- En el primer libro de los Reyes acogemos la invitación del Ángel al Señor al profesta Elías, la llamada a alimentarnos de Dios para poder llevar a cabo nuestra misión: “Levántate, come, que el camino es superior a tus fuerzas”. Sin este alimento, desfallecemos.
- Pablo en su carta a los Efesios nos urge a vivir “en el amor como Cristo nos amó y se entrego por nosotros a Dios como oblación y víctima suave”. Pero, ¿cómo vivir una vocación tan alta?
- Jesús, continando con el discurso del Pan de Vida cuyo comienzo escuchamos el pasado domingo, nos muestra el poder trasformador de la Eucaristía: “el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo”. Su “carne” entregada para la salvación del mundo, se convierte en nosotros en el secreto para transformalo.
- Gracias a la posibilidad de los medios tecnológicos, hemos podido participar en la Celebración de la Eucaristía. Aunque sin Comunión sacramental, en la Comunión espiritual, sin duda, se hacía muy presente el Señor (…) Otro regalo de los medios era el poder tener unos minutos de adoración del Santísimo e incluso escuchar y saborear cada día la homilía del Papa. Considerando la importancia de la comunión y oración de todos por todos, teniendo especialmente presentes a los más desfavorecidos, a los que siguen en los hospitales y a los que se nos han ido a la casa del Padre, nos unimos cada 15 días, un grupo de amigas, a través de Skype, para rezar juntos por estas situaciones, y para agradecer el trabajo y la entrega de todos los que están empeñados en luchar contra el virus.
- Personalmente he descubierto lo que en estos momentos significa para mí la palabra “habitar”. Habitar esta vida aquí y ahora, habitar un mundo dañado, amenazado, pero también un mundo solidario, humano, y mucho más fraternal, en el que los más fuertes atienden y ayudan a los más débiles, con una gran disponibilidad, sin esperar nada a cambio. Habitada, sobre todo, por el Espíritu del Señor que vino a “habitar entre nosotros” y que, por la gracia, sigue habitando en nuestro interior, con nuevas luces, y nuevos gestos de misericordia”.
- Y continúa explicando María Navarro: “Como, en estos momentos, mi dedicación preferente es la atención y acompañamiento a distintas personas mayores que está en residencias, en hospitales o en sus casas solas. Y de servir de enlace de calle con Caritas parroquial para detectar los problemas y dificultades de muchas personas que duermen en la calle, e intentar, en diálogo con ellos y con los servicios sociales, aliviar en algo su situación (…).
- Me he sentido impotente ante el sufrimiento de las personas mayores que, tanto en Residencias como en sus casas, estaban sufriendo la soledad y el desconcierto. Muchas sienten en esta situación el vacío de la ausencia y de la falta de comunicación; algunas han pasado por la enfermedad y han estado hospitalizadas y después aisladas en cuarentena; y todas totalmente aisladas, confinadas en su habitación, sin ver nada más que a la persona que las levantan, las acuestan, y les llevan la comida. Para darles un poco de consuelo y compañía, me sirvo, junto con otras, casi exclusivamente del teléfono, pues ellas no cuentan con otros medios, ni saben manejarlos. Este rato de comunicación telefónica es un momento muy oportuno para trasladarles seguridad, confianza y un poco de consuelo (…).
- Hemos podido conectar con algunos grupos empeñados en atenuar el sufrimiento de tantas personas en soledad o que pasan hambre o cualquier otro tipo de necesidad (…) La respuesta ha sido muy generosa, colaborando activamente con: Caritas, la ONG InteRed, las dos Parroquias del barrio de Los Pajaritos, cuyos habitantes, extremadamente pobres, viven de la mendicidad, de la recogida y venta de chatarras y de los mercadillos que ahora no pueden realizar (…).
- También hemos colaborado a través de una asociación de taxistas creada en este tiempo para este fin. Coordinados por un médico conocido, recogen generosamente en los domicilios de los donantes alimentos y artículos de limpieza y aseo, con los que después hacen lotes y los llevan al asentamiento de emigrantes de Lepe, que viven en condiciones infrahumanas. A nivel familiar también colaboramos con un grupo de la Asociación de vecinos, que están, conectados con Cáritas y empeñados en aliviar la necesidad de otros”.
- María Navarro, y a su edad, con la gracia de Dios y la comunión eclesial, ha puesto su grano de arena para que Cristo sea carne para la vida del mundo.
Manuel Mª Bru Alonso, delegado Episcopal de Catequesis de la Archidiócesis de Madrid