SAGRADA FAMILIA (B): LA GRACIA DE DIOS ESTABA CON ÉL

Génesis 15,1-6;21,1-3; Hebreros 11,8.11-12.17-19; Lucas 2,22.39-40

HABLA LA PALABRA: La Familia de Nazaret

La liturgia de la Palabra de este domingo nos habla de la Familia de Nazaret:

  • El libro del Génesis nos habla de la Familia de Nazaret porque nos habla de la descendencia de Abraham, cuya finalidad se cumple con el nacimiento de Jesús.
  • La Carta a los Hebreos nos habla también, en sentido figurado, de la Familia de Nazaret, porque invoca la fe de Abraham en la promesa de Dios, que se cumple con el nacimiento de Jesús.
  • Y el Evangelio nos muestra la vida misma de la Familia de Nazaret, al narrarnos dos acontecimientos que tuvieron un profundo valor profético para María y José: los encuentros con el anciano Simeón y con la profetisa Ana, que alababan a Dios en cuanto tuvieron ante sus hijos al niño Jesús.
  • Un Evangelio en el que se nos narra en pocas palabras la infancia del Niño-Dios, que “iba creciendo y robusteciéndose, lleno de sabiduría; y la gracia de Dios estaba con él”.

HABLA EL CORAZÓN: ¿Qué significa crecer?

  • ¿Que significa que un niño crece? ¿Qué significa crecer físicamente, y saludablemente? ¿Qué significa crecer interiormente?
  • De Jesús, además de crecer físicamente, se nos dice que crecía en sabiduría y en gracia. ¿Qué significa crecer en sabiduría y en gracia?
  • Crecer en sabiduría es crecer en la experiencia de Dios: hablar con él, saber más de él, descubrir lo que nos dice de él en la creación y en su Palabra, para saber ver las cosas como él las ve y saber algo de lo qué el sabe, distinguir (discernir) lo que viene del Espíritu Santo, etc… El principal alimento para crecer en sabiduría es escuchar y poner en práctica la Palabra de Dios.
  • Crecer en gracia es vivir en el amor de Dios, acoger “gratis” su amor, dejarse amar por él, y aprender a corresponder a su amor con el amor, hacía él y hacia todos sus hijos como yo, escuchar la voz del Espíritu que nos habla en el corazón. El principal alimento para crecer en gracia es la oración.
  • Y Jesús crecía en estatura, sabiduría y gracia “ante Dios y ante los hombres”. Porque Dios padre lo veía y se gozaba (cuando el bautismo de Juan Dios Padre dice desde el cielo: “Este es mi Hijo amado, en él me complazco”), y los hombres lo veían y se admiraban (cuando aún siendo niño está con los maestros del templo estos “quedaron estupefactos por su inteligencia y sus respuestas”). Tu también estas llamado a crecer así, ante Dios y ante los hombres.

HABLA LA VIDA: El testimonio de tres niños húngaros

Andrés, Eduardo y Esteban, son unos niños de Szeged (Hungría). Cuentan con candor e inocencia lo que les pasó un día de Navidad:

“Hacía muchísimo frío. Estábamos en la plaza central, y vimos como unos mendigos van a calentarse en el fuego que el Ayuntamiento ha preparado en la plaza, justo al lado del mercadillo de Navidad. Uno de ellos, antes de irse, se deja en el bando el gorro con el que pide limosna. Andrés se da cuenta, coge el gorro y pone dentro un Niño Jesús con un poco de dinero. Cuando vuelve el mendigo mira en el gorro y coge el Niño Jesús. Sorprendido llama a los demás: ¡Mirad lo que me han dado! Cuando llegan los demás, nos acercamos a ellos y les regalamos un Niño Jesús a cada uno. Sorprendidos y conmovidos los mendigos comparten con nosotros unos chocolates que les acaban de dar. Hicimos fiesta juntos y nos dieron las gracias por el gesto de amor”.

Verdaderamente, de estos niños, de Andrés, de Eduardo y de Esteban, como de tantos otros niños cristianos, podemos decir que van creciendo y robusteciéndose, llenos de sabiduría; así como que los acompaña la gracia de Dios.

Manuel María Bru Alonso. Delegado Episcopal de Catequesis. Arzobispado de Madrid.