguaje y en su enseñanza un enfoque particular en los que sufren. No podemos vivir bajo el mismo cielo y no ver la otra realidad, hacer como si no existiera.” En este sentido el nuncio apostólico aprovechó la entrevista para agradecer a Ayuda a la Iglesia Necesitada “su servicio para educar y abrir los ojos a los colombianos al sufrimiento, a la otra Colombia” y “por su compromiso para que el mensaje del Papa llegue a todo el país, sobre todo a las periferias”.
Finalmente el arzobispo italiano invitó a unirse “a la oración, ofreciendo algo a Dios de lo que nos cuesta para el éxito de la visita. El éxito de la misma depende de Dios, igual que todo en la Iglesia depende de Dios. Les animo a pedirle a Dios que ilumine al Santo Padre, les pido que recen para que abra los corazones de todos y así el Señor pueda encontrarlos dispuestos a recibir su mensaje y a transformar su vida después de la visita.”
La fundación Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) pudo apoyar en 2016- gracias a la generosidad de sus benefactores – más de 64 proyectos en Colombia con un total de 700.000 euros de ayuda, sobre todo para la formación de 667 seminaristas de once diócesis y asistencia para necesidades básicas de religiosas y sacerdotes. Zonas prioritarias fueron los Vicariatos Apostólicos de Guapi, Puerto Gaitán y Puerto Leguízamo-Solano así como las diócesis más precarias entre las que se encuentran Quibdó, Istmina-Tadó, Mocoa-Sibundoy o Málaga-Soatá.