INFOMADRID (14 de mayo 2019).- «Celebrar 300 años engendra tanta vida que, después de tanto tiempo, la vida lasaliana se hace presente en todas las partes del mundo». Con estas palabras, el cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, ha comenzado la Eucaristía que este martes, 14 de mayo, ha congregado a alumnos, profesores y personal de nueve centros de La Salle en la catedral de Santa María la Real de la Almudena.
El Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas y la Familia Lasaliana están celebrando un Año Jubilar con motivo del 300 aniversario de la muerte de su fundador, san Juan Bautista de La Salle, patrono de los educadores. A la luz de esta efeméride y con una catedral a rebosar, el pastor de la Iglesia madrileña ha elaborado su homilía rodeado de algunos alumnos lasalianos, que le han acompañado a los pies del altar.
«Él hace que vuestro corazón no sea raquítico»
«San Juan Bautista de La Salle hoy sigue dando que decir porque, si no, vosotros no estaríais aquí». En ese momento, ha preguntado a Ángela, de 6º de Primaria, por los valores que aprenden en el colegio. «Aprendemos a acercarnos a Jesús y a Dios», ha respondido, para dar paso a Marcos y a Alejandra… «También aprendemos valores, a convivir, a jugar y a ayudarnos los unos a los otros». Es que Jesús, ha destacado Gonzalo, «no nos separa de los demás, porque está en todos».
Efectivamente, «san Juan –que era un servidor de Jesús– hace que vuestro corazón no sea raquítico», porque él «os educa para vivir compartiéndolo todo», ha subrayado el prelado. Propuesta que Héctor y Gonzalo han reiterado con sus palabras: «Él nos enseña a vivir como hermanos y nos prepara para la paz».
«Fui profesor en La Salle y aprendí las mejores cosas de mi vida»
El cardenal ha señalado que lo que aprenden en el colegio, lo recordarán toda la vida. Y, para ilustrarlo, ha rememorado sus años como profesor en un colegio de La Salle: «Cuando era joven, di clases en un colegio de La Salle; allí fui feliz y aprendí muchísimas cosas. Quizá las mejores cosas de mi vida las he aprendido con los hermanos. Y por eso yo los quiero mucho».
Con el fundador de La Salle en la mirada, el purpurado ha recalcado que «san Juan sigue sin glosas a Jesucristo, olvidándose de sí mismo para amar al otro». Y así lo hizo, amando «hasta dar la vida». Y se hizo niño y joven «para servir a los niños y a los jóvenes».
«Educar como La Salle es un tesoro de la Iglesia»
«Son importantes estos 300 años que estamos celebrando porque La Salle sigue viviendo entre nosotros». Y san Juan Bautista de la Salle, en nombre de Jesús, «dice que sigáis los pasos del Evangelio: amando, perdonando, queriendo y dando la vida». Él, ha destacado, «quería servir a los jóvenes, amarlos y ser como ellos, y lo único que hizo fue fiarse de Dios».
Hoy «es un día grande para todos los que estamos aquí», ha confesado, para despedir a los alumnos y mandar un mensaje a los hermanos y profesores. «Acercaos a la persona de san Juan y descubrid la originalidad que tiene en el Evangelio», porque «sois continuadores de esta gran obra y tenéis que mantener firme este tesoro que el Señor ha querido tener en la Iglesia». Educar como La Salle «es un tesoro de la Iglesia». Así que vosotros, que sois una gran familia, «acogedlo como lo hizo el fundador, en los momentos de triunfo y de oscuridad». Hacedlo siempre «poniendo la confianza absoluta en Dios», ha concluido.