“Señor, te había regalado mi vida. Había decidido bailar para ti. ¿Por qué me has hecho esto? Tú me has robado la pierna” llora Mao, una joven camboyana que perdió una pierna, víctima de las minas anti persona activas en Camboya desde la dictadura de Pol Pot (1975-1979) al frente de los Jémeres Rojos. Cada año, se producen en Camboya más de 300 accidentes, que dejan como secuela horribles mutilaciones como la de Mao, que ve cortados sus sueños.
La obra de caridad del misionero Kike Figaredo, basada en una vida de fe, consigue que Mao recupere la ilusión, a través de la silla de ruedas Mekong -silla con tres ruedas para adaptarse al terreno local- y las clases de danza para niñas como ella. Son muchos los que, como Mao, se encuentran con el amor de Cristo a través de la ayuda de un misionero. Y es que Kike Figaredo es uno más de los de 13.000 misioneros españoles, que, repartidos en 130 países del mundo, unen la fe y la caridad como elementos sustanciales de la misión que realizan.
Kike Figaredo nació en Gijón en 1959, e ingresó en la Compañía de Jesús con 20 años. Ha desempeñado su labor misionera en Tailandia y Camboya, donde fue nombrado Prefecto Apostólico de Battambang en el año 2000. Es conocido como el obispo de las sillas de ruedas por su trabajo con los discapacitados víctimas de las minas anti persona, y por su labor evangelizadora a través de las obras caritativas.