Últimos días del Papa en Colombia: ofrecemos un breve resumen de prensa:

El Papa pide que se ponga fin a la violencia en Venezuela

Larazon.es

Concluyó ayer su viaje a Colombia en el que insistió en la reconciliación

Álvaro de Juana.  @AlvarodeJuana_ Cartagena (Colombia).

El último día de la visita del Papa Francisco a Colombia fue el más político de todos. En la misa que celebró a última hora de la tarde en Cartagena de Indias, y con la que dio concluido este viaje apostólico, Francisco abogó por continuar con el proceso de paz con diálogo y encuentro y criticó duramente la prostitución, la trata de personas y el narcotráfico.

Mientras paseaba por las calles de Cartagena en el Papamóvil se golpeó con el cristal del coche. Sin embargo, Bergoglio continuó con una sonrisa, como si nada hubiese ocurrido y prosiguió hacia la casa de San Pedro Claver, un santo español muy popular y querido también por el Papa. Fue en la misa donde Francisco dejó la hoja de ruta que le gustaría que siguiera Colombia en el nuevo camino hacia la paz que se ha abierto gracias al acuerdo con las FARC, el cese de fuego bilateral con el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y la intención de someterse a la ley de la banda de narcotráfico más importante de Colombia, el Clan del Golfo.

«En estos días escuché muchos testimonios de quienes han salido al encuentro de personas que les habían dañado. Heridas terribles que pude contemplar en sus propios cuerpos; pérdidas irreparables que todavía se siguen llorando», indicó.

Francisco señaló que a pesar de que durante años se ha buscado la paz en el país, «no ha sido suficiente que dos partes se acercaran, dialogaran; ha sido necesario que se incorporaran muchos más actores a este diálogo reparador de los pecados».

En su opinión, las «heridas hondas de la historia precisan necesariamente de instancias donde se haga justicia, se dé posibilidad a las víctimas de conocer la verdad, el daño sea convenientemente reparado y haya acciones claras para evitar que se repitan esos crímenes».

Francisco abogó por un «cambio cultural» que comience por el propio pueblo y que, responda a «la cultura de la vida, del encuentro».

Además, el Papa criticó duramente el drama «lacerante» de la droga, la explotación laboral, el blanqueo de dinero, la especulación financiera, la prostitución, la trata de personas, los abusos a menores y la esclavitud. Al concluir, llamó a la acción de los fieles para lograr esta realidad porque «no es posible convivir en paz sin hacer nada con aquello que corrompe la vida y atenta contra ella».

No dejó pasar la ocasión de recordar a la «amada» Venezuela y la dramática situación que viven el país y pidió que se rechace todo tipo de violencia en la vida política. Tras el Ángelus, Francisco dijo que reza «por cada uno de los países de Latinoamérica y de manera especial por la vecina Venezuela».
«Expreso mi cercanía a cada uno de los hijos e hijas de esa amada nación, como también a los que han encontrado en esta tierra colombiana un lugar de acogida», agregó.

 

El Papa sufre un ligero golpe en la cara al intentar saludar a un niño en Cartagena

Larzon.es

 

El pontífice se golpeó con el cristal del vehículo y una gota de sangre le manchó la esclavina

L.R.R.

El Papa Francisco sufrió hoy un pequeño golpe en la ceja y el pómulo izquierdo al intentar saludar a un niño durante el recorrido en el papamóvil por el barrio cartagenero de San Francisco.

El pontífice se golpeó con el cristal del vehículo y una gota de sangre le manchó la esclavina.

El comandante de la Gendarmería Vaticana, Doménico Giani, le hizo una cura y Francisco siguió con sus actividades en Cartagena de Indias.

«El Papa está bien, se golpeó con el cristal del papamóvil, tiene un golpe encima de la ceja y en el pómulo y se le ha aplicado hielo», dijo el portavoz vaticano, Greg Burke.

Después de la cura y de saludar a algunos fieles, Francisco abordó de nuevo el papamóvil para dirigirse a la iglesia de san Pedro Claver, en el centro histórico de Cartagena, donde orará ante las reliquias del jesuita español del siglo XVII y rezará el Ángelus.

 

Francisco ha bendecido dos obras sociales de la arquidiócesis de Cartagena

10 de septiembre de 2017. 19:09hL.R.R.

El Papa Francisco llamó a trabajar para dar dignidad a todos los excluidos marginados por la sociedad, los inmigrantes y los que sufren violencia y trata de personas, durante su mensaje antes del rezo del Ángelus en Cartagena, última etapa de su viaje a Colombia.

Tras visitar el santuario san Pedro Claver, el jesuita español conocido por su defensa de los esclavos africanos que llegaban al Nuevo Continente, Francisco celebró el Ángelus en la plaza que lleva el nombre del santo.

«Todavía hoy, en Colombia y en el mundo, millones de personas son vendidas como esclavos, o bien mendigan un poco de humanidad, un momento de ternura, se hacen a la mar o emprenden el camino porque lo han perdido todo, empezando por su dignidad y por sus propios derechos», dijo.

Y entonces llamó a «trabajar por la dignidad de todos nuestros hermanos, en especial por los pobres y descartados de la sociedad, por aquellos que son abandonados, por los emigrantes, por los que sufren la violencia y la trata».

«Todos ellos tienen su dignidad y son imagen viva de Dios. Todos hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios, y a todos nosotros, la Virgen nos sostiene en sus brazos como a hijos queridos», agregó.

El Papa argentino eligió visitar en Cartagena dos lugares simbólicos de la desigualdad social existente en Colombia, la barriada marginada de San Francisco y la casa del santo.

En su discurso tras visitar la casa de San Pedro Claver y rezar ante sus restos, Francico contó la historia del lienzo con la imagen de Nuestra Señora de Chiquinquirá, la patrona de Colombia» para compararlo con las historias de marginación.

«Durante un periodo largo de tiempo esta imagen estuvo abandonada, perdió el color y estaba rota y agujereada. Era tratada como un trozo de saco viejo, usándola sin ningún respeto hasta que acabaron desechándola», explicó

Fue entonces cuando, continuó el pontífice, «una mujer sencilla, la primera devota de la Virgen de Chiquinquirá que, según la tradición, se llamaba María Ramos, vio en esa tela algo diferente. Tuvo el valor y la fe de colocar esa imagen borrosa y rajada en un lugar destacado, devolviéndole su dignidad perdida».

«Supo encontrar y honrar a María, que sostenía a su Hijo en sus brazos, precisamente en lo que para los demás era despreciable e inútil», destacó.

Francisco uso este ejemplo para elogiar a quienes «de diversas maneras, buscan recuperar la dignidad del hermano caído por el dolor de las heridas de la vida, de aquellos que no se conforman y trabajan por construirles una habitación digna, por atender sus necesidades perentorias».

Recordó que Isabel, una mujer indígena, y a su hijo Miguel, «les dio la capacidad de ser los primeros en ver transformada y renovada esa tela de la Virgen» porque «son los pobres, los humildes, los que contemplan la presencia de Dios, a quienes se revela el misterio del amor de Dios con mayor nitidez».

Sobre Pedro Claver explicó que el jesuita se hizo llamar «esclavo de los negros para siempre» y que esperaba las naves que llegaban desde África al principal mercado de esclavos del Nuevo Mundo.

«Muchas veces los atendía solamente con gestos evangelizadores, por la imposibilidad de comunicarse, por la diversidad de los idiomas. Sin embargo, Pedro Claver sabía que el lenguaje de la caridad y de la misericordia era comprendido por todos», explicó.

«Incluso cuando repugnaban, porque pobrecitos venían en un estado terrible, él les besaba las llagas», agregó.

San Pedro Claver «ha testimoniado en modo formidable la responsabilidad y el interés que cada uno de nosotros debe tener por sus hermanos»

Y por ello, recordó Francisco, «debió enfrentar duras críticas y una pertinaz oposición por parte de quienes temían que su ministerio socavase el lucrativo comercio de los esclavos».

El Papa Francisco llegó a Cartagena, en medio de música, cantos y la alegría propia del Caribe colombiano, en lo que será última escala de su visita a Colombia.

En cuanto el avión de Avianca que lo transporta aterrizó en el aeropuerto Internacional Rafael Núñez, la multitud empezó a gritar «Te queremos Papa, te queremos», mientras una banda folclórica interpretaba canciones dedicadas al pontífice.

Al bajar del avión, Francisco apareció sonriente y, al saludar al arzobispo de Cartagena, Jorge Enrique Jiménez Carvajal, le dio un afectuoso abrazo.

También formaron parte del comité de bienvenida el gobernador del departamento de Bolívar, Dumek Turbay; el alcalde encargado de Cartagena, Sergio Londoño Zurek, y varias autoridades militares.

Niños vestidos con traje típicos le regalaron al Papa un sombrero vueltiao, símbolo de la cultura colombiana, que de inmediato se puso.

Antes de subirse al vehículo en el que recorrerá 3,5 kilómetros hasta la Plaza San Francisco, en pleno centro histórico de la ciudad caribeña, el sumo pontífice asistió a una coreografía preparada por 300 jóvenes e inspirada en la dignidad de las personas y en la cultura local.

Al finalizar la presentación, la cantante del grupo se acercó al pontífice, se arrodilló ante él y le abrazó entre lágrimas.

Calurosa despedida en Bogotá

Una multitud tomó las calles de Bogotá para despedir al Papa Francisco, que abordó el Papamóvil en la puerta de la Nunciatura Apostólica en dirección a la base militar de Catam, donde tomó un avión a Cartagena.

Este último recorrido en el Papamóvil no estaba previsto, pero ayer el Papa decidió que lo haría para agradecer la calurosa acogida que le han brindado los colombianos desde que llegó al país, el pasado miércoles.

Ya subido en el Papamóvil, el pontífice bendijo a miles de miles de fieles de todas las edades, abrazó y besó niños e incluso una mujer enferma, con gorro y mascarilla, logró subir al vehículo y recibir el abrazo y la bendición del pontífice.

Los bogotanos respondieron con creces al gesto y madrugaron para formar un verdadero río humano a lo largo de los quince kilómetros que separan la Nunciatura de la base aérea, anexa al aeropuerto internacional El Dorado de Bogotá.

La multitud parece ser incluso mayor que la que el pasado miércoles cuando, según las autoridades, más de un millón de personas salieron a las calles para ver a Francisco en su llegada a Colombia.

Durante todo el recorrido de hoy, en una mañana soleada, la emocionada multitud gritaba «Francisco, Francisco» al tiempo que agitaba pañuelos blancos y banderas de Colombia y del Vaticano para demostrar su afecto al pontífice.

«Siento que valió la pena para mí y las demás personas que estaban ahí esperar el tiempo que fuera necesario por una mirada de él, porque es un hombre muy lleno de Dios, que inspira mucha esperanza», dijo a Efe Martha Ortega, una mujer que se mostraba satisfecha porque logró verlo «por un segundo».

La Policía desplegó miles de agentes a pie y en motocicletas para mantener el orden en el camino y evitar incidentes como los ocurridos en los días previos en Bogotá, Villavicencio y Medellín, cuando algunos espontáneos se atravesaron al paso del Papamóvil para tratar de tocar al obispo de Roma.

Pese al despliegue policial, en algunos puntos de la Avenida El Dorado la gente era tan numerosa que se formó un embudo que obligó a la caravana a aminorar la velocidad.

La gente no escatimó esfuerzos para ver al sonriente Francisco y mientras unos copaban los viaductos y puentes peatonales, otros se encaramaban en los árboles para tener el mejor ángulo de visión

 

 

El Papa: «Ver sufrir a los niños hace mal al alma»

La Razón 10-9-17

Francisco visitó en Medellín un centro que acoge a 1.200 huérfanos. Tras un encuentro destacó que «la renovación de la Iglesia no nos debe dar miedo»

Álvaro de Juana.  Medellín (Colombia).

Colombia se ha propuesto pasar a la historia como uno de los países que más se volcó en la visita de Francisco a un país. En Bogotá, la misa que presidió reunió a más de un millón de personas, en Villavicencio a unas quinientas mil y Medellín igualó a la capital.

No en vano, esta última es considerada la capital católica de Colombia, donde se da un mayor número de vocaciones y la salud de la Iglesia es muy buena. Francisco comenzó el día con una misa en el aeropuerto Enrique Olaya Herrera, y por la tarde celebró un encuentro con los religiosos, seminaristas, consagrados y familias en el estadio La Macarena. Antes, visitó el Hogar San José, que acoge a unos 1.200 niños huérfanos y que se ha convertido en uno de los centros de asistencia social más importantes del país.

Ya desde la noche del viernes, miles de personas se agolparon en los alrededores del aeropuerto a la espera de que abrieran las puertas de acceso. Soportaron hasta primera ahora una intensa lluvia, lo que convirtió la zona en un auténtico barrizal.

«Es un regalo que venga el Papa», contó a LA RAZÓN María Isabel, de Medellín. María Rosa, por su parte tiene 71 años y es de Táchira, Venezuela. «He venido yo sola desde mi país para ver al Papa», afirmaba con una sonrisa.

Francisco no pudo llegar en helicóptero como estaba previsto al aeropuerto a causa del mal tiempo, por lo que se vio obligado a hacer el trayecto desde la base aérea de Rionegro, tras llegar procedente de Bogotá, en coche. En la homilía, invitó a todos los fieles a «ir a lo esencial» y a no «aferremos a cierto estilo, a ciertas prácticas que nos acercan más al modo de ser de algunos fariseos de entonces que al de Jesús».

Francisco explicó que el «discipulado», es decir, seguir a Jesús, «no es algo estático», sino «un continuo movimiento hacia Cristo». Directo como de costumbre, afirmó que «la renovación no nos debe dar miedo» y puso de ejemplo a la propia Iglesia, que «está siempre en renovación». «En Colombia hay muchas situaciones que reclaman de los discípulos el estilo de vida de Jesús, particularmente el amor convertido en hechos de no violencia, de reconciliación y de paz», sostuvo. Francisco lanzó una enérgica llamada a la evangelización, puesto que «también hoy a nosotros se nos pide crecer en arrojo, en un coraje evangélico que brota de saber que son muchos los que tienen hambre, hambre de Dios, hambre de dignidad, porque han sido despojados».

Emotiva fue la visita de Bergoglio al Hogar San José, donde un gran mural con el rostro de Francisco reflejó lo que significa el Pontífice para todos ellos. «Ver sufrir a los niños hace mal al alma porque los niños son los predilectos de Jesús. No podemos aceptar que se les maltrate, que se les impida el derecho a vivir su niñez con serenidad y alegría, que se les niegue un futuro de esperanza», aseguró el Papa a los niños y al personal de esta residencia.