Título: Catequistas con corazón
Autor: Cardenal Carlos Osoro Sierra
Editorial PPC
Este libro, presentado en el Encuentro Diocesano de Catequistas del 29 de octubre de 2022, recoge una selección de diálogos del Cardenal Osoro con los catequistas de los últimos siete años, y ofrece unas preguntas para ser utilizado en grupos de formación de catequistas.
PRESENTACIÓN de Manuel María Bru Alonso (Delegado Episcopal de Catequesis de la Archidiócesis de Madrid):
Cuando el arzobispo de Madrid, Cardenal Carlos Osoro, nos pidió en el año 2015 al nuevo equipo de la Delegación Episcopal de Catequesis que asumiéramos la responsabilidad de esta Delegación, no tuvo ninguna duda en su intención, valiente, arriesgada, y determinante: “Es necesario renovar de pie a cabeza la catequesis, aquí y en todas partes, porque es evidente que tal y como está no funciona como debería”. A lo que añadió: “no tengáis miedo en equivocaros. Sólo se equivoca el que hace, el que emprende, el que no hace nada nunca se equivoca”, parafraseando uno de los mensajes más repetidos del Papa Francisco. Y desde ese primer día, nos alentó a trabajar en dos caminos bien definidos: primero el cuidado y la formación de los catequistas, y segundo la renovación de la catequesis en Madrid. Los diálogos del Cardenal Osoro con los catequistas que se recogen en este libro son expresión de como él ha estado y sigue estando en primera línea en estos dos desafíos.
Los diálogos recogidos son tan sólo una muestra de un elenco mucho mayor de encuentros con ellos, sobre todo con ocasión de los Encuentros Diocesanos de Catequistas, y de las clausuras de los Cursos Anuales de Formación de Catequistas. Los contextos de estos dos tipos de encuentros son bien distintos: en los primeros el contexto está determinado por la celebración de la Eucaristía de Envío, al comienzo del curso pastoral. Es el obispo el que envía personalmente a los catequistas, envío por el cual colaboran con el ministerio de la Palabra del obispo. Se trata de diálogos llenos de inmediatez y espontaneidad, provocativos y alentadores. En los segundos, en un contexto formativo más explícito como es el de la entrega de unos diplomas al finalizar los cursos anuales de formación, les sigue ofreciendo claves fundamentales para su vocación como catequistas, pero desde la perspectiva de la necesidad de formarse en dos direcciones: por un lado para responder a los nuevos desafíos de la catequesis (“saber” y “saber hacer”), pero por otro lado para tener la mirada puesta en lo esencial (“ser” y “saber estar con”), conformando así la verdadera espiritualidad del catequista, que, para el Cardenal Osoro, no es otra que la mirada puesta en el corazón de Dios, en el corazón de los interlocutores en la catequesis, y en el propio corazón del catequista, para conformar una verdadera “catequesis de corazón a corazón”.
También en estos diálogos encontramos un impulso enorme al trabajo de la Delegación para la renovación de la Catequesis en Madrid. En ellos encontramos continuamente la confirmación del proceso de elaboración del nuevo Itinerario Diocesano de Iniciación Cristiana “Con Jesús, discípulos en misión”, cuyo título, para él, recoge lo esencial de esta renovación, como proyecto catequético cristocéntrico y misionero, que tiene como objetivo no “formar cristianos”, sino “hacer cristianos”, y cristianos de verdad, es decir, “discípulos misioneros”:
Con un impulso así por parte del obispo, todo empeño por parte de sus colaboradores es pequeño. Don Carlos Osoro bendijo la creación del Equipo de Expertos, con los mejores teólogos especializados en evangelización y catequesis, y con representantes de los párrocos y de los catequistas, y ha acompañado desde el principio sus trabajos. Impulsó la elaboración de unas orientaciones diocesanas, con un elenco de criterios para la renovación de la Catequesis, al tiempo que se estaban dilucidando en Roma los criterios para la catequesis de la Iglesia universal, con vistas a la elaboración del nuevo Directorio para la Catequesis. Algunos de los miembros de este equipo de expertos de Madrid fueron asesores del trabajo que se estaba realizando en Roma, por lo que pudimos así hacer un trabajo en sinergia con el Consejo Pontificio para la promoción de la Nueva Evangelización. El Cardenal Osoro participó también en este discernimiento, haciéndose presente en algunas de sus reuniones, e indicando algunas líneas fuerza de la renovación catequética que él consideraba prioritarias.
Después el Cardenal Osoro impulsó una segunda y desafiante tarea: diseñar a partir de esos criterios un nuevo itinerario de iniciación cristiana para niños, preadolescentes, adolescentes y jóvenes de la Archidiócesis de Madrid. Una apuesta a favor tanto de la comunión eclesial en la diócesis, para que la catequesis se haga al unísono en todas sus parroquias y colegios religiosos, como también a favor de la renovación de la catequesis, de una catequesis más inculturada, más kerigmática, y más mistagógica, con recursos impresos, digitales y audiovisuales nuevos, con un lenguaje narrativo que conecta con el lenguaje de las nuevas generaciones.
Eran los mismos motivos que llevaron al Consejo Pontificio a elaborar un nuevo Directorio para la Catequesis (inculturación en la cultural mediática global para la catequesis de las nuevas generaciones de nativos digitales, renovación de la catequesis tras la propuesta del Papa Francisco en Evangelli Gaudium de una catequesis más kerigmática y más mistagógica), los que le movieron a renovar la catequesis en Madrid, repensando sus criterios tanto básicos como metodológicos, y renovando la propuesta del itinerario diocesano de iniciación cristiana.
Sin nuestro arzobispo, el Cardenal Carlos Osoro, hubiese sido imposible esta renovación catequética sin precedentes en la Archidiócesis de Madrid. No sólo porque él ha sido su inspirador y promotor principal, sino porque él mismo ha querido estar muy cerca de los catequistas, para animarlos, para confortarlos, y para orientarlos en esta renovación. Sus mensajes a este respecto son claros: por un lado, considerando que el nuevo proyecto de la Archidiócesis de Madrid “es una maravilla”, y está diseñado con “con una creatividad inmensa”. Por otro lado, insistiendo en la necesidad de que la catequesis, junto a toda la tarea pastoral en las parroquias y en los colegios católicos, ha de hacerse en comunión, en una comunión efectiva, por la que todos están llamados, sacerdotes y catequistas, a hacer suyos, a aprender, y a promover el proyecto catequético de la diócesis, de tal forma que cualquier niño, adolescente o joven que esté realizando un proceso de iniciación cristiana, puede cambiar de parroquia, de arciprestazgo, de vicaría, y seguir haciendo el mismo proceso, siguiendo el mismo itinerario.
Entre sus iniciativas más importantes junto a la guía de esta renovación de la Iniciación Cristiana está además, por un lado, su deseo de instaurar el Catecumenado de Adultos no bautizados en la Archidiócesis de Madrid, y también su deseo, por otro lado, de promover en ella el Ministerio de Catequista, empezando por proponer al Papa que uno de los primeros ocho ministros de catequesis fuera una catequista de Madrid, que recibió del Papa Francisco el ministerio en enero de 2022. Sin él, sin el obispo, padre y pastor, primer catequista, y sin los catequistas con él, nada de esto hubiera sido posible. Ellos -obispo y catequistas- son los protagonistas de este libro, ellos son sus autores. Los catequistas también, pues en estas “catequesis a los catequistas” ocurre lo mismo que en las catequesis parroquiales, que todos son interlocutores de un único de diálogo de Dios con los hombres y de los hombres con Dios.
El Cardenal Osoro recoge en estos diálogos el mensaje principal del Papa Francisco a los catequistas, al recordarles que “ser catequista es una vocación, una vocación a transmitir la fe, no un trabajo”. Los invita continuamente a la cercanía con sus interlocutores en la catequesis con estas y otras muchas expresiones: “Si estás, y eres fiel, ellos se dan cuenta de que no te has olvidáis de ellos”, “no adoctrináis, no sois políticos de turno, sois dadores de la vida de Cristo, mostradores de la vida de nuestro señor, con obras y con palabras. Y esto con cercanía”, “interesaros por los chavales, por los chicos y por las chicas, por su vida, que puedan contar con alguien de confianza, que os puedan contar sus cosas, qué si hay que llorar lloréis con ellos, y si hay que reír, reíd con ellos”. Les pide “creatividad, no repetición”. Les propone a María como modelo para su vocación: “Llevad siempre la Palabra de Dios con vosotros, que fue el secreto de María, la primera discípula, la primera de catequista”. Y, entre otras muchas cosas, les propone esta oración, que es su oración personal, la que reza todos los días, tomada de San Pedro Poveda: “Señor, que yo piense lo que tu pienses, que yo hable lo que tu hables, que yo obre como tú quieres que obre. Este es el único deseo de mi vida”.