¿Cómo es trabajar en catequesis con personas con discapacidad mental? (Testimonio de una catequista aportado por Mauricio Lavallén, ponente de la última sesión del Curso Anual de Catequesis sobre Catequesis y Discapacidad)
La catequesis pretende despertar la fe, alimentarla, educarla y llevarla a su madurez.
La catequesis especial se propone llevar a cada hermano la alegría de vivir la preferencia de Dios; de vivir el Espíritu de las bienaventuranzas de las que están tan cerca.… En este crecimiento progresivo las significativas relaciones interpersonales son necesarias e insustituibles. Se trata de seguir cada uno a su ritmo, tener respeto por las posibilidades del otro, compasión, y una paciencia ilimitada como así también un arte y una técnica y pedagogía avanzadas.
La discapacidad mental se caracteriza por un funcionamiento intelectual significativamente inferior a la media que generalmente coexiste junto a limitaciones en dos o más de las siguientes áreas de habilidades de adaptación: comunicación, autocuidado, vida en el hogar, habilidades sociales, utilización de la comunidad, autodirección, salud y seguridad, actividades académicas funcionales, tiempo libre y trabajo.
Hay personas con discapacidad más severa y otros más leve. Pero todos son seres humanos con inagotables riquezas, recursos imprevisibles y desconcertantes contradicciones. Por eso tienen esa manera peculiar de relacionarse con ellos mismos, el mundo, sus semejantes y con Dios.
Suelen quedarse en el nivel de lo concreto, lo tangible, lo material.
La capacidad de verbalización será limitada, los ritmos de asimilación lentos y sus reacciones también. En los afectos manifiestan falta de madurez y estructuración. Buscan siempre la presencia cariñosa y tierna que ofrezca acogida y seguridad. Se muestran dependiente de los demás.
El catequista tiene que tener una visión clara y sencilla de las realidades esenciales y básicas de la revelación que el Padre nos ha hecho a través de Jesús.
Los contenidos son los mismos para todos. Sin embargo habrá que ir, en los ambientes especiales, a lo básico y nuclear.
Algunos contenidos serían el descubrimiento gozoso de Dios como Padre, el encuentro con Jesús,  la experiencia gozosa de la presencia del Espíritu de Jesús, la participación  alegre en la Iglesia, el descubrir el llamado de Jesús a parecernos a él y la vivencia de la espera de Jesús.
Se trata del despertar religioso y la iniciación a la vida sacramental.
Para ello hará falta la atención a la experiencia, la importancia de la relación, la creatividad, la originalidad centrada en lo esencial del mensaje de Jesús.
Lo concreto es importante  para ellos, la presencia real, el que está, el que puede oír ver y tocar, sentir su calor y su fe vigorosa.
Se necesita crear ambientes especiales que faciliten el clima de oración y el encuentro con Jesús .
En una capilla, en una aula o salón donde se pueda armar un altarcito con una cruz, la imagen de la Virgen, una vela.
El cuerpo, los gestos, los movimientos, el juego, el canto, la danza posibilitan vivenciar con mayor profundidad y claridad la religiosidad.
Es fundamental que la catequesis esté siempre relacionada con la vida. La ilumina a la luz del evangelio.
Todo lo que ellos puedan relacionar con sus vida es lo que podrán proclamar y vivir más intensamente.
Es una tarea ardua pero hermosa. Para la que hay que capacitarse pero más importante tener una espiritualidad. Que da, pero mucho más recibe; que cree que enseña y tanto más aprende.
Creo que es maravilloso ser catequista de personas con discapacidad porque lo que vamos a mostrarles a ellos, que es a Dios, terminamos encontrándolo nosotros en ellos.