Maite, catequista de Madrid, estaba el pasado jueves allí, en el Curso Anual de Catequesis. La ponencia de Carla Diáz de Rivera (sobre «sin testimonio no hay catequesis»)

Sin testimonio no hay evangelización

Y le causó tanta impresión en Maite (como en tantos otros que nos lo han hecho saber, también de quienes lo siguieron a través del streaming), que de ello ha escrito dos textos poéticos que compartimos con todos:

 

TEXTO 1: CARLA

Quise saber cómo son los Ángeles

Y el Señor, me lo mostró

No pudo acudir el ponente

A Carla nos envió.

Descolocada se sintió

A los demás, nos centró.

¡No soy él!

decía ella

ya lo sé, dijo Dios.

El diálogo, se entabló:

Señor.

Tú sabrás por qué lo haces

De mí, sabrás lo que quieres.

Por favor, ilumíname

Para poder  saber

que quieres que les diga.

Abre sus corazones

Y se Tú, quien decidas.

Lo que pase aquí esta tarde

Será lo que Tú quieras

En lo desconocido, guíame

Al abrir la puerta, ilumíname

Descolocada me siento

Fiel y dócil, también.

Hago memoria para pensar

Quien fue mi primer catequista

Ese instrumento tuyo

Que en mi camino Tú pusiste.

Luego vinieron otros,

A todos reconozco

Su nombre y apellidos

Yo, conozco

Lo demás , lo sabes Tú.

Con sus virtudes y defectos

En sus circunstancias concretas

A todos ellos me pusiste

Para llevarme hacia Tí

Me enseñaron el camino

entre todos, me evangelizaron

Ahora yo no puedo postergar mi misión.

En mis circunstancias, en mi situación,

Debo encontrar, debo saber

Cómo transmitir, lo mucho que nos quieres.

Soy llamada, soy consciente

En mí te fijaste, a mi me elegiste.

Que sea yo misma

Sé que Tú lo quieres,

Me siento frágil

Me siento débil

Pero Tú me capacitas.

Desde mi libertad interior

Respondo libremente

No quiero una decisión

Que me pese como losa

¿ es el lugar?

¿ es el momento?

¿ lo quieres de verdad?

Debo discernir para saberlo.

Me pongo pues a rezar,

Con conciencia,

Te hablo en oración.

No es la llamada un recuerdo del origen

En cada catequesis renuevo el sí de hace años

Con libertad interior

Afronto con gallardía

la misión de cada día

Amor incondicional me pides

Testificar con alegría

No puede ser de otra  manera.

Lo he descubierto, lo sé

Mi vida sin ti

No es lo mismo,

no lo és

No puedo pues callar

Lo que me ayuda a vivir

Lo que me da esperanza

Es lo que debo transmitir

Lo que necesito comunicar

De lo que rebosa el corazón, habla la boca

El mío siente que hay un Padre bueno

Un Padre deseoso de sanar corazones heridos

Un Padre que desborda amor, cariño, comprensión

Si eso siente mi corazón es lo que debo reflejar.

Los avatares de la vida no me pueden amargar

No puedo explicar el amor sin transmitir amor

No puedo dar esperanza si yo no lo siento

Debo acoger, debo amar.

Me llamaste, dudé

No soy digna ¿por qué yo?

No estoy preparada, creo yo.

Ahora lo sé.

No debe ser una excusa mi imperfección

al contrario, para crecer, para no quedarme en ser mediocre

un estimulo constante debe ser mi misión

Te has explicado bien, ahora, ya lo sabes

Mi gracia te basta

Tu debilidad lo perfeccionaré con mi poder.

Dame tus debilidades. Con muchísimo gusto, en ellas moraré

Quiero hacer en ti, mi obra

Necesito tus imperfecciones, tu debilidad, tu docilidad

Son materia prima para mi

Es lo necesario para hacer de ti

La mejor catequista del mundo mundial

Has acudido a mí, querías que yo lo hiciera

Que fuese Yo quien te ayudase. varias cosas necesito:

  • Que seas transparente
  • Que te dejes hacer
  • Que sintonices mi frecuencia
  • Que me reconozcas

¿Por qué se me ocurrió meterte en esto?

Porque necesito llegar a los otros.

Háblame pues de ellos,

Encomiéndame a los chicos

A los que tengas en tus manos

También si son mayores

Cuéntame sus preocupaciones

Aquello que te inquieta.

Sé transparente

Sé dócil

Acude a mi como una fuente

Cada vez que la jarra se te agote

Yo te aliviaré, si estás cansada

Acude también a mi Madre

Reza mucho a María

A ella, encomiéndate

Serás profundamente humana

Serás siempre Mariana

 

TEXTO 2: CATEQUISTA: 

Permíteme que insista:
Eres un regalo
Eres catequista.
No lo olvides nunca
Fui Yo quien te escogí
De entre todos los presentes
mi mirada puse en tí.
Con mi cariño te envolví
Te puse el lazo del amor.
Como estabas,
te necesitaba
No busqué la perfección
Siendo tú y no otro
te escogí como regalo.
Ahora,
Haz lo mismo para otros
En tus manos pongo
mis bienes mas preciados
jóvenes, niños
adultos y mayores
Cuídamelos bien
quiéreles, guíales
tráeles hacia mí
Con incapacidades te los dí
Con imperfecciones
Con heridas
Quiérelos así
tal y como son
Sé modelo para ellos
que en tí vean  mi amor
Permíteme que insista
Eres mi regalo
Eres catequista
Sé tu para ellos instrumento
Sé tú para ellos campeón