Como recordatorio de los Ejercicios Espirituales para catequistas, cuyas tres tandas tendremos en este mes de enero, en marzo y en abril:

Tendrán lugar en fines de semana (desde la cena del viernes hasta la comida del domingo) del primer semestre del año 2018 en el Centro Mariapolis de Las Matas, a 20 km de Madrid. Las inscripciones se harán a través de la Delegación de Catequesis.

  • Viernes 26, sábado 27 y domingo 28 de enero de 2018
  • Viernes 16, sábado 17 y domingo 18 de marzo de 2018
  • Viernes 20, sábado 21 y domingo 22 de abril de 2018

Este año, en anticipación del Año Mariano que nuestro Cardenal Arzobispo quiere realizar en la diócesis, el tema de los Ejercicios será: “María, revestida de la Palabra”. 

Os ofrecemos una hermosa oración mariana del beato Pablo VI:

Pablo VI en Fátima

Curiosamente, el momento sublime en la vida de Pablo VI, cuando grita a María “Ma­dre de la Iglesia”, acaba en oración. Y en esa oración que comienza “Virgen María, Ma­dre de la Iglesia” hace un quiebro que nos sabe muy bien a toda la familia cordimariana: “Finalmente, encomendamos a tu Corazón Inmaculado todo el género humano”. ¿Cómo no recordar su cercanía al Papa Pío XII en las horas terribles de la segunda Guerra Mundial, cuando consagró al mundo al Corazón de María? Por supuesto, jamás se apeó del rigor en su reflexión sobre María. Toda consagración es a Dios, y nos consagramos mediante la Virgen María. En el fondo, la única consagración auténtica es aquella de nuestro Bautismo.

Bien será que también nosotros le dediquemos una plegaria, una letanía a la Virgen María, espigada en los escritos de Montini, y las súplicas de la consagración del 21 de noviembre de 1964.

 

ORACIÓN

Santa María,
Admiración y gozo de los ángeles,
Obra maestra de Dios,
Dulce Madre de la humanidad redimida,
Hija excepcional de la humanidad,
Eterno femenino en su cumbre,
Figura de dulzura y de belleza,
Flor de la humanidad redimida,
La más bella figura de mujer,
Síntesis de toda la humanidad redimida,
Espejo de la luz divina,
Espejo ideal de belleza y de bondad,
Vértice y figura de la Iglesia,
Rostro lleno de gracia, ruega por nosotros.
A tu Corazón Inmaculado
encomendamos el género humano.
Condúcelo al conocimiento
del único y verdadero Salvador, Cristo Jesús.
Concede a todo el mundo la paz en la verdad,
en la justicia, en la libertad y en el amor.
Haz que toda la Iglesia
pueda elevar al Dios de las misericordias
un majestuoso himno
de alabanza y agradecimiento,
pues grandes cosas obró el Señor en ti,
clemente, piadosa, dulce Virgen María.