El Foro Justicia y Discapacidad del Consejo General del Poder Judicial ha concedido el galardón a la Trayectoria Personal a Raquel López Lorenzo, abogada y coordinadora del Equipo de Catequesis Inclusiva de la Delegación Episcopal de Catequesis del Arzobispado de Madrid. El reconocimiento destaca su compromiso en favor del desarrollo de la inteligencia espiritual de las personas con discapacidad, una dimensión esencial del ser humano, frecuentemente olvidada en los itinerarios de inclusión.

Desde hace años, Raquel López ha centrado su vida profesional y personal en el acompañamiento de personas con discapacidad, especialmente en lo que se refiere a su vivencia espiritual. Inspirada por pensadores como Danah Zohar y Francesc Torralba, defiende que esta inteligencia —la capacidad de conectar con el sentido profundo de la vida— es inseparable de la dignidad humana.

Su implicación nace de su experiencia como madre de dos hijos diagnosticados con fibrosis quística. Al ver cómo crecían también en el plano espiritual, advirtió que la sociedad no ofrecía recursos ni propuestas pastorales adaptadas para quienes, además, convivían con una discapacidad. A partir de esa constatación, decidió trabajar activamente por remover barreras y promover una verdadera inclusión en este ámbito tan esencial.

En palabras del propio Foro, Raquel “contribuye de manera significativa a visibilizar una problemática que afecta a muchas familias y promueve una mayor inclusión de las personas con discapacidad en el plano espiritual”, en plena consonancia con el artículo 3 de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad.

Desde 2023, coordina el Equipo de Catequesis Inclusiva de nuestra Delegación, una iniciativa que camina junto a parroquias, familias y catequistas para que nadie quede excluido del anuncio del Evangelio. Su trabajo ha permitido abrir espacios de acogida y escucha, adaptando procesos y lenguajes para que todos puedan encontrarse con Jesús desde su realidad concreta.

Este premio no sólo reconoce una trayectoria personal entregada, sino que subraya la necesidad de seguir avanzando hacia una catequesis plenamente inclusiva, donde cada persona —con sus dones, límites y anhelos— pueda vivir y celebrar la fe en comunidad.