Maite, una catequista de Madrid, nos manda esta sencilla catequesis: un cuento para compartir con pequeños y grandes que nos introduce en el misterio navideño:

EL MUÑECO DE NIEVE

Como todos los días ,desde que su padre hizo un muñeco de nieve, se asomó esa mañana a la ventana.

Era lo primero que hacía nada más levantarse. Saludar a su frío amigo. Cogía un taburete, se subía encima para poder verle bien y agitaba su manita dándole los buenos días.

Pero, ¡ oh, sorpresa ! esa mañana ….. ¡ no estaba ¡ ¿ Qué había ocurrido ?

Salió corriendo entre sollozos buscando a su madre. Ella, intuyendo lo que pasaba, cogió a su hija en brazos intentando consolarla.

No llores, cariño, es natural. La nieve, es bonita mientras dura, pero no es eterna. En cuanto sale el sol , se derrite . Eso es lo que ha ocurrido.

Durante estos días, has podido ver y jugar con el muñeco de nieve pero , en cuanto ha empezado el calor, ha desaparecido, aunque…
¡no del todo!

¿ Ves ese árbol que tanto te gusta ? Hace tiempo, en ese mismo lugar, tu padre y yo también hicimos un muñeco de nieve. Como el tuyo, en cuanto llegó el calor , se quedó convertido en un charquito de agua.

Pero…. ¿sabes qué ocurrió? Que esa agua se filtró por la tierra, llegó a unas raíces que estaban muy secas y tristes , las mojó y , con ello, ayudó a crecer a tu árbol favorito.

El nunca supo que creció fuerte y sano gracias a un muñeco de nieve.

Ahora ,tú puedes balancearte en el columpio que te hicimos aprovechando sus ramas.

Puedes jugar al escondite gracias a su gran tronco, puedes sentarte a leer bajo su sombra…..

Es así, cariño, hay cosas que no son eternas aunque , de alguna forma, pueden tener continuidad y ayudar a otros a formarse.

¿ Te cuento un secreto?

No estaba muy segura de querer escucharlo. Aún estaba triste y desolada pero también estaba intrigada por lo que su madre quería contarle.

Sí mami, cuéntamelo

Dentro de unos días recordaremos la historia de un Niño cuyo amor sí dura por siempre.

No todos hemos podido conocerle en persona pero, igual que tu muñeco de nieve, ha seguido fortaleciendo y ayudando a crecer a muchos.

Se llama Jesús.

Por El, celebramos la Navidad. Son días de recordar y de agradecer a aquel que tanto nos quiso , nos quiere y nos querrá
aunque, a veces, nos pase como el árbol y no seamos conscientes de ello.

Entonces, mamá, ¿ Yo estoy aquí gracias a ese niño?

Si, cariño , así es. Y no debes olvidarlo nunca.

No lo haré, mamá. Desde hoy, será a Jesús a quien salude todas las mañanas . Será mi nuevo amigo.

Cierto, tesoro. Un amigo que estará siempre contigo; haga frío, calor, llueva o nieve.

M &T