- En los Hechos de los Apóstoles San Pedro ejerce su ministerio pastoral, a imagen del Buen Pastor, anunciando a Cristo como la piedra angular para la vida del hombre. Si el Buen Pastor convocó la Iglesia para dar sentido y esperanza a los hombres, la acción pastoral de la Iglesia consiste precisamente en transmitir, con la palabra y el ejemplo, este sentido y esta esperanza.
- Con el salmo 117 anunciamos con Pedro esta convicción: “La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular”, y aconsejamos a todo el mundo que “mejor es refugiarse en el Señor que fiarse de los hombres”, y por tanto, que promoviendo la causa de Cristo, la del Reino de Dios, debemos ser libres de toda ideología y de toda causa que no reconozca los valores del Reino de Dios: la justicia, la paz y el amor.
- San Juan, en su primera carta, nos explica lo esencial de nuestra identidad: “Mirad que amor nos ha tenido el Padre para llamarnos Hijos de Dios, pues ¡lo somos!”, a la vez que nos invita a la esperanza en las sorpresas de Dios: “Y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal cual es”.
- Y en el Evangelio el mismo Señor se nos presenta como el Buen Pastor que no sólo da la vida por los que ya forman parte de su Iglesia, sino que va en busca de los demás que no lo conocen. Un Buen Pastor que ha venido para que tengamos vida, y la tengamos en abundancia.
- ¿Quién es el Buen Pastor en este pasaje de las Escrituras? Es Jesús: él es el que está hablando y dice de si mismo es el Buen Pastor.
- ¿Quiénes son las ovejas del rebaño del Pastor? Todos nosotros como Iglesia formamos parte de del rebaño, es decir, del grupo de las ovejas de Jesús. Jesús dijo que era como un pastor porque él ama y se preocupa por cada uno de nosotros así como un pastor por sus ovejas. Quiere que todos estemos a salvo y seamos felices; y así como el pastor conoce a cada una de sus ovejas, Jesús nos conoce a cada uno de nosotros y todos somos importantes para Él.
- En el Domingo del Buen Pastor (que siempre es el IV Domingo de Pascua) la Iglesia celebra la Jornada Mundial por las Vocaciones (al sacerdocio y a la vida consagrada) y la Jornada de Vocaciones Nativas, con el fin de promover la oración y la colaboración para que Dios envíe nuevas vocaciones a su Iglesia y para que las vocaciones nacientes en los territorios de misión tengan los recursos necesarios para su formación y sostenimiento.
- Mar Camargo nació en Madrid en 1977. Antes de ser religiosa, trabajaba como operadora de cámara de televisión para el programa Madrid Directo; y colaboraba también de forma activa en la parroquia de San Germán de Madrid, dando catequesis, en el coro y en el consejo pastoral. Desde hace 11 años pertenece a la Congregación de Esclavas de Cristo Rey. Su tarea actual es el acompañamiento espiritual y vocacional de jóvenes y da Ejercicios Espirituales.
- Lucas Blanes nació en Gandía (Valencia) en 1997. De una familia católica, entró en contacto con el Seminario menor de Valencia gracias a las convivencias de monaguillos que organizaba. Ya en el instituto se empezó a plantear la fe, al encontrarse siendo el único que iba a Misa. En la JMJ de Madrid 2011, quedó muy impresionado de conocer a tantos jóvenes como él, y sintió la llamada de Dios para ser sacerdote. Después de dos años intentando ignorarla para hacer su vida, finalmente ingresó en el Seminario Mayor de Valencia.
- Masahiro Yuki nació en Oita (Japón) en 1992. De una familia no católica ni religiosa, se interesó desde niño por la historia del mundo, en especial por la de la Iglesia y los Papas. Movido por su creciente interés, se acercó a la catedral de Oita, donde conoció un sacerdote que le impresionó. Con 18 años recibió el sacramento del bautismo y de la confirmación, convirtiéndose en el único católico de su familia. Ya en la Universidad se planteó la vocación sacerdotal, se preparó para ser sacerdote en Pamplona y hoy es sacerdote en Japón.
Decidme sino merece la pena pedir por estos tres jóvenes. Y por los miles de jóvenes que sienten que Dios los llama, y por los aún muchos más que todavía no saben que Dios los llama a la divina aventura de su consagración.
Manuel Mª Bru Alonso, delegado Episcopal de Catequesis de la Archidiócesis de Madrid