Santo Domingo de Guzmán
Nació en Caleruega (Burgos) en 1170, en el seno de una familia profundamente creyente y descendiente de los condes-fundadores de Castilla. Tras estudiar en Palencia filosofía, teología y artes, se hizo Canónigo Regular en la Catedral de Osma. En el año 1191 vende sus libros, para aliviar a los pobres del hambre que asolaba España. En 1205, por encargo del Rey Alfonso VIII de Castilla, tuvo que hacer numerosos viajes a Francia, dándose cuenta de la gran ignorancia religiosa de tantos cristianos. De acuerdo con el Papa Inocencio III, en 1206, se estableció en el Langüedoc como predicador. En 1215 asiste al Concilio de Letrán y establece en Tolosa la primera casa de su Orden de Predicadores. Murió el 6 de agosto de 1221, y en 1234, su gran amigo y admirador, el Papa Gregorio IX, lo canonizó.
La Palabra llena toda la vida de Domingo. Para Santo Tomás de Aquino, el oficio de los frailes predicadores es contemplar y dar a los demás el fruto de la contemplación. De Domingo se decía que, “donde quiera que se hallase, fuese de viaje con sus compañeros, en las casas con los hospederos y sus familiares, entre los magnates, los príncipes y los prelados, siempre tenía palabras de edificación y abundaba en ejemplos, con los cuales inclinaba los ánimos de los oyentes al amor de Cristo”.
Cuando escuchas al otro, y a la luz de la Palabra de Dios, le das un consejo, también tu predicas. ¿Te gustaría predicar?