Día del Corpus Christi, día del Cuerpo de Cristo, día de la entrega de Cristo por amor, Día nacional de Caridad. ¿Qué nos dicen las lecturas de hoy?

  • La lectura del libro del Éxodo nos muestra en que consistía la Antigua Alianza: un pacto entre Dios y su pueblo. Dios, como culmen tras haber liberado a Israel de la esclavitud, le entrega la sabiduría de su ley, y los hombres, simbolizado en los sacrificios sobre el altar, se comprometen con Dios a cumplir esa ley.
  • El salmo 115 nos revela el verdadero espíritu de este pacto: el de la desproporción infinita entre el don de Dios y la respuesta humana: “¿Cómo pagaré al Señor el bien que me ha hecho?”.
  • El texto de la Carta a los Hebreos nos explica el gran cambio producido entre la Antigua y la Nueva Alianza: en la Nueva Alianza, la de Cristo, él es el don infinito de Dios a los hombres (él es el altar, el cordero sacrificado, el sacerdote que lo ofrece), porque en la Eucaristía Dios lo da todo y él hombre sólo recibe gracia tras gracia:
  • Nos da su Palabra, que es más que la ley, para que podamos vivirla,
  • Nos da su perdón, pues su misericordia cubre nuestra infidelidad,
  • Y nos da el verdadero culto, el culto de la entrega de la vida, porque como dice San Ireneo, “la gloria de Dios es la vida del hombre”.
  • En el Evangelio de Marcos, por último, se nos relata el momento en el que quedó instaurada la Nueva Alianza, el relato de la última cena, que da paso al lavatorio de los pies, primero, y al Huerto de los Olivos, después. El pan y el vino se convierten en el cuerpo y la sangre de Cristo entregado al Padre y a la humanidad en su pasión, “para que todos sean uno”.  

La Nueva Alianza es la alianza del amor verdadero: del inmenso e infinito amor de Dios a los hombres, y de la vocación del hombre a responder a este amor con el amor, con la caridad cristiana, que es el único sacrificio que el culto de la Nueva Alizanza acepta. Pero, ¿En que consiste la caridad cristiana? La caridad cristiana, antes de despelgarse en actos concretos, requiere tres actitudes previas:

  • La valentía cristiana (querer es poder), que es la pasión por servir y compartir,
  • La sensibilidad cristiana, fruto de una sana espiritualidad, pobreza y humildad, que despierta la capacidad de detectar el sufrimiento ajeno y como unirse a él,
  • Y la desidelogización, porque el amor de Cristo nos libera de toda ideología que no nos permite enjuiciar la realidad con la mirada de Dios.

De estas tres actitudes, yo querría detenerme en esta última, la de la ideologízación de la caridad, convencido de que a través de ella el enemigo intenta confundirnos y con ello distorsionar la caridad. Hay dos ideologías que la distorsionan, y no son pocos los cristianos que las asumen acritícamente:

  • Por un lado están los cristianos ideologizados por el liberalismo, la gran religión de la derecha política, que impone sus dogmas del hombre autosuficiente y de la economía de mercado:
  • Para los liberales puros la caridad esta muy bien siempre y cuando sea una caridad meramente asistencialista.
  • Les escandaliza ver que la Doctrina Social de la Iglesia habla de injusticia, de reivindicación, de concienciación, y de promoción de las personas y las soicedades, convencidos que los únicos cambios sociales son los que determinará la ley de la oferta y la demanda, que a la postre es, como dice el Papa Francisco, la ley del mal fuerte.
  • Por otro lado están los cristianos ideologizados por el mal llamado progresismo, de identico origen, la gran religión laica de la izquierda política.
  • A estos en cambio les molesta que la Doctrina Social de la Iglesia hable de las obras de misericordia (dar de comer al hambriento, de beber al sediento).
  • Les molesta también que la caridad cristiana elude el concepto de “igualdad de género” que confunde igualdad con perdida de identidad, y en cambio hable de ayuda a la maternidad, palabra prohibida.
  • O si se incluye entre las denuncias sociales la educación relativista y la des-estructuración familiar propiciada por una legislación anti-familia.
  • O si decimos que la fuente y la inspiración de la verdadera caridad es Jesús-Eucaristía, que dio su vida para el perdón de nuestros pecados.
  • O que, como dice el Papa Francisco, la Iglesia no es una ONG, con el toda la admiración de las ONG´s, muchas de ellas amparadas por la Iglesia.

Me contó un misionero que una vez un joven africano recién convertido, le preguntó que donde se alojaba cuando volvía a España. El le contestó que depende: cuando iba a su pueblo, en casa de sus padres; cuando iba a una ciudad en la que había una comunidad de su congregación religiosa, en esa comunidad; y cuando tenía que ir a otro sitio, buscaba un hostal baratito. Y aquel joven le preguntó: ¿Y en esos otros sitios, no hay cristianos? Le resultaba imposible entender que quienes compartimos la eucaristía no estemos dispuestos a compartir todo lo que somos y tenemos. ¿Ingenuo? No, coherente. Ese joven si que había entendido, libre de todo prejuicio ideológico, que eucaristía y caridad son inseparables. ¡Pidámosle hoy al Señor, solemnidad del Corpus Chisti, que nos de la valentía, la sensibilidad y la libertad de toda ideología para entender y vivir la caridad cristiana!

 

HOMILÍA PARA LA SOLMENIDAD DEL CORPUS CHRISTI (CICLO B)