Archimadrid. 24 de abril 2023.- Alumnos de colegios diocesanos de Madrid se han dado cita este lunes, 24 de abril, en la catedral de Santa María la Real de la Almudena para celebrar, como viene siendo tradición, la Pascua junto al arzobispo de Madrid, cardenal Carlos Osoro.
Durante la Eucaristía, este les ha recordado las palabras que han ido saliendo en el salmo: dichosos, felices, atrevidos, valientes, responsables… Son palabras que «el Señor quiere que nosotros las incorporemos a nuestra vida, que las tengamos en nuestro corazón». Ha matizado el purpurado algunas de estas expresiones, como ser atrevido «para vivir al estilo y a la manera de Jesús», valiente «y no avergonzarme por decir que soy discípulo de Jesús»…
El arzobispo ha sacado a algunos niños al presbiterio para mantener un diálogo al hilo de la lectura de los Hechos de los Apóstoles proclamada, en la que se narra cómo Esteban «realizaba grandes prodigios y signos en medio del pueblo». «¿El prodigio más grande que puede hacer un ser humano por otro cuál creéis que es?». Y los alumnos han ido respondiendo: ayudarlo en todos los momentos de su vida, ser hermano, considerarlo como alguien de la familia…
Efectivamente, ha continuado el cardenal Osoro, «hemos venido a este mundo, según Jesús, para ayudarnos unos a otros, y el que quiera hacer otra cosa no tiene nada que ver con Jesús». Pero para poder hacer esto «hay que estar lleno del Señor». Cuando se ayuda a la gente, cuando se le da la mano, cuando se los consuela porque están tristes, cuando se reparte con el otro la comida, «es lo que Jesús nos dice que hagamos».
El amor, la mejor arma para arreglar el mundo
«En los colegios diocesanos aprenderéis muchas cosas —ha mantenido—, pero tenéis que crecer también en las medidas de vuestro corazón; que vuestro corazón se haga grande». Que nadie pueda decir, ha puntualizado, «este no quiere saber nada de mí». «Nosotros tenemos que estar al servicio de los demás».
«Trabajemos por tener a Jesús en vuestra vida». Y esto, ¿qué supone?, ha preguntado: felicidad, alegría, amor, «pero un amor sin medidas», que no «discrimina» a nadie. En este sentido, el arzobispo de Madrid ha deseado que «seáis capaces de aprender y de descubrir que Jesús es el que os regala el proyecto más bonito y más bello que puede tener un ser humano», el de decir que, con la vida de Jesús, «daré mi vida por el otro».
En la actualidad, en palabras de los propios niños, lo que más necesita esta humanidad es alegría y paz. Para «poder arreglar este mundo», según el purpurado, la mejor arma es, como ha avanzado una de las niñas, «el amor». «Podéis ser muy sabios, saber muchas cosas, pero si no tenéis el amor de Jesús en vuestra vida, no solamente seremos unos desgraciados nosotros, sino haremos desgraciados a los demás», ha concluido.