Promovido por la Conferencia Episcopal Española, en varias diócesis españolas se están impartiendo cursos de homilética para sacerdotes y diáconos, en los que se recoge la propuesta de renovación de la homilética hecha por el Papa Francisco en su exhortación apostólica Evangelii Gaudium.

El Delegado Episcopal de Catequesis, Manuel Maria Bru, impartió un curso el viernes 17 de enero en Javea, para sacerdotes de la Diócesis de Valencia.

Ofrecemos a continuación la presentación del mismo en PDF, así como el texto guía de la misma. 

 

PRESENTACIÓN DEL CURSO DE HOMILÉTICA EN PDF:

DIMENSIÓN PASTORAL COMUNICATIVA DE LA HOMILÍA

GUÍA DE LA PRESENTACIÓN:

EL ARTE DE PREDICAR

Manuel María Bru Alonso

Presidente de la Fundación Crónica Blanca

Delegado Episcopal de Catequesis de la Diócesis de Madrid

Siendo seminarista Jorge Mario Bergoglio se atrevió a decirle a su profesor de homilética que las homilías si se leen no pueden ser fruto de un diálogo entre el predicador y el Pueblo de Dios. Gracias a aquel atrevido convencimiento, reprimenda incluida, hoy tenemos un Papa que todos le entienden, y que cuando habla, predicando o no predicando, entra en el salón de casa de cada oyente, porque le habla de corazón a corazón.

A/ 12 IDEAS BÁSICAS SOBRE LA HOMILÍA PARA EMPEZAR

1.- DOS pensamientos bíblicos:

  • FORMA: “Resume tu discurso. Di mucho en pocas palabras” (Eclesiástico 32,8).
  • FONDO: “De la abundancia del corazón habla la boca” (Mateo 12, 34).

2.- DOS pensamientos de San Pablo VI y de San Juan Pablo II:

  • FORMA: La homilía ha de ser “sencilla, clara, directa, acomodada” (Pablo VI. Evangelii Nuntiandi, no 43)
  • FONDO: Ha de tener en cuenta la “llamada que Dios hace oír en una situación histórica determinada “(San Juan Pablo II, Pastores dabo vobis, no 10).

3.- SEIS pensamientos del Papa Francisco en Evangelii Gaudium:

  • FONDO: “La homilía es la piedra de toque para evaluar la cercanía y la capacidad de encuentro de un Pastor con su pueblo”
  • FONDO: “La homilía es expresión del diálogo entre Dios y su pueblo (…) un diálogo es mucho más que la comunicación de una verdad”
  • FORMA: Ha de expresarse en “clave materna”: “transmite ánimo, aliento, fuerza, impulso”.
  • FORMA: La cercanía cordial del predicador se expresan en “la calidez de su tono de voz, la mansedumbre del estilo de sus frases, la alegría de sus gestos”.
  • FORMA: “Debe comunicar belleza, no verdades abstractas y fríos silogismos”.
  • FORMA: “Una buena homilía debe contener una idea, un sentimiento, una imagen”.

4.- TRES IDEAS BÁSICAS DE LA COMUNICACIÓN:

  • “Hablar oscuramente lo sabe hacer cualquiera, con claridad lo hacen muy pocos” (Galileo Galileí, científico)
  • “Frases cortas, separadas por puntos. Dentro de cada frase, la secuencia lógica: sujeto, verbo, predicado” (Azorín, escritor)
  • “Para un comunicador, el principal peligro es la rutina” (Ryszard Kapucinksi, periodista)

B/ EL PAPA FRANCISCO NOS ENSEÑA A PREPARAR LA HOMILÍA

  • Dedicándole tiempo
  • Amar, comprender, personalizar, y contemplar la Palabra de Dios
  • Contemplar al Pueblo de Dios y cuidado con la forma, por caridad

1.- DEDICÁNDOLE TIEMPO:

UN TIEMPO PROLONGADO DE:

  • estudio,
  • oración,
  • Reflexión
  • y creatividad pastoral.

UN TIEMPO PERSONAL Y COMUNITARIO suficientemente prolongado, aunque deba darse menos tiempo a otras tareas también importantes.

Y CON CONFIANZA ACTIVA EN EL ESPIÍRITU SANTO que no es meramente pasiva, sino activa y creativa. Implica ofrecerse como instrumento (cf. Rm 12,1), con todas las propias capacidades, para que puedan ser utilizadas por Dios.

2.- AMANDO LA PALABRA DE DIOS:

  • QUE SIEMPRE NOS TRASCIENDE, estudiándola con sumo cuidado y con un santo temor de manipularla.
  • CON PACIENCIA, abandonar toda ansiedad y darle tiempo, interés y dedicación gratuita.
  • CON PAZ, dejando de lado cualquier preocupación que nos domine para entrar en otro ámbito de serena atención. No vale la pena dedicarse a leer un texto bíblico si uno quiere obtener resultados rápidos, fáciles o inmediatos.
  • CON AMOR. Se trata de amar a Dios que ha querido hablar. A partir de ese amor, uno puede detenerse todo el tiempo que sea necesario, con una actitud de discípulo: “Habla, Señor, que tu siervo escucha” (1 S 3,9).

3.- COMPRENDIENDO LA PALABRA DE DIOS:

  • BUSCANDO EL MENSAJE UNITARIO que estructura el texto. Si no la predicación tampoco tenga unidad ni orden, sino que una suma de diversas ideas desarticuladas que no movilizan.
  • BUSCAR EL EFECTO PRETENDIDO:

Si un texto fue escrito para consolar, no debería ser utilizado para corregir errores;

Si fue escrito para exhortar, no debería ser utilizado para adoctrinar;

Si fue escrito para enseñar algo sobre Dios, no debería ser utilizado para explicar diversas opiniones teológicas;

Si fue escrito para motivar la alabanza o la tarea misionera, no lo utilicemos para informar acerca de las últimas noticias.

  • CONTEXTUALIZAR SIN DEBILITAR: Poner el mensaje en conexión con la enseñanza de toda la Biblia no significa debilitar su acento propio y específico.

4.- PERSONALIZANDO LA PALABRA DE DIOS:

  • DEJÁNDOSE CONMOVER POR ELLA. De esta manera, la predicación consistirá en esa actividad tan intensa y fecunda que es “comunicar a otros lo que uno ha contemplado” (Santo Tomás de Aquino, Summa Theologiae II-II, q. 188, art. 6).
  • CON EL DESEO PROFUNDO DE CRECER en el camino del Evangelio. Lo indispensable es que el predicador tenga la seguridad de que Dios lo ama, de que Jesucristo lo ha salvado, de que su amor tiene siempre la última palabra.
  • DEJÁNDOSE INTERPELAR: Pero si no se detiene a escuchar esa Palabra con apertura sincera, si no deja que toque su propia vida, que le reclame, que lo exhorte, que lo movilice, si no dedica un tiempo para orar con esa Palabra, entonces sí será un falso profeta, un estafador o un charlatán vacío. 

5.- CONTEMPLANDO LA PALABRA DE DIOS:

PREGUNTÁNDOSE:

“Señor, ¿qué me dice a mí este texto?

¿Qué quieres con él cambiar de mi vida?

¿Qué me molesta en este texto?

¿Por qué esto no me interesa?”,

o bien: “¿Qué me agrada?

¿Qué me estimula de esta Palabra?

¿Qué me atrae? ¿Por qué me atrae?“.

SIN CAER EN LA TENTACIÓN DE:

  • Sentirse molesto o abrumado y cerrarse.
  • Pensar lo que el texto dice a otros, evitar aplicárselo a si mismo.
  • Buscar excusas que le permitan diluir el mensaje específico.
  • Pensar que Dios nos exige una decisión demasiado grande, que no estamos todavía en condiciones de tomar.

6.- CONTEMPLANDO AL PUEBLO DE DIOS:

  • CONETCANDO CON LAS SITUACIONES HUMANAS que necesiten la luz de la Palabra. Actitud no oportunista o diplomática, sino profundamente religiosa y pastoral.
  • SINTONIZANDO CON SUS PROBLEMAS, como la alegría de un reencuentro, las desilusiones, el miedo a la soledad, la compasión por el dolor ajeno, la inseguridad ante el futuro, la preocupación por un ser querido, etc.;
  • SIN EXCENTRIDADES NI CRÓNICAS PERIODÍSTICAS: Recordemos que nunca hay que responder preguntas que nadie se hace; tampoco conviene ofrecer crónicas de la actualidad para despertar interés: para eso ya están los programas televisivos.
  • PARA PROVOCAR ACTITUDES CONCRETAS para que la Palabra pueda resonar con fuerza en su invitación a la conversión, la adoración, la fraternidad y el servicio.

7.- CUIDANDO LA FORMA, POR CARIDAD:

  • SABIENDO PRESENTAR EL MENSAJE: Algunos creen que pueden ser buenos predicadores por saber lo que tienen que decir, pero descuidan el cómo, la forma concreta de desarrollar una predicación. Se quejan cuando los demás no los escuchan o no los valoran, pero quizás no se han empeñado en buscar la forma adecuada de presentar el mensaje.
  • POR AMOR A DIOS, entregándonos con todas nuestras capacidades y nuestra creatividad a la misión que Él nos confía.
  • POR AMOR AL PRÓJIMO: También es un ejercicio exquisito de amor al prójimo, porque no queremos ofrecer a los demás algo de escasa calidad.
  • BUSCANDO LOS RECURSOS JUNTOS: ¡Qué bueno que sacerdotes, diáconos y laicos se reúnan periódicamente para encontrar juntos los recursos que hacen más atractiva la predicación!

C/ EL ABC DE LA COMUNICACIÓN

Claves para una buena comunicación:  

  • del emisor:
  • evitar los ruidos cognitivos a base de precisión: “Hay en todo momento una palabra, la palabra precisa, ésta y no otra”, decía Azorín,
  • y los ruidos emocionales a base de empatía.
  • del mensaje
  • Claro, conciso, inmediato, directo: mensaje nítido (sin circunloquios, sin ironías, sin frases de doble sentido)
  • De fácil codificación y decodificación: mensaje comprensible (para todos los públicos)
  • Selección sensible de los elementos lingüísticos: mensaje aceptable (si es provocador, que no sea ni impositivo, ni moralizante, ni agresivo)
  • de la transmisión
  • Máxima reducción de “ruidos” técnicos y psicosociales: transmisión limpia y entorno favorable (clima de atención, fenómeno del “atasco de ideas”)
  • Adaptación del mensaje a los diversas técnicas y soportes: transmisión canalizada (la dichosa megafonía)
  • Máxima capacidad de transmisión cognitivo-emotiva: transmisión multi-sensorial (en la comunicación oral usamos muchos códigos: los gestos; la luz, el ritmo, el tono de voz, y sólo por último la palabra hablada)
  • Lenguaje inculturado:
    • Lenguaje narrativo: prevalencia de los micro-relatos
    • Lenguaje testimonial: no comunican las grandes reflexiones, comunican los rostros concretos, las situaciones concretas
    • Lenguaje provocativo: no indicativo, no dogmático, sino conectivo (asociación de ideas) y cognitivo-emotivo.
  • Del receptor:
  • Valoración previa del emisor (sin prejuicios personales o institucionales)
  • Valoración previa del mensaje (sin prejuicios ideológicos)
  • Involucrado en el diálogo (tono interactivo del emisor)
  • Capacidad de atención (fenómeno de la “válvula de escape”)

D/ CONSEJOS PRÁCTICOS

  1. CUATRO razones para ser breves

Para hacer una homilía se requieren tres cosas básicas: saber lo que se va a decir, decirlo, y callarse una vez dicho. La homilía no puede ser un espectáculo entretenido, no responde a la lógica de los recursos mediáticos, pero debe darle el fervor y el sentido a la celebración:

  • PORQUE ES UN GÉNERO DE LA ORATORIA PARTICULAR: se trata de una predicación dentro del marco de una celebración litúrgica; por consiguiente, debe ser breve y evitar parecerse a una conferencia o una clase.
  • PORQUE LA CELEBRACIÓN ES MÁS IMPORTANTES QUE EL PREDICADOR: El predicador puede ser capaz de mantener el interés de la gente durante una hora, pero así su palabra se vuelve más importante que la celebración de la fe.
  • POR LA ARMONÍA Y EL RITMO CELEBRATIVO: Si la homilía se prolongara demasiado, afectaría dos características de la celebración litúrgica: la armonía entre sus partes y el ritmo.
  • PORQUE ES UNA PREPARACIÓN A LA EUCARISTÍA: para orientar a la asamblea, y también al predicador, a una comunión con Cristo en la Eucaristía que transforme la vida. Es un medio, no un fin.
  1. TRES coordenadas formales imprescindibles:

1/ SER SINTÉTICOS Y RECURRIR A LAS IMÁGENES:

  • ser sintéticos: a diferencia entre iluminar ideas sueltas e iluminar una síntesis es la misma que hay entre el aburrimiento y el ardor del corazón.
  • recurrir a las imágenes: Llamamos “imagen” en la oratoria a cualquier referencia que despierte la “imaginación” al servicio de la comprensión cognitivo-emocional de la idea. Puede ser un relato, una parábola, una metáfora, una obra de arte visible directamente o fácil de recodar (plástica, musical, literaria, cinematográfica, etc…)

2/ HABLAR CON SENCILLEZ Y CLARIDAD:

  • hablar con sencillez: Frecuentemente los predicadores usan palabras que aprendieron en sus estudios y en determinados ambientes, pero que no son parte del lenguaje común de las personas que los escuchan, palabras de la teología cuyo sentido no es comprensible para la mayoría de los cristianos. Si uno quiere adaptarse al lenguaje de los demás para poder llegar a ellos con la Palabra, tiene que escuchar mucho, necesita compartir la vida de la gente y prestarle una gustosa atención.
  • hablar con claridad: La sencillez y la claridad son dos cosas diferentes. El lenguaje puede ser muy sencillo, pero la prédica puede ser poco clara. Se puede volver incomprensible por el desorden, por su falta de lógica, o porque trata varios temas al mismo tiempo.

3/ HABLAR DESDE LA UNIDAD Y LA POSITIVIDAD DE LAS IDEAS:

  • Hacerse comprender por la unidad: otra tarea necesaria es procurar que la predicación tenga unidad temática, un orden claro y una conexión entre las frases, de manera que las personas puedan seguir fácilmente al predicador y captar la lógica de lo que les dice.
  • Hacerse comprender por la positividad: l lenguaje positivo no dice tanto lo que no hay que hacer sino que propone lo que podemos hacer mejor. En todo caso, si indica algo negativo, siempre intenta mostrar también un valor positivo que atraiga, para no quedarse en la queja, el lamento, la crítica o el remordimiento.
  1. DIEZ consejos muy prácticos sobre los contenidos homiléticos

1/ Recursos si, recetas no:

  • No abusar pero tampoco prescindir de citaciones (cortísimas, sugerentes).
  • Se puede recurrir a las propuestas homiléticas para buscar sugerencias, sintonías, pero nunca hacer nuestro un esquema de otro, que por no ser nuestro, no podemos transmitir.

2/ Propuesta de esquema genérico:

1º/ Escudriñar la Palabra proclamada (idea/sentimiento): Habla la Palabra.

2º/ Proponer la idea básica a contemplar y vivir (idea/sentimiento): Habla el corazón.

3º/ Transmitir un testimonio concreto de la historia o la actualidad eclesial, o personal en consonancia con la Palabra proclamada, como “Palabra de Vida”. La narración es la reina de la comunicación (imagen): habla la vida.

3/ De La Palabra a la vida y de la vida a la Palabra.

4/ En clave testimonial:

  • Mostrar más que demostrar,
  • Ejemplarizar más que teorizar,
  • Promover más que criticar,
  • Entre lo categórico y lo coyuntural, lo anecdótico.

5/ Formar, explicar, distinguir, y razonar, pero nunca meramente instruir.

6/ Provocar inquietudes, pero no sembrar dudas. Para ser convincente hay que estar convencido.

7/ Acercar la actualidad a La Palabra, y La Palabra a la actualidad, sin miedo (dimensión profética).

8/ Sana apología de la fe y de la Iglesia, pero en clave de pastoral proactiva, no reactiva.

9/ Priorizar el itinerario de la pedagogía litúrgica y de sus recursos.

10/ Tres guiños habituales: a los santos, al magisterio, y a la vida de la comunidad.

  1. DOCE consejos muy prácticos de oratoria homilética.

1/ Duración discreta de la homilía: 6-10 minutos. Teniendo en cuenta que las audiencias en radio soportan sólo 3´, y en audiovisual, 6-7´.

2/ Gesticulación (adaptada a la distancia visual), pero natural, sin sobreactuación.

3/ Entonación con variación y contrastes enfáticos.

4/ Vocalización (algunos necesitan técnicas de preparación).

5/ Personalización de la mirada: la audiencia en abstracto no es receptora.

6/ Tono confidencial y provocativo a la vez (confesante, nunca moralizante)

7/ Movimiento y gesticulación: de las manos, de todo el cuerpo, de la cabeza. La comunicación no verbal requiere cierto énfasis para compensar la distancia.

8/ Repetir enfáticamente frases contundentes, “dar titulares”.

9/ Simulación interactiva: diálogo, no monólogo. Es muy útil el recurso pregunta-silencio-respuesta.

10/ Permanente seguimiento de la captación: detectar las “perdidas de cobertura”.

11/ Nada cristiano se transmite sin humildad, serenidad y alegría expresivas. Tampoco nada se transmite sin ellas, en ningún sentido.

12/ Aconsejo escribirla a modo de esquema, por dos razones: para garantizar la brevedad, y para desarrollar un discurso elaborado. Hay dos maneras de “leer sin leer” una homilía: atención al texto de 20 a 40%, o del 60 al 90%, según el contexto celebrativo. Nunca leer a modo conferencia.

 

EJEMPLOS AUDIOVISUALES (ritmo, énfasis, imagen…):

  • De la película “La duda”: 

  • Papa Francisco en Santa Marta: “Dios te espera siempre”: 

  • Y para reírnos un poco, y para que nadie se duerma en las homilías