SEGUNDO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO (B): VENID Y VERÉIS

I Samuel 3,3b-10.19; 1 Corintios 6,13b-15a.17-20; Juan 1,41.17b

HABLA LA PALABRA: La llamada

Hoy la Palabra de Dios tiene un nombre precioso: la llamada:

  • Escuchamos uno de los textos más hermosos del Antiguo Testamento, la triple llamada del profeta Samuel y su memorable respuesta: “Habla Señor, que tu siervo escucha”.
  • Escuchamos la emotiva respuesta del justo en el salmo 39: “Aquí estoy para hacer tu voluntad. Dios mío, lo quiero y llevo tu ley en mis entrañas. He proclamado tu salvación en la gran asamblea; no he cerrado los labios, Señor, tu lo sabes”.
  • Escuchamos la exhortación de San Pablo, en su primera carta a los Corintios: “No os poseéis en propiedad, porque os han comprado pagando un precio por vosotros”.
  • Y Escuchamos el relato de la llamada de Jesús a sus primeros discípulos, del que el apóstol Juan recuerda hasta la hora, porque esa hora cambio sus vidas para siempre.

HABLA EL CORAZÓN: Conocer al Dios totalmente otro en un hombre fascinante

La experiencia de los discípulos consistió en conocer al Dios totalmente otro en un hombre fascinante. Nosotros también estamos llamados a revivir esa misma experiencia, la del encuentro con Jesús:

  • Un acontecimiento que lo cambia todo y lo explica todo. Por eso no busques a Dios en lo alto, en lo escondido, en el infinito de su omnisciencia y omnipresencia. Reconócelo en todas partes, pero búscalo en Jesús.
  • Dios no se ha escondido, sino que está muy cerca de Ti: puedes mirarlo, puedes escucharlo, puedes dejar que te abrace, y que tome tus manos, y que te mire a los ojos, y que te hable, y que te guíe.
  • No te quedes en querer aprender el mensaje de Jesús, en ilusionarte por el proyecto, por la causa de Jesús, no dejes que Jesús sea sólo un líder, o un maestro entre otros, no. Porque tu eres para Jesús mucho más que eso.
  • Ante Jesús los había que le veían de lejos, le oían, le escuchaban, le preguntaban, le discutían, le aplaudían o le abucheaban.
  • Pero también algunos pocos le seguían: “te seguiré adonde quiera que vayas”, “lo dejaron todo y le siguieron”, “adonde iremos, tu sólo tienes palabras de vida eterna”.
  • Jesús no les dice “Venid y aprenderéis”, sino “venid y veréis”. Hicieron una experiencia de vida con Jesús, para la que tuvieron que seguirle.
  • La llamada de Jesús: “Venid y veréis” es universal. Personal pero no especial, no para unos pocos, sino para todos. La única vocación es la de seguir a Jesús. Las demás vocaciones son solo concreciones de ésta.
  • Para todos es el dejarlo todo “para estar con él”, el no “volver la cabeza hacia atrás”, el “posponer padre o madre”, el “no tener donde reclinar la cabeza”, y el “tomar su cruz”, y “perder la vida” para heredarla.
  • Porque todos estamos llamados, para ser plenamente nosotros mismos, a hacer la experiencia de los discípulos: “vieron y creyeron”.
  • ¿Cómo seguir a Jesús? Basta buscarlo y encontrarlo. El se te hace el encontradizo continuamente en el camino de tu vida. Seguirlo es reconocerlo, y reconocerlo donde El mismo ha prometido hacerse presente.
  • Y Él esta aquí, de mil modos: es Jesús-Palabra que te habla, es Jesús-Eucaristía que te alimenta, es Jesús-médico que te consuela y te perdona, es Jesús en medio de la Iglesia, que te acoge y te abraza, es Jesús en el hermano, que mendiga tu amor, para que tu puedas mendigar el suyo.

HABLA LA VIDA: Acogido por la Iglesia, encontró a Jesús

Iñigo Karín, desesperado por la miseria, cruzó a pie el norte de África, desde Camerún hasta Melilla, y desde Melilla cruzó el estrecho a nado. Llegó sangrando por las heridas del oleaje. Eran cuatro, y sólo dos llegaron vivos. No creía en nada, sólo en su deseo de sobrevivir. En España fue acogido por la Iglesia, y llegó a descubrir que Dios existe, que Dios es amor, y que Dios lo había salvado, al encontrarse con Jesús a través del testimonio de los discípulos de Jesús. No solo encontró en España un auxilio a su situación, o una segunda patria. Encontró a aquel que dio sentido a su vida. Él vino, vio, y creyó. ¿Y nosotros?

Manuel María Bru Alonso. Delegado Episcopal de Catequesis de Madrid.