Título: Ecumenismo

Autor: Pablo Blanco Sarto

Editorial San Pablo

Destacamos este mes el libro de Pablo Blanco Sarto, experto en Teología dogmática y en la figura y el pensamiento de Benedicto XVI, formado también en Teología ecuménica en la Ludwig-Maximilians Universität de Múnich. En un momento en que se acaban de cumplir los 25 años de las encíclicas ecuménicas de Juan Pablo II y estamos a punto de celebrar el LX aniversario del decreto sobre ecumenismo del Vaticano II, el profesor de la Universidad de Navarra quiere hacer balance de todo lo que se ha hecho desde las Iglesias y las Comunidades de perfil cristiano para estrechar lazos de unión.

Han sido muchos los logros, pero hay que seguir buscando la comunión en la colaboración y la cooperación social, el diálogo teológico, la oración y la conversión, que son los verdaderos motores del diálogo ecuménico. El libro se divide en tres partes: en la primera se estudian las Iglesias orientales y ortodoxas, en la segunda, se detiene en la relación con las diversas Iglesias de la Reforma protestante (luterana, calvinista, anglicana, metodista, baptista, evangélica, adventista, pentecostal…), y en la tercera parte analiza los tres últimos pontificados –Juan Pablo II, Benedicto XVI y el papa Francisco– en relación con el ecumenismo.

«El ecumenismo del papa Francisco es el resultado de una conversión espiritual e intelectual. Una conversión de la típica eclesiología “exclusivista” del pasado a un reconocimiento de que Dios actúa a través de todas las Comunidades de bautizados, tal como recuerda el Vaticano II. Francisco goza en esto de la confianza de los partidarios del ecumenismo (…).

            De la hermenéutica de la sospecha pasamos a una dinámica del encuentro. Estas palabras van acompañadas de importantes gestos, como regalar las reliquias de san Andrés y san Pedro a Constantinopla, gesto que podría ser considerado como profético. El ecumenismo de Francisco consiste en “caminar, rezar, trabajar juntos”, dar testimonio de la fe, evangelizar, servir con caridad, siempre con iniciativas y obras prácticas y tangibles. Por lo tanto, Francisco concede una importancia vital a experimentar la hermandad y “hacer juntos” todo lo que podamos hacer juntos. Es el “ecumenismo de las manos”. No busca la uniformidad, y mucho menos el dominio. Rechaza la idea de que haya una sola forma de pensar y hacer. Su objetivo es la “diversidad reconciliada”, forjada por la “intrusión” del Espíritu que inspira acciones de amor y solidaridad. Para Francisco, la reflexión teológica es parte esencial de este caminar juntos, pero la praxis debe preceder y preparar las condiciones para el acuerdo doctrinal. Para él, la acción ecuménica debe estar enraizada en lo que es ahora, en lo real, en las realidades imperfectas que tenemos que afrontar».