OMPRESS-SIRIA (4-04-19) Hoy, domingo 7 de abril, se cumplen cinco años del asesinato de Frans van der Lugt, jesuita holandés asesinado en Homs durante la guerra en Siria, según informa la Compañía de Jesús. Aunque parte de la comunidad internacional había sido evacuada, van der Lugt decidió permanecer con la gente con la que había vivido durante 50 años en aquel país y ayudarles con todas las dificultades diarias a las que se enfrentaban como la escasez de alimentos. Fue asesinado a tiros.

Con motivo de este aniversario, los Jesuitas de Holanda y Flandes han editado un vídeo animado sobre él, disponible en 9 idiomas. En él este jesuita hace un llamamiento humano urgente para no dejar que la muerte tenga la última palabra. Su voz en off retorna al abrupto final de su vida. En una mano tiene la esperanza, y en la otra su propia muerte: “Para mi último suspiro, esperaba que el odio, el conflicto y el dolor se detuvieran” dice en el montaje.

El padre Frans vivía en una zona sitiada de la ciudad siria de Homs. Mientras caían las bombas, las personas a su alrededor morían de hambre. Lo que comenzó como un asedio de unos pocos días, duró muchos meses. Durante ellos, van der Lugt hizo un llamamiento a la comunidad internacional para que llegara el final de la guerra y para que se enviara comida a la población. Pocos días después de su asesinato, los habitantes de Homs pudieron abandonar el distrito sitiado bajo los auspicios de las Naciones Unidas.

A pesar del hambre y la violencia, nunca pensó en dejar su pequeño vecindario asediado en Homs, de no más de un kilómetro cuadrado, donde musulmanes y cristianos de todos los orígenes vivían juntos en paz. Eso resume su espiritualidad, le impulsó el amor por Siria y el pueblo sirio. Aunque era un sacerdote católico, no hacía distinción entre cristianos y musulmanes. Intentó ayudar a todos y difundir un mensaje de esperanza.

El padre Frans era conocido en Siria por las caminatas que organizó durante décadas, con personas de todas las religiones y nacionalidades, como un espacio de encuentro intercultural. Dichos “Caminos de hospitalidad” se trajeron a España el año pasado, y se repetirán de nuevo este año.

Antes de que comenzara la guerra civil, Van der Lugt trabajaba en Al Ard, un centro para el cuidado de niños discapacitados. Allí ofrecía psicoterapia. Tuvo que abandonarlo cuando la guerra hizo imposible el trabajo. Al Ard ha sufrido mucho en los años intermedios. Por el momento todavía es demasiado peligroso considerar su reconstrucción.

Cinco años después de la muerte del padre Frans, cuatro jesuitas viven en la casa donde fue asesinado y donde está enterrado. Mucha gente viene a rezar en su tumba. Aunque las calles y edificios de alrededor de la comunidad han sido seriamente dañados, los jesuitas organizan clases de educación no formal y cientos de jóvenes y adultos utilizan la iglesia. Bajo su liderazgo, un gran grupo de “Fe y Luz”, para jóvenes con discapacidades, florece en Homs.