Siguiendo la propuesta mini-reflexiones sobre la catequesis para este verano, esta semana ofrecemos estas notas sobre la identidad del catequista como discípulo de Jesús:

EL CATEQUISTA, DISCÍPULO DE JESÚS

     El Catequista es un discípulo convencido de Jesús, que quiere hacer llegar su mensaje a todos los que encuentra en su camino, de modo especial a aquellos con quienes establece un compromiso de amor y de fe.

   – Transmite su fe con obras y palabras. Pablo VI dice en la Exhortación sobre la evangelización del mundo: «En el fondo, ¿hay otra forma de comunicar el Evangelio que no sea la de transmitir a otro la propia experiencia de fe?

     De manera callada o a grandes gritos, pero siempre con fuerza, se nos pregunta: ¿creéis verdaderamente en lo que anunciáis? ¿Predicáis verdaderamente lo que vivís?  Hoy más que nunca, el testimonio de la vida se ha convertido en una condición esencial con vistas a una eficacia real de la nueva evangelización». (Evangelii Nuntiandi, 46 y 76)

   El catequista, como dicen los Obispos españoles, tiene que ser consciente de su misión de educador de la fe. Tiene que entregarse con ilusión y responsabilidad a su misión sagrada. «El catequista, dotado del carisma del maestro, aparece como el educar básico de la fe».    (El catequista y su formación, 31)

    Es importante que el catequista tenga conciencia de esta función, de esta misión, pues sólo desde el entusiasmo se trasmite a los demás la alegría del mensaje recibido y la sorpresa de la buena noticia que es el anuncio de la salvación, del amor del Señor