Del 7 al 9 de febrero, el Madrid-Arena fue el escenario del Congreso de Vocaciones 2025, un evento organizado por el Servicio de Pastoral Vocacional de la Conferencia Episcopal Española bajo el lema «¿Para quién soy yo?». A lo largo del fin de semana, laicos, consagrados, religiosos y sacerdotes participaron en un espacio de reflexión, oración y formación sobre la vocación en la Iglesia.

Una acogida llena de esperanza

El congreso comenzó con la bienvenida y palabras inaugurales que marcaron el tono del encuentro. La jornada inicial incluyó un mensaje especial del Papa Francisco, quien alentó a los participantes a redescubrir su vocación como una entrega a los demás y a la misión de la Iglesia. Su intervención recordó que «las vocaciones nacen en la familia y crecen en comunidad».

Diversos itinerarios para el discernimiento

Durante el segundo día, los asistentes pudieron profundizar en la vocación a través de cuatro itinerarios clave: Palabra, Comunidad, Sujeto y Misión. Los talleres ofrecieron espacios de diálogo y formación sobre la iniciación cristiana, la vida parroquial, la teología y la opción por los pobres como camino vocacional. Almudena Rebolé, coordinadora de catequesis de la Vicaría II, compartió su reflexión tras participar en estos espacios:

“El lema del congreso me ha hecho reflexionar sobre la llamada a la vocación y la vida como un don para darse a los demás”.

En particular, destacó cuatro talleres clave:

  • Iniciación cristiana y vocación: Le hizo preguntarse “Señor, ¿qué quieres de mí? Envíame, estoy aquí”.
  • Parroquia y vocación: Subrayó cómo la parroquia es el lugar de encuentro con Cristo y el espacio para ser instrumentos de su amor.
  • Teología y vocación: Resaltó la importancia de la teología en la vida de la Iglesia como don de Dios.
  • La opción por los pobres y vocación: Reflexionó sobre el encuentro con Cristo a través del pobre y la importancia de la pastoral social.

Ecos del Congreso: La experiencia de los participantes

El congreso dejó una huella significativa en las catequistas asistentes de la Archidiócesis de Madrid, quienes compartieron su vivencia tras haber participado en las sesiones. Raquel López, coordinadora del Equipo de Catequesis Inclusiva de la Archidiócesis de Madrid, expresó la emoción de compartir la fe con tantos otros:

“Celebrar la Eucaristía y orar junto a tantas personas fue una experiencia única. Escuchar las diferentes vocaciones me ayudó a conocer otras realidades e integrarlas en la Iglesia”.

Por su parte, Migdalia Medina, coordinadora de Catequesis de la Vicaría VIII, destacó tres palabras clave con las que se queda del congreso: escuchar, acompañar y acoger. En su reflexión, subrayó la importancia de escuchar la voz de Dios en medio del ruido del mundo, de acompañar a quienes buscan su camino vocacional y de acoger las diversas realidades de la Iglesia, especialmente aquellas que requieren atención y compromiso pastoral. También resaltó su impacto al conocer el testimonio de las Hermanas Adoratrices y las Religiosas Auxiliares del Buen Pastor, cuyo trabajo con mujeres en situación de vulnerabilidad le permitió reflexionar sobre la verdadera misión de la Iglesia en el mundo.

Clausura y envío misionero

El evento concluyó con una ponencia final y la Eucaristía de clausura, en la que se resaltó la importancia de continuar el camino vocacional en comunidad. Se recordó que “el reto de la Iglesia es hacer nuevos cristianos”, como destacó el Papa Francisco.

Los participantes se despidieron con un renovado sentido de misión y con la convicción de que cada uno está llamado a una vocación específica dentro de la Iglesia. Este Congreso ha sido un espacio de discernimiento, de compartir y, sobre todo, de descubrir el propósito de cada uno en el plan de Dios.