EN EL CURSO ANUAL DE CATEQUESIS DEL ARZOBISPADO DE MADRID DE ESTE AÑO TENDRÁ LUGAR UNA PONENCIA SOBRE LOS EVANGELIOS SINÓPTICOS 

 

 

Tercer Bloque: EL NUEVO TESTAMENTO

10.- La Buena Noticia (Los evangelios sinópticos)

Andrés García Serrano, profesor de la USED

20 de febrero 2020

ABAJO EL RESTO DEL PROGRAMA.

 

 

 

Para irse preparando….

¿CUÁNDO SE ESCRIBIERON LOS EVANGELIOS?

CATHOLIC.NET.- Las fechas en las que se escribieron los Evangelios, tanto los Sinópticos como el Evangelio de San Juan, son fechas aproximadas sobre las que no hay un consenso definitivo. El propósito de los Evangelios no es dar fechas y datos exactos de los acontecimientos que estaban sucediendo o que iban a suceder sino más bien presentar a la Persona del nuestro Señor Jesucristo como el Mesías esperado, el Salvador, el Redentor.

Cada Evangelista escribió pensando en un público particular, pero El Espíritu Santo que los movía a escribir quiso que fuesen para todos los hombres de todos los tiempos.

San Marcos:

Fue el primer Evangelio en ser escrito. La fecha exacta de cuando fue escrito no se tiene con certeza. San Ireneo, uno de los Padres de la Iglesia, en su libro «Contra las Herejías» escribió que el evangelio de San Marcos fue escrito después de la muerte de San Pedro y de San Pablo. San Clemente de Alejandría pensaba que se escribió antes de la muerte de San Pedro, muerte que ocurrió en el año 64 d.c. El capítulo 13:5-17, conocido como el «pequeño Apocalipsis» indica el conocimiento de eventos que llevaron a la guerra de los Judíos contra los Romanos (66-77 d. c.), pero no muestra un claro conocimiento de la caída de Jerusalén en el año 70 d.c. La mayoría de los estudiosos piensan que el evangelio fue escrito poco antes de la caída de Jerusalén y probablemente entre los años 65-75 d.c.

Este evangelio fue escrito para cristianos gentiles; así lo demuestra al traducir vocablos arameos y explicar costumbres Judías. El uso de latinismos y de la alusión a Rufo y Alejandro (15:21) indica que los destinatarios fueron los cristianos gentiles de Roma, siendo así que ese Rufo es probablemente el citado en la Carta a los Romanos 16:13. También se deja entrever que los destinatarios de este evangelio pertenecen a una comunidad amenazada por la persecución, lo cual cuadra con la Roma de los tiempos de Nerón.

San Mateo:

Este evangelio fue escrito después del evangelio de San Marcos y muchos piensan que San Mateo utilizó al evangelio de San Marcos como una fuente. La fecha aproximada es entre 64-110 d.c. Ya este evangelio era conocido por San Ignacio de Antioquia. Pudo haber sido escrito en Palestina. Sus destinatarios son comunidades compuestas por judeocristianos, conocedores de la Escritura, la cual es citada en unos 130 versículos, y que siguen respetando la Ley («no penséis que he venido a abolir la Ley y los Profetas» Mt 5:17). Sin embargo, son unas comunidades que se abren a los paganos y que se encuentran ya en tensión con el judaísmo surgido en Yamnia después de la destrucción de Jerusalén.

Ante las comunidades perseguidas, Mt. presenta a Jesús como el que ha llevado a cumplimiento todas las expectativas del A.T. Los cristianos ya han sido expulsados de las sinagogas y son duros los ataques contra los fariseos puestos en boca de Jesús (Mt. 23).

San Lucas:

El mismo evangelista nos dice en el prólogo de su Evangelio (Lc 1:1-4) que utilizó otras fuentes para escribirlo. Muchos estudiosos hoy en día están de acuerdo en que este Evangelio depende del Evangelio de San Marcos. Los eventos le fueron transmitidos por testigos oculares de los mismos.

Si precisamos la fecha de San Marcos entre el año 65-75 d.c., entonces el Evangelio de San Lucas debe ser escrito algún tiempo después. El tiempo más probable es 80-85 d.c. Vemos también que San Lucas en el capítulo 21:5-38 conoce que Jerusalén ha sido destruida, así que escribió después del año 70 d.c.. Además ni el Evangelio de San Lucas ni el libro de los Hechos hacen mención de la persecución de los Cristianos en la última parte del reinado de Domiciano (81-96 d.c.) Por éstos datos también apoyan que este Evangelio fue escrito entre los años 80-85 d.c. Los comentadores bíblicos, tanto antiguos como modernos, no pueden ponerse de acuerdo en cuanto al lugar en que se escribió. Se sugieren Acaya, Roma y Asia Menor.

Parece que le escribe a una audiencia de origen gentil. San Lucas no relata las preocupaciones Judías de sus fuentes (San Marcos) y ajusta las tradiciones palestinas a la realidad de los gentiles helenos. Es muy posible que San Lucas esté escribiendo para los Cristianos víctimas de la persecución judía durante los comienzos de la reforma de Yamnia. Sin embargo la audiencia predominante de San Lucas son los Cristianos-gentiles.

San Juan

Hasta hace poco tiempo, se proponía una fecha tardía para este Evangelio, aproximadamente entre los años 140-170 d.c. (Siglo II). El argumento que se utilizaba más para apoyar esta fecha era el alto desarrollo de su teología. San Juan representa una síntesis Cristológica muy elevada, mucho más allá de la de los tres Evangelios Sinópticos o aún de San Pablo. Sin embargo, el argumento más convincente en contra de esta fecha tan tardía fue el descubrimiento del papiro llamado Rylands (en honor a quien lo descubrió). Este es un fragmento de un código Egipcio que contenía porciones del Evangelio de San Juan 18: 31-33 y 18:37-38. Algunos dicen que este papiro es del año 135 d.c. Y si esto es así, un tiempo considerable tuvo que haber transcurrido para que el Evangelio de San Juan fuera copiado y circulado antes de que llegara a Egipto. Este Evangelio fue escrito probablemente durante los últimos diez años del primer siglo de la era Cristiana, posiblemente e el 95-100 d.c. San Juan escribió para personas conocedoras de la cultura judía y al mismo tiempo en contacto con el pensamiento griego; además se les pone en guardia frente al gnosticismo. Se trata de una comunidad cristiana, probablemente la de Éfeso, que se encuentra amenazada en su fe.

En cuanto a la estancia del Apóstol San Juan en Efeso y en la isla de Patmos, la tradición nos dice que vivió un tiempo en Jerusalén y pasó sus últimos años en Éfeso. Se dice que hacia el año 95 d.c. San Juan fue desterrado a la isla de Patmos durante la persecución de Domiciano. Esta isla queda a unos 100 Km de Éfeso. Más tarde durante el reinado de Nerva, hacia el año 96 d.c., le fue permitido regresar a Éfeso y vivió hasta el reinado de Trajano en el 98 d.c. La fecha exacta de su muerte no se conoce; se sabe que fue el último de los Apóstoles en morir y con él, como nos lo enseña la Iglesia, terminó la Revelación Pública.

PROGRAMA COMPLETO DEL CURSO:

Ponencia Inaugural:

1.- La Palabra de Dios en una Iglesia misionera

Monseñor Jesús Vidal, obispo auxiliar de Madrid (7 noviembre 2019)

Primer Bloque: PALABRA DE DIOS: SAGRADA ESCRITURA Y TRADICIÓN

2.- La divina revelación

Luis Sánchez Navarro, coordinador del Bienio de Teología Bíblica de la UESD (jueves 14 noviembre 2019)

3.- Lectura católica y ecuménica de la Biblia

Carmen Márquez Beunza, profesora de teología la Universidad Pontifica de Comillas (jueves 21 noviembre 2019)

Segundo Bloque: EL ANTIGUO TESTAMENTO

4.- Los orígenes (El Pentateuco y los libros históricos)

Dr. Agustín Giménez González, profesor de teología Bíblica de la USED (9 de enero de 2020)

5.- El clamor de Dios (Los libros proféticos)

Marta García Fernández, profesora de Teología Bíblica en la UP Comillas (16 de enero de 2020)

6.- Creación y ciencia

José Antúnez Cid. Profesor en la Facultad de Filosofía de la Universidad Eclesiástica San Dámaso.  (23 de enero de 2020)

7.- La oración del Pueblo elegido (los salmos)

Francisco Pérez Sánchez. Licenciado en Teología Bíblica. Coordinador de Catequesis de la Vicaría VI. Párroco de Ascensión del Señor (30 de enero de 2020)

8.- La sabiduría de Dios (Los libros sapienciales)

Hermes Moreno. Profesor del Instituto de Teología Lumen Gentium de Granada (6 de Febrero de 2020)

Tercer Bloque: EL NUEVO TESTAMENTO

9.- “Más yo os digo” (Del Antiguo al Nuevo Testamento)

Ianire Angulo, profesora de teología bíblica en el Instituto de Teología de Vida Religiosa (13 de febrero de 2020)

10.- La Buena Noticia (Los evangelios sinópticos)

Andrés García Serrano, profesor de la USED (20 de febrero 2020)

11.- La Palabra se hizo carne (El Evangelio de Juan, sus cartas, y el Apocalipsis)

Carmen Picó, Licenciada en Teología y doctoranda por la Universidad Pontificia Comillas (27 de febrero de 2020)

12.- El tiempo de la Iglesia (Corpus Paulino, Hechos de los Apóstoles y Carta a los Hebreos).

Pedro Ignacio Fraile Yécora. Doctor en Teología Bíblica. Director del Centro de Estudios Teológicos de Aragón. (12 de marzo de 2020)

 Cuarto Bloque: PALABRA DE DIOS Y CATEQUESIS

13.- La Palabra de Dios y el método catequético “Godly play”.

José Andrés Sánchez Hermano de La Salle. Profesor del Instituto Superior de Ciencias Religiosas y Catequéticas San Pío X y del Área de Ciencias de la Religión del Centro Universitario La Salle (26 de marzo de 2020).

14.- La Palabra de Dios en la pastoral (la apuesta por la lecttio divina)

Lorenzo de Santos, profesor del Instituto Superior de Pastoral de la Universidad Pontifica de Salamanca (2 de abril de 2020)

15.- La liturgia de la Palabra en el Año Litúrgico

Daniel Escobar, delegado episcopal de liturgia y profesor en la UESD (23 de abril de 2020)

16.- La primacía de la Palabra en una catequesis litúrgica para niños y jóvenes

Manuel María Bru Alonso. Delegado Episcopal de Catequesis y profesor en la UESD (30 de abril de  2020)

17.- Ponencia de clausura: La Palabra de Dios en una catequesis con corazón

Cardenal Carlos Osoro. Arzobispo de Madrid (7 de mayo de 2020)

La Palabra de Dios debería de ser para  los discípulos de Cristo como el vestido o el calzado que nos ponemos cada mañana: no deberíamos salir de casa ningún día sin revestirnos de la Palabra. la tienes en tu mente, en tu corazón, en tus labios y en tus manos: La Palabra la tienes en la mente, si a base de leerla y meditarla, la has hecho mente de Cristo en tu mente, pues del mismo modo como el cuerpo de Cristo está entero en cada forma que comulgamos, toda la Palabra de Dios, que es Cristo mismo, está en cada Palabra de la Escritura, está Cristo, que ilumina, que impulsa, que acierta. La Palabra la tienes en tu corazón, si la gustas y re-gustas, si la llegas a amar con locura… si la abrazas porque sabes que ella es para ti, de verdad, “palabra de Dios”. Y la Palabra la tienes en tus labios y en tus manos: para dar testimonio de ella con tu propia palabra pero, sobre todo, con los actos cotidianos. Porque la Palabra no es totalmente Palabra de Dios sin hacerse vida, para que como el rocío que empapa la tierra o el sol que la cubre, de fruto. MANUEL MARÍA BRU. Predicación y vida. CCS. Madrid, 2018, pp.72-73.