Desde los dos Equipos de la Delegación Episcopal de Catequesis del Arzobispado de Madrid (Equipo de Expertos y Equipo de Coordinadores), os felicitamos a todos, especialmente a los catequistas, en la celebración de la Navidad de este Año del Señor 2019, y lo hacemos recordando unas palabras del Papa Francisco en su carta apostólica Admirabile signum del Santo Padre Francisco sobre el significado y el valor del Belén, precisamente aquellas palabras que nos ayudan más a estar en comunión con el Papa y con el Arzobispo de Madrid, que quieren hacer de la Iglesia universal y de nuestra iglesia particular un hospital de campaña para todos los hombres, heridos de uno u otro modo, y que necesitamos de la ternura del Dios hecho hombre para mostrarnos su misericordia:
Los pobres y los sencillos en el Nacimiento recuerdan que Dios se hace hombre para aquellos que más sienten la necesidad de su amor y piden su cercanía. Jesús, «manso y humilde de corazón» (Mt 11,29), nació pobre, llevó una vida sencilla para enseñarnos a comprender lo esencial y a vivir de ello.
Desde el belén emerge claramente el mensaje de que no podemos dejarnos engañar por la riqueza y por tantas propuestas efímeras de felicidad.
El palacio de Herodes está al fondo, cerrado, sordo al anuncio de alegría.
Al nacer en el pesebre, Dios mismo inicia la única revolución verdadera que da esperanza y dignidad a los desheredados, a los marginados: la revolución del amor, la revolución de la ternura.
Desde el belén, Jesús proclama, con manso poder, la llamada a compartir con los últimos el camino hacia un mundo más humano y fraterno, donde nadie sea excluido ni marginado.